Axel
El sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla era lo único que rompía el silencio mientras me encontraba en una de las terrazas de la casa de playa de mi familia. El aire estaba cargado de tensión. A lo lejos, los primeros invitados comenzaban a llegar. La boda falsa, el gran día en el que todo nuestro plan se pondría en marcha, estaba a punto de comenzar.
Miré hacia abajo, observando a los asistentes que ya se acomodaban en los asientos dispuestos en el jardín frente a la playa. Mi familia y la de Alice estaban allí, perfectamente ignorantes de lo que estaba por suceder. No era la boda que todos esperaban, ni la que Alice había estado presumiendo en los últimos días. Esto sería el inicio de su caída, y el fin del control de mi padre sobre mi vida.
Sentí pasos detrás de mí y, al girarme, encontré a Dave, vestido con un traje impecable, aunque su mirada tenía ese brillo cómplice que ambos compartíamos desde que comenzamos a trazar este plan.
—¿Todo listo? —preguntó, inclinándose sobre la barandilla a mi lado.
Asentí, respirando profundamente para calmar los nervios.
—El juez ya está en su posición. Los documentos falsos están preparados. Todo saldrá como lo planeamos.
Dave sonrió levemente, aunque sabía que él también estaba tan tenso como yo. Había mucho en juego, no solo para mí, sino también para él. Destruir a Alice y su familia significaba liberar tanto a mi familia como a la suya del veneno que representaban. Pero además, su propio destino también estaba en juego.
—La familia de Alice ya está aquí —continuó Dave, echando un vistazo a los invitados—. Trajeron a algunos amigos más, pero todo bajo control. Es una boda privada, como lo quería tu padre. Solo los familiares cercanos.
—Perfecto —respondí, aunque en realidad nada de esto me parecía perfecto. La situación, el teatro que estábamos montando... era necesario, pero no me gustaba. Aun así, era la única manera de acabar con esto de una vez por todas.
La idea de una boda real con Alice era nauseabunda, pero no me importaba fingirlo por unas horas si eso significaba poder cerrar este capítulo y finalmente vivir en paz con Ámbar. Pensar en ella me devolvía algo de calma en medio del caos. Sabía que todo esto lo estaba haciendo por nosotros, por la vida que habíamos construido y por la promesa de una libertad que no habíamos tenido en mucho tiempo.
—Ámbar estará bien, ¿verdad? —pregunté, aunque ya conocía la respuesta.
Dave me miró, más serio esta vez.
—Por supuesto. Se quedará en el departamento hasta que todo termine. Nadie sospecha nada, Axel. Para todos los presentes, eres solo un hombre resignado a casarse por los intereses de su familia.
Resignado. Nada más lejos de la realidad. Lo que sentía era odio hacia Alice, su familia, y en cierta medida, hacia mi propio padre por haberme metido en esta situación. Pero no podía mostrar eso ahora.
—Vamos a seguir con el plan —dije, ajustando mi chaqueta. Sentí cómo la rabia y la determinación se fusionaban dentro de mí, dándome la fuerza para continuar con todo este teatro—. Hoy es el día en que todo cambia.
Mientras nos dirigíamos hacia el área de la ceremonia, los invitados ya estaban acomodados en sus lugares. Mi padre estaba al frente, observándome con una mezcla de orgullo y expectativa. El viejo creía que estaba ganando, que al final había logrado lo que siempre quiso: unir a nuestra familia con la de Alice para consolidar su poder.
Si tan solo supiera lo que estaba por suceder...
Alice llegó poco después, deslumbrante en su vestido blanco, con una sonrisa triunfal en el rostro. Se movía como si ya hubiera ganado, como si todo el mundo le perteneciera. Era la imagen perfecta de la esposa sumisa y trofeo, justo lo que mi padre había querido desde el principio. Pero para mí, no era más que una serpiente.
—Axel —dijo ella cuando se acercó a mí, extendiendo su brazo para que la guiara hacia el altar—. ¿Listo para el gran día?
—Más que listo —respondí con una sonrisa que no llegaba a mis ojos.
Mientras nos acercábamos al altar, el juez falso, amigo de Dave, ya estaba en su posición. Él era la pieza clave del plan. A simple vista, todo parecía perfectamente legal, pero lo que nadie sabía era que la ceremonia sería solo una fachada. Los documentos que firmaríamos no tendrían validez, y Alice se quedaría sin nada al final.
Mi mirada se cruzó con la de Dave, quien estaba de pie junto a los invitados. Ambos sabíamos lo que vendría después de esto. Cuando todo explotara, Alice y su familia no tendrían dónde esconderse.
El juez comenzó la ceremonia, hablando de la importancia del matrimonio y de la unión entre dos familias poderosas. El ambiente era solemne, pero en el fondo todo esto no era más que una farsa. Mis pensamientos volaban hacia el momento en que todo saldría a la luz.
Alice, mientras tanto, estaba radiante, completamente ajena al hecho de que estaba caminando hacia su propia humillación. Su familia, sentada en primera fila, sonreía, saboreando la victoria. Pero lo que no sabían era que esa victoria era solo una ilusión.
—Axel King, ¿aceptas a Alice Williams como tu esposa? —preguntó el juez con una voz solemne.
Miré a Alice, y por un segundo, sentí una punzada de lástima. Pero esa sensación se desvaneció tan rápido como llegó. Sabía lo que ella y su padre habían intentado hacerme, y no podía permitirles salirse con la suya.
—Acepto —dije, manteniendo la farsa hasta el final.
Luego fue el turno de Alice. Ella, por supuesto, dijo “sí” con entusiasmo, completamente segura de que todo esto era real. Pero en cuanto firmáramos esos documentos falsos, su mundo comenzaría a desmoronarse.
Mientras tomaba la pluma para firmar, sabía que estábamos en el punto de no retorno. Alice y su familia no tenían idea de que todo esto era una trampa. Y cuando lo descubrieran, sería demasiado tarde.
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Editado: 05.05.2025