El Precio de tu Perdon

Capitulo 35

Axel

El eco de mis pasos resonaba en el gran salón vacío. Todos los invitados se habían ido ya, dejando atrás una atmósfera de tensión, sorpresa y traición. Alice estaba devastada, su rostro pálido y lleno de lágrimas, y su padre, Robert, había salido furioso de la sala tras la humillación pública que le había causado. Pero ahora, con el lugar en silencio, era hora de que las piezas del rompecabezas finalmente cayeran en su lugar.

Me dirigí hacia mi oficina, donde Dave me esperaba junto a una carpeta gruesa que contenía todos los documentos que habían firmado durante el evento. Las pruebas de la traición de Robert y su familia estaban en esas páginas.

—¿Listo? —preguntó Dave con una media sonrisa—. Está todo aquí. La verdad completa.

Asentí mientras tomaba asiento. Había llegado el momento de enfrentarme a lo que realmente había sucedido, y lo que Alice, quizás ingenuamente, había ignorado. Su padre era mucho más peligroso de lo que jamás hubiera imaginado.

—Es hora de que todos sepan la verdad —dije, encendiendo un cigarrillo para calmar mis nervios mientras me inclinaba sobre la mesa—. Todo comenzó cuando descubrí los negocios sucios de Robert hace semanas, justo antes de que se intensificara la presión por esta boda.

Dave comenzó a desplegar los documentos frente a mí, mientras yo retrocedía en mis pensamientos, recordando cómo todo había empezado.

Robert Parker no era solo el típico empresario adinerado que aparentaba ser. Su fachada de respetabilidad escondía un oscuro mundo de negocios ilícitos, especialmente en el tráfico de armas ilegales. Lo descubrí por accidente, revisando unos correos electrónicos interceptados que llegaron a través de una fuente en la policía federal. Pero lo que me impactó no fue solo que estaba traficando armas, sino que había estado involucrado con uno de los carteles más peligrosos de Europa del Este.

—Él necesitaba dinero —continuó Dave, con una voz baja pero tensa—. Y rápido. Robert arruinó un envío clave de armas y no solo perdió millones, sino que los socios con los que trabaja no son precisamente gente que perdona errores.

La imagen era clara ahora. Robert había estado desesperado. Tenía una deuda inmensa con esos mafiosos, y su única forma de sobrevivir era usando a su propia hija como una herramienta para infiltrarse en mi familia. Él creía que, casando a Alice conmigo, tendría acceso directo al apellido King y a todas las conexiones que eso conllevaba.

—Su plan era usar la boda para legitimar su posición —añadí, exhalando humo mientras hablaba—. Sabía que con el matrimonio, tendría influencia en la empresa y acceso a nuestros activos. Incluso hizo que firmara documentos bajo la apariencia de permisos para la boda y transferencias simples de patrimonio. Pero esos documentos... —mi voz se endureció—. Esos documentos le otorgaban control total sobre nuestra empresa, sobre los fondos de mi familia. Quería mover los fondos y canalizarlos hacia sus operaciones sucias.

Dave asintió.

—Él sabía que si no podía pagar su deuda a los mafiosos, vendrían por él. O peor aún, por Alice.

El estómago me dio un vuelco al recordar los detalles. Robert no solo estaba desesperado; estaba dispuesto a sacrificar a su propia hija en el proceso. Pero, para Alice, esto no había sido más que un espectáculo, una oportunidad de presumir ante el mundo un apellido poderoso y un marido adinerado.

—Alice era solo una pieza más —dije en voz baja, más para mí que para Dave—. Su padre la había manipulado todo este tiempo, haciéndola creer que la boda era la mejor oportunidad para ella, cuando en realidad solo quería proteger su pellejo.

—Sí, y ella no lo sabía —interrumpió Dave—. Alice pensaba que solo estaba consiguiendo un marido poderoso, pero nunca entendió que su padre estaba presionando para que todo fuera rápido porque su vida dependía de ello. Su familia estaba al borde de la ruina y, si no hacía algo pronto, los mafiosos le habrían cobrado la vida.

Me recosté en la silla, sintiendo cómo el peso de los eventos recientes caía sobre mí como una losa. Todo esto había sido un maldito juego, uno en el que nadie podía ganar excepto aquellos que jugaban sucio.

—Y los documentos que firmamos hoy —continuó Dave—. No solo eran para la boda falsa, sino también para transferir la totalidad de las acciones y el control de la empresa a ti. El padre de Alice pensaba que estaba protegiéndose, pero en realidad le hemos quitado todo su poder. Ahora eres tú quien tiene el control total de los negocios.

Una sonrisa sombría se formó en mis labios. Robert había cavado su propia tumba. Había pensado que estaba manejando las cuerdas, que era el titiritero detrás del escenario. Pero ahora, toda su influencia, todo su control, se había desmoronado frente a él, y ni siquiera lo sabía todavía.

—Esto es solo el comienzo —dije, apagando el cigarrillo con fuerza—. Cuando Robert descubra que no tiene nada, que su plan fracasó, vendrá detrás de nosotros. Pero no tendrá a dónde ir. Los mafiosos ya están al tanto de sus fallos, y ahora sin acceso a nuestra empresa, no podrá pagar su deuda.

Dave me miró fijamente, consciente de lo que eso significaba.

—Vendrán por él —dijo, sin rodeos—. Y no habrá nada que pueda hacer para detenerlos.

Asentí lentamente.

Todo esto había sido por proteger a Ambar y lo que habíamos construido juntos. Había jugado el juego de Robert y lo había superado en su propia estrategia. Pero ahora, el tiempo corría. Sabía que, cuando Robert comprendiera lo que había perdido, sería capaz de cualquier cosa. Pero yo también estaba listo. No iba a dejar que él o su familia destruyeran todo lo que había luchado por proteger.

—Ahora solo nos queda esperar —dije, observando los documentos en mis manos—. Robert ha perdido. Y lo sabe.

El silencio en la oficina era ensordecedor, pero en el fondo, ambos sabíamos que esto era solo el principio de algo mucho más oscuro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.