El Precio de tu Perdon

Capitulo 40

Los meses han pasado volando, y aquí estamos, finalmente en la recta final. Axel se ha recuperado por completo, y cada día que pasa, me doy cuenta de lo afortunada que soy. El doctor me ha explicado todos los cuidados necesarios, y, con la mente tranquila, he estado viviendo en el departamento que compartimos. Sin embargo, hay una sorpresa que Axel ha estado guardando celosamente.

Mientras estoy en la cocina preparando un refrigerio, lo escucho hablar con Dave en la sala. Me detengo un momento, sintiendo una mezcla de curiosidad y emoción.

—No puedo esperar a que Ambar lo descubra —dice Axel con entusiasmo. —He comprado una casa para nosotros.

Mis ojos se agrandan y mi corazón late más rápido. ¿Una casa? No puedo evitar sonreír al imaginarlo.

—Espera a que lo veas —continúa Axel—. He pensado en cada detalle, y estoy seguro de que le encantará. Es el lugar perfecto para nuestra familia.

Dave ríe suavemente, su voz llena de complicidad. —Ambar se merece eso y más, hermano. Después de todo lo que ha pasado, es hora de que ambos tengan su propio espacio.

Me acerco un poco más para escuchar mejor, deseando saber más sobre este nuevo capítulo que Axel ha planeado.

—Ambar está a punto de tener a las gemelas, solo le quedan dos semanas —comenta Axel con un brillo especial en los ojos—. Y ha estado viviendo feliz con ellas y mi madre. Estoy tan agradecido por todo su apoyo.

Siento un calor en mi pecho al escuchar cómo se expresa de mí. A pesar de las dificultades, hemos construido un hogar lleno de amor.

—¿Y tu padre? —pregunta Dave, su tono más serio.

Axel suspira, y puedo sentir la tensión en el aire. —Él... no ha podido acercarse. La vergüenza y la culpa lo están consumiendo. Se fue de viaje de negocios, pero espero que cuando regrese podamos hablar y hacer las paces.

Mi corazón se encoge un poco al pensar en su relación con su padre. Sé cuánto significa para Axel, pero también sé que el pasado es complicado y que la redención lleva tiempo.

—Es parte de tu vida, y lo que importa es lo que hemos construido aquí —responde Dave, siempre tan comprensivo. —No tienes que cargar con ese peso solo.

—Lo sé, y lo agradezco —dice Axel, su voz llena de determinación—. Ambar y las gemelas son mi prioridad ahora.

En ese instante, decido que es el momento perfecto para entrar y compartir en este momento de conexión entre ellos. Con una sonrisa, abro la puerta y me acerco a ellos.

—¿De qué están hablando? —pregunto, sintiendo la calidez de su amor y apoyo.

Axel me mira con ternura, y sé que en su mirada hay un futuro brillante esperándonos.

—De nuestra casa —dice con una sonrisa, mientras yo me acerco a su lado.

—¿Una casa? —exclamo, sintiendo que mi corazón late con más fuerza. —¿Dónde?

Axel me toma de la mano, y puedo ver en sus ojos que está listo para darme todo lo que siempre soñé.

—Te llevaré a verlo pronto —promete, y en su voz hay una seguridad que me llena de alegría.

Mientras nos miramos, me doy cuenta de que, sin importar los desafíos que enfrentemos, hemos encontrado el camino hacia la felicidad juntos.

Las gemelas pronto llegarán, y nuestra vida será un viaje lleno de amor, risas y nuevos comienzos.

Después de una intensa charla con Dave sobre los planes de la oficina, él se levanta, preparándose para irse. Hay un brillo travieso en sus ojos que me hace preguntarme qué está tramando.

—Ambar, antes de que me olvide, tengo una cita con Kate esta noche —dice, mientras se acerca a la puerta.

Mi curiosidad se dispara. —¿Una cita? ¿Desde cuándo?

Dave me sonríe con complicidad. —Descubrimos un secreto que jamás imaginamos, y estamos tratando de llevarlo lo mejor posible. Pero, por ahora, eso es todo lo que puedo decirte.

Frunzo el ceño, intrigada. —¡Vamos, Dave! No puedes dejarme así.

—Pronto te lo contaré, lo prometo —responde, y antes de salir, se detiene y añade—: Cuida de Axel por mí.

Cuando la puerta se cierra tras él, vuelvo a mirar a Axel, que está sentado en la mesa, un aire juguetón en su mirada.

—¿Qué te dijo Dave? —me pregunta, levantando una ceja.

—Que tiene una cita con Kate y que descubrieron un secreto.

Axel se acerca, con una sonrisa en su rostro. —No le pongas atención a otro hombre que no sea yo, ¿de acuerdo?

Me río de su tono celoso, que es más juguetón que serio. —Prometido, pero me intriga lo que han encontrado.

—Olvídalo. Solo piensa en nosotros —dice, inclinándose hacia mí para darme un beso suave y dulce.

Mientras nos perdemos en ese momento, la risa y la felicidad nos rodean, y Axel se levanta, tomándome de la mano.

—Vamos a cenar, mi amor —me dice, guiándome hacia la salida.

La noche está llena de luces y risas mientras caminamos hacia nuestro destino. Nos sentamos en una mesa acogedora, y la química entre nosotros es palpable.

—¿Sabes? He estado pensando en los nombres para nuestras pequeñas —comento mientras miro el menú.

Axel sonríe. —Dime, ¿qué tienes en mente?

—Me encantaría que una de ellas se llamara como tu madre —le digo, con la esperanza de que le agrade la idea.

Su expresión cambia sutilmente, y puedo ver una mezcla de felicidad y melancolía en sus ojos. —Es un bello gesto, pero creo que sería mejor elegir nombres que se relacionen contigo.

—Oh, Axel, eso no es necesario. No tengo recuerdos claros de mi madre. Fue huérfana muy joven, y no la recuerdo mucho. Solo sé que era una mujer maravillosa —le confieso, sintiendo un pequeño vacío en mi pecho.

Axel se inclina hacia mí, su mano envolviendo la mía. —He investigado sobre ella. Sé que fue una persona increíble, y honrarla sería especial, pero quiero que también te sientas conectada con nuestras hijas.

Me muero de amor al escuchar sus palabras. —Entonces, ¿qué te parece si tú eliges un nombre y yo elijo el otro?

Su rostro se ilumina con una sonrisa. —Eso suena perfecto. Pero, ¿qué te parece si le ponemos como tu madre Ambar?




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