El precio del amor

2. Nada que perder

Cuando me encontraba estudiando en la universidad había soñado con un futuro perfecto, idiloco, donde tendría un clóset rebosante  de prendas, las carteras de la última temporada y cada mañana me debatía a la hora de escoger que par de zapatos me pondría para ir a acompañar al famoso de turno al que tendría que ofrecerle mis servicios de traductora.Por supuesto que todas estas pertenencias me las ganaría con mí sudor y lágrimas,  no permitía que ningún hombre me compraste nada , yo misma sería mí  máxima proovedora. Papá me había educado de esa manera, lo habia hecho con las dos. Lamentablemente Sabrina había sacado las ambiciones de mamá quien a esta altura suponia que iba por su quinto esposo multimillonario quien la abastecía de joyas y vestido de marcas prestigiosas.

 Mí hermana había decidido ir por ese camino turbulento,  relacionandose  con gente para sacarle provecho de ellas, como no podia ser de otro modo  no eran precisamente las mejores compañías tampoco y  es al dia de hoy que cuenta abochornada que festejó su cumpleaños numero 18 internada en un centro de rehabilitacion. En un desafortunado giro del destino,  según a los ojos de quién lo mirase,  una vez que le diagnosticaron leucemia se vio obligada  a dejar ese estilo de vida y su residencia paso a ser ese austero y frío cuarto de hospital en el que pasaba semanas y meses y donde la unica visita que podia recibir era  la mía.

Y como si al karma le encantase  refregarme en la cara todo lo que nunca tendría, este tarde  me encontraba dando un masaje al cuerpo desnudo de Tasha Turner, una ex super modelo devenida a menos que se dedicaba a ser gurú de moda.

-Pase el ultimo septiembre en Milán,  dedicando mi  tiempo a asesorar a las estrellas nacientes del mundo del espectáculo aunque no espero que tu las reconozcas.  Florence Pugh o Tiimothe Chamalet- las menciono, explicandome condescendientemente como si yo fuese el ser más ignorante que habia pisado el planeta. Esto  mientras la frotaba con una crema que olia a vainilla y revolvia mi estomago. No es que me disgustase la fragancia, sencillamente me traia malos recuerdos. El perfume de mi madre emite este aroma- Tienes uan idea  lo dificil que es  lograr la colometria perfecta para esos tonos de piel? En especial cuando son tan palidos como un fantasma - masculló, el suspiro que expiro chocando contra mis pies descubiertos, que estaban forzados a ser enfudados en esas horribles chanclas que cada empleado debia llevar y que formaba parte del uniforme- No comprendo como es posible que esa gente se muestre  tan reticente a meterse a una cama de bronceado.

Su comentario por alguna razon provoco que un risita indiscreta  se escapase de mis labios. Demas esta decir que no me habia levantando del mejor de los humores, todo lo contrario a decir verdad y honestamente me costaba mucho compartir esa afición que tenian estas personas por verse como si se hubiesen subido  a una nave para emprender un viaje con pase VIP al sol.

-Hay algún problema?- inquirio, dandome la impresion de que habia ido demasiado lejos y que mi actuar la habia enfurecido.

-Es… Estas muy anudada y se esta tornando compleja la tarea de deshacerme de ell…

-No soy estupida- mascullo-Estoy  expuesta constantemente a gente como tu.

Si, definitivamente la habia cagado.

-Lo lame…Espera… Gente como yo? A que te refieres?

-Personas envidiosas que mueren  por tener lo que yo tengo, ya perdi la cuenta de en cuantas ocasiones he tenido que  luchar con sus miradas llenas de desden, las cuales ocultaban sus autenticas emociones detras.

Con los nervios ya de punta y mi verborragia amenazando con salir le dije: 

-No todos estabamos encantados con la idea de vernos como una naranja andante.

Mis palabras actuaron como un condenado disparador y ella  rapidamente  se volteo par clavar clavo su vista en mi. La rabia impresa en sus pupilas.

-Claro que tu formas parte del grupo- respondio divertida- Como no serlo, si no eres mas que una triste chica quien pasa sus horas aqui, sirviendo al resto de las personas que tienen mucho mas que tu  sobre todo talento.

-Y que  clase de talento es decirle a los demas que como deben vestirse? - inquiri apretando con fuerza entre sus omoplatos lo que le genero que soltara un quejido, mi decoro,y educación abandonando la conversacion simultaneamente.

-No tolerare esta clase de insolencia de mi parte- gruño, poniendose de pie   y envolviendo su desnudez en la toalla sin darme la chance de remediar la situación. 

La habia regado descomunalmente  y todo por no ser capaz de quedarme callada.

-Perdona, no tendria que haberte atacado de esa manera. Por favor permitemete recompensarte dandote u na sesion gratuita de acupuntura.

-En absoluto me dejaria comprar por un ofrecimiento tan pobre - comento girandose sobre sus talones- Mucho  menos viniendo de ti. Obviamente tu eres de esa gentuza que me detesta y que haria lo que fuese para destruirme- No me arriesgare a sufrir  una muerte prematura  por tu culpa - espeto- La verdad es que es triste que sea de esta forma, siento pena por ti- añadio observandome de arriba abajo-  Lo mejor que puedes  hacer es aceptar tu i desolador destino. Nunca perteneceras a nuestro circulo - meneo su cabeza disgustada-  Y despues de  la reseña que dejare en Yelp sobre tu trabajo dudo que puedas siquiera subir escalones en este sitio - aseguro a la vez que se encaminaba hacia la puerta, cerrandola con tal impetu que los marcos de chapa vibraron ante su efusividad.

Claramente este exabrupto no fue pasado por alto por Christina quien sin ser invitada ingreso en el cuarto.

-Vaya manera de terminar tu jornada laboral - comentó, con una risita en su cara circular. 

-Ni que me lo digas- bufe- Juro que me hubiese gustado no haber salido de la cama hoy.

-Para tanto?

-Si, he pasado una mala noche-confese en un murmullo, rogando que esta respuesta fuera suficiente para ella y que no quisiera indagar en la razon que me tenia asi.




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