Ethan
El sonido del despertador rompió el silencio de mi apartamento en el centro de la ciudad. Eran las 6:00 AM y, como de costumbre, me levanté de inmediato. No soy de esos que aplazan la alarma; prefiero comenzar el día con energía. Me dirigí al gimnasio del edificio, donde me esperaba una rutina intensa que me ayudaba a despejar la mente y preparar mi cuerpo para el día lleno de responsabilidades que tenía por delante.
Mientras tranto aprovecharé para contarles un poco sobre mí. Soy Ethan Johnson, tengo 30 años, CEO de InnovaTech Enterprises, una de las empresas de tecnología más prometedoras del país. Mi vida gira en torno al trabajo, las reuniones y las decisiones importantes que definirán el futuro de la compañía.
Desde muy joven, he estado apasionado por la tecnología. Estudié ingeniería informática en una de las mejores universidades del país y fundé InnovaTech justo después de graduarme. La empresa ha crecido enormemente en los últimos años, y eso ha requerido de todo mi tiempo y dedicación.
Mi familia es pequeña; soy hijo único y mis padres, Elizabeth y Robert Johnson, viven en la ciudad de Bisbane, disfrutando de su jubilación. Mis padres siempre me apoyaron en cada paso de mi carrera, y aunque no tengo muchas oportunidades de visitarlos debido a mi apretada agenda, mantenemos una relación cercana a través de llamadas y videoconferencias.
Después de una hora de ejercicio, regresé a mi apartamento, tomé una ducha rápida y me preparé un desayuno saludable. Me gusta mantener una rutina estricta, así que siempre tengo a mano avena, frutas frescas y un batido de proteínas. Mi asistente virtual me leía los titulares de las noticias mientras yo revisaba los correos electrónicos más urgentes en mi tableta. El mundo de la tecnología no duerme, y como CEO de una empresa en constante crecimiento, cada minuto cuenta.
A las 7:30 AM, estaba listo para enfrentar el día. Me puse uno de mis trajes favoritos, un reloj elegante y salí hacia la oficina. El trayecto en coche me tomó unos 20 minutos, durante los cuales aproveché para escuchar un podcast sobre innovación tecnológica. Me gusta estar al tanto de las últimas tendencias y avances en mi campo.
Llegué a la oficina a las 8:00 AM en punto. Mi equipo ya estaba trabajando y me reuní con mi asistente personal, Mariana, para revisar la agenda del día. Teníamos reuniones con varios inversores interesados en nuestros nuevos proyectos, además de una presentación crucial para un cliente potencial. Mi mente estaba completamente enfocada en los objetivos del día.
A media mañana, después de un par de reuniones intensas, decidí que necesitaba un respiro. Salí de la oficina y me dirigí a la cafetería cercana, un lugar que había descubierto hacía poco y que se había convertido en mi refugio temporal. Era un pequeño lugar acogedor, pero lo que realmente me atraía era la tranquilidad que ofrecía lejos del bullicio de la oficina.
Al entrar, el ambiente acogedor y el aroma a café recién hecho me dieron una bienvenida cálida. Observé el lugar y mis ojos se posaron en una joven que trabajaba detrás del mostrador. No la había visto antes, pero había algo en su presencia que capturó mi atención. Su cabello castaño claro caía en suaves ondas sobre sus hombros y su sonrisa era cálida y genuina.
—Buenos días, ¿qué le gustaría ordenar? —dijo, con una voz que tenía una melodía especial.
—Un café negro, por favor —respondí, tratando de no parecer demasiado interesado.
Mientras ella preparaba mi pedido, no pude evitar observar sus movimientos. Había una gracia natural en la manera en que manejaba las cosas. En esos momentos, olvidé por completo el estrés del trabajo.
—Aquí tiene su café —dijo, entregándomelo con una sonrisa.
—Gracias —respondí, devolviéndole la sonrisa.
Me dirigí a una mesa cercana y me senté, aprovechando el momento para relajarme y disfrutar del café. Observé a la joven mientras atendía a otros clientes con la misma amabilidad y profesionalismo. Había algo en ella que me intrigaba profundamente.
Decidí que quería saber más sobre ella, así que, antes de irme, me acerqué de nuevo al mostrador.
—Disculpa, ¿cómo te llamas? —le pregunté, esperando no parecer demasiado intrusivo.
—Me llamo Olivia —respondió, con una sonrisa que iluminó su rostro.
—Yo soy Ethan. Es un placer conocerte, Olivia —dije, sintiendo una conexión inmediata.
Ella asintió, y en ese momento supe que quería seguir visitando ese lugar, no solo por el café, sino por la oportunidad de conocerla más.
Regresé a la oficina con una sensación de ligereza que no sentía desde hacía mucho tiempo. En la oficina, me reuní con mi equipo para discutir el progreso de varios proyectos.
Las reuniones de la tarde pasaron rápidamente, pero en mi mente no podía dejar de pensar en Olivia. Había algo en su energía, en su determinación, que me hacía admirarla.
Al final del día, mientras conducía de regreso a casa, repasé los eventos de la jornada. Aunque había sido un día productivo en el trabajo, lo que realmente destacaba era ese encuentro inesperado en la cafetería. Esa noche, mientras me preparaba para dormir, me pregunté si el destino me llevaría de nuevo a ese pequeño lugar y a la encantadora joven que trabajaba allí.