Olivia
El sonido del despertador me despertó, como cada mañana. Después de una ducha rápida y un desayuno ligero, me vestí y salí de nuestro pequeño apartamento. Mi madre, ya estaba en camino a su trabajo. Nos saludamos brevemente, intercambiamos unas palabras de ánimo y me fui.
Al llegar a la cafetería, el aroma del café recién hecho me dio la bienvenida. Empezaron a llegar los primeros clientes habituales, y con ellos, la rutina de siempre: preparar pedidos, sonreír y mantener el lugar acogedor y limpio.
Empezaron a llegar los primeros clientes habituales, y con ellos, la rutina de siempre: preparar pedidos, sonreír y mantener el lugar acogedor y limpio. Sophie, la encargada de turno, es como una mentora para mí. Siempre tiene una palabra amable y consejos sobre cómo manejar mejor a los clientes difíciles. A veces, cuando el trabajo se volvía abrumador, sus palabras de ánimo eran justo lo que necesitaba.
—Olivia, estás haciendo un gran trabajo. Recuerda siempre mantener esa sonrisa, ilumina el día de todos —dijo Sophie mientras preparábamos los pedidos de la tarde.
Jake, otro compañero de trabajo que también estudia en la universidad, es una de las pocas personas con las que puedo hablar de mis sueños y aspiraciones.
—¿Cómo van tus clases, Olivia? —preguntó Jake.
—Van bien, aunque a veces siento que no tengo suficiente tiempo para estudiar y trabajar. Pero sé que valdrá la pena —respondí, sintiendo el apoyo en sus palabras.
—Claro que sí. Eres una de las personas más determinadas que conozco. No te rindas, siempre recuerda por qué empezaste —dijo Jake con una sonrisa.
A media mañana, después de atender a varios clientes habituales, noté a un hombre entrando por la puerta. Lo reconocí al instante. Era el hombre elegante que había conocido el día anterior. Sentí una mezcla de sorpresa y anticipación. ¿Volvería a hablar conmigo?
—Buenos días, Olivia —me saludó con una sonrisa.
—Buenos días, Ethan. ¿Lo de siempre? —respondí, tratando de mantener la compostura.
—Sí, por favor —dijo, con esa voz profunda y tranquilizadora.
Mientras preparaba su café, me di cuenta de que me observaba. Me sentí un poco nerviosa, pero también halagada. Cuando le entregué su pedido, me agradeció y se dirigió a la misma mesa del día anterior. Lo observé mientras se sentaba y abría su portátil, inmerso en su trabajo.
Durante mi descanso, tomé un momento para salir y respirar aire fresco. Me encontré con Emily, que trabaja en una tienda de ropa cercana. Siempre encontramos tiempo para vernos, aunque solo sean unos minutos.
—¿Cómo va todo, Olivia? —preguntó Emily, dándome un abrazo.
—Bien, aunque tengo mucho en qué pensar. Hoy volvió a la cafetería el hombre del que te hablé, Ethan. Es tan... interesante —le dije, sonriendo.
—¡Eso suena emocionante! ¿Le hablaste más? —preguntó Emily con curiosidad.
—Un poco. Es tan educado y amable. No sé, siento que hay algo especial en él —respondí
Hablamos un poco más antes de volver nuevamente, a nuestros trabajos.
La tarde pasó rápidamente, y antes de que me diera cuenta, era hora de cerrar. Después de limpiar y organizar todo, recogí mis cosas y me dirigí a casa. Caminé de regreso, disfrutando del aire fresco de la tarde. La ciudad estaba llena de vida, con personas yendo y viniendo, cada una con sus propias historias y desafíos.
Al llegar a casa, mi madre me recibió con una sonrisa. Cenamos juntas y compartimos nuestras experiencias del día.
—Mamá, hoy vino otra vez el hombre del que te hablé ayer, Ethan. Es tan elegante y amable. No sé por qué, pero siento que hay algo especial en él —le dije mientras cenábamos.
—Me alegra escuchar eso, hija. A veces, las personas entran en nuestras vidas por una razón. Quizás él sea alguien importante para ti en el futuro —respondió mi madre con una sonrisa alentadora.
Después de cenar, me senté a estudiar. Sabía que necesitaba mantener mis calificaciones altas para asegurarme un futuro mejor. Estudié varias horas, repasando los conceptos y preparando un proyecto importante para la próxima semana.
Antes de dormir, pensé en Ethan una vez más. Me pregunté si el destino nos llevaría a conocernos mejor. Había algo en él que me atraía, algo que no podía ignorar. Algo que me daba miedo, pero a la misma vez una mezcla de emoción y curiosidad.
Ethan
El sonido del despertador me sacó de mis pensamientos matutinos. Sabía que hoy sería otro día ajetreado en la oficina. Después de mi rutina habitual de gimnasio, ducha y desayuno, me dirigí a la sede de la Empresa. Desde que fundé la compañía, cada día ha sido un desafío, pero también una oportunidad para innovar y crecer.
En la oficina, me reuní con varios miembros de mi equipo para discutir el progreso de nuestros proyectos más recientes. El primero en llegar fue Mark, nuestro jefe de desarrollo.
—Ethan, hemos hecho grandes avances con el nuevo software. Creo que estamos listos para la fase de pruebas beta —dijo Mark, visiblemente entusiasmado.
—Eso suena fantástico, Mark. Vamos a organizar una reunión para revisar los detalles. Quiero asegurarme de que todo esté listo para el lanzamiento —respondí, sintiéndome igual de emocionado.
Después de la reunión, revisé algunos correos electrónicos y documentos importantes. Liam Harris, mi mejor amigo y vicepresidente de la empresa, se unió a mí en mi oficina. Siempre ha sido mi mano derecha y confidente en todo.
—¿Cómo va todo, amigo? ¿Alguna novedad interesante? —preguntó Liam mientras se acomodaba en una silla.
—En realidad, sí. Ayer conocí a una chica en la cafetería cercana. Se llama Olivia, y hay algo en ella que realmente me intrigó —dije, sin poder ocultar una sonrisa.
—¿De verdad? Cuéntame más sobre ella. ¿Qué fue lo que te llamó la atención? —preguntó Liam, levantando una ceja con interés.