El Precio del Amor

3. Promesas y Reservas

Olivia

El sonido del despertador me despertó, como cada mañana. Después de una ducha rápida y un desayuno ligero, me vestí y salí rumbo a la cafetería. Al llegar, el aroma del café recién hecho me dio la bienvenida. Había algo reconfortante en ese olor, una promesa de energía y un nuevo comienzo.

Cuando abrimos las puertas, los primeros clientes empezaron a llegar. Entre ellos, noté a Ethan entrando por la puerta. Sentí una mezcla de sorpresa y emoción.

—Buenos días, Olivia —me saludó con una sonrisa.

—Buenos días, Ethan. ¿Lo de siempre? —respondí, tratando de mantener la compostura.

—Sí, por favor —dijo, con esa voz profunda y tranquilizadora.

Mientras preparaba su café, noté que Sophie se acercaba.

—Parece que tienes un cliente habitual —susurró Sophie.

—Sí, Ethan viene casi todos los días —respondí, tratando de no sonrojarme.

Le entregué el café a Ethan y él me agradeció antes de dirigirse a su mesa habitual. Durante el resto de la mañana, no pude evitar observarlo de reojo mientras trabajaba en su portátil.

Más tarde, durante mi descanso, salí a respirar aire fresco y me encontré con Emily.

—¡Emy, qué bueno verte! —la llamé, corriendo hacia ella para darle un abrazo.

—¡Liv! Cuéntame, ¿cómo va todo en la cafetería? —preguntó Emily, sonriendo.

—Bastante bien, aunque ha sido un día ocupado. ¿Y tú, cómo vas en la tienda? —respondí, feliz de verla.

—Todo bien, como siempre. Oye, ¿y qué hay del chico del que me hablaste? —preguntó Emily, con una mirada traviesa.

—Pues volvió a venir hoy, y la verdad es que hay algo en él que me gusta mucho —dije, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

—Eso suena interesante. ¿Tienes pensado seguir cruzando palabra con él? —preguntó Emily, levantando una ceja intrigada.

—Sí, definitivamente quiero conocerlo mejor. Creo que sólo necesito encontrar el momento adecuado —respondí, riendo.

De regreso a la cafetería, la tarde pasó rápidamente. Antes de cerrar, Ethan se acercó al mostrador nuevamente.

—Olivia, ¿puedo pedirte un favor? —preguntó, con un tono un poco más serio.

—Claro, Ethan. ¿Qué necesitas? —respondí, curiosa.

—Voy a tener una reunión importante aquí mañana y me gustaría pedir una mesa tranquila. ¿Podrías reservarme una? —preguntó, mirándome directamente a los ojos.

—Por supuesto. Reservaré la mesa junto a la ventana, es la más tranquila del lugar —dije, sonriendo.

—Gracias, Olivia. Lo aprecio mucho —dijo Ethan, devolviéndome la sonrisa.

Al finalizar mi turno, cerramos la cafetería y me dirigí a casa. Caminé de regreso, disfrutando del aire fresco de la tarde. Al llegar, mi madre me recibió con una sonrisa y nos sentamos a cenar juntas.

—Mamá, hoy vino otra vez Ethan. Me pidió que le reservara una mesa para una reunión importante mañana —le dije mientras cenábamos.

—Eso es un buen signo, hija. Quizás esta sea una oportunidad para conocerlo mejor —respondió mi madre, alentándome.

—Eso espero, mamá. Siento que hay algo especial en él. Mañana será un día interesante —dije, sonriendo.

Después de cenar, decidí darme un baño relajante. Encendí unas velas y me sumergí en el agua tibia, dejando que mis pensamientos volaran hacia Ethan y lo que podría deparar el futuro. Luego, preparé mis cosas para el día siguiente y me acosté.

Mientras me acomodaba en la cama, revisé algunos apuntes para no quedarme atrás en mis estudios. Sabía que era importante mantenerme al día con mis clases para asegurarme de alcanzar mis metas. Con la tranquilidad de haber repasado lo necesario, apagué la luz.

Antes de cerrar los ojos, mi mente volvió a Ethan y su reunión en la cafetería. Me pregunté si esta sería la oportunidad perfecta para conocernos mejor. Y con ese pensamiento, finalemnte me quedé dormida.

Ethan

El día comenzó como cualquier otro, con una serie de reuniones y decisiones importantes que tomar. A media mañana, decidí salir a tomar un café y despejarme un poco. Fui a la cafetería de siempre, donde sabía que encontraría un ambiente tranquilo para pensar. Al entrar, vi a Olivia detrás del mostrador y una sonrisa se dibujó en mi rostro.

—Buenos días, Olivia —la saludé.

—Buenos días, Ethan. ¿Lo de siempre? —me preguntó con una sonrisa.

—Sí, por favor —respondí, sintiéndome más relajado al instante.

Mientras ella preparaba mi café, noté que su compañera de trabajo, se acercaba.

—Parece que tienes un cliente habitual —le dijo Sophie a Olivia en voz baja, aunque lo suficientemente fuerte como para que yo pudiera oír.

—Sí, Ethan viene casi todos los días —respondió Olivia, sonrojándose un poco.

Me entregó mi café y le agradecí antes de dirigirme a mi mesa habitual. Me senté y abrí mi portátil, tratando de concentrarme en mi trabajo, pero mis pensamientos seguían volviendo a Olivia. Había algo en su presencia que me resultaba fascinante.

Antes de irme, decidí que era un buen momento para pedir un favor.

—Olivia, ¿puedo pedirte un favor? —pregunté, acercándome de nuevo al mostrador.

—Claro, ¿Qué necesitas? —respondió, curiosa.

—Voy a tener una reunión importante aquí mañana y me gustaría pedir una mesa tranquila. ¿Podrías reservarme una? —pregunté, mirándola directamente a los ojos.

—Por supuesto. Reservaré la mesa junto a la ventana, es la más tranquila del lugar —dijo, sonriendo.

—Gracias, Olivia. Lo aprecio mucho —dije, sintiéndome agradecido.

Más tarde, durante el almuerzo, me reuní con Liam. Siempre encontraba tiempo para charlar, sin importar lo ocupados que estuviéramos.

—¿Cómo va todo, Ethan? —me preguntó Liam mientras nos sentábamos en un restaurante cercano.

—Bastante bien. Tengo una reunión importante mañana y estoy un poco nervioso por ello —dije, dándole un sorbo a mi café.




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