Narissa
"La venganza puede ser un arma de doble filo, pero para algunos, es el único camino hacia la justicia y la redención."
Me acerqué a la entrada de el edificio dónde kieran me esperaba.
-Narissa, cambio de planes. -Dijo con una sonrisa.
-¿Que pasa? -pregunté, sintiendo una mezcla de curiosidad y precaución.
-Kael esta aquí en a sede central. Quiere verte ahora mismo. -Explicó kieran.
Eso no estaba en mis planes pero entre más rápido sea para que pueda infiltrarme mejor.
-¿Por qué?. -Pregunté.
-No lo sé, pero parece que ha surgido algo urgente. Vamos, te llevaré con él. -Dijo kieran, haciéndome un gesto para que lo siguiera.
Sentí algo de adrenalina recorrerme en cuerpo, atravez de el podré acabar con la organización y con su padre, que fue el que me arrebató a mi madre.
Seguí a kieran atravez de los pasillos de la sede, hasta llegar a una puerta blindada. Kieran la abrió con un clic suave, y me hizo entrar en una habitación que parecía salida de un sueño. La estancia era enorme, con techos altos y paredes cubiertas de paneles de madera oscura y reluciente. El suelo estaba cubierto de una alfombra gruesa y suave, de un color crema que parecía brillar en la luz del sol.
En el centro de la estancia había una mesa de reuniones de madera negra, rodeada de sillas de cuero negro y reluciente.
Detrás de la mesa, había una pared de cristal que ofrecía una vista impresionante de la ciudad. Se podía apreciar la gran parte de la ciudad desde allí.
En una esquina de la habitación, había un bar bien surtido, con botellas de licor y champán que reflejaban la luz del sol . En otra esquina, había un sofá de cuero blanco, rodeado de mesas de café de diseño moderno.
La habitación estaba decorada con obras de arte contemporáneo, que parecían valer una fortuna. En una pared, había un cuadro abstracto de colores vivos, que parecía saltar de la pared.
En el centro de la habitación, kael me esperaba, sentado en una silla de cuero negro, pude sentir su presencia como una fuerza magnética.
Es un hombre imponente, con cabello negro y brillante que caía suavemente sobre su frente. Sus ojos azules claros parecían ver más allá de la superficie, evaluando cada detalle. Su sonrisa enigmática curvaba su boca, dándole un aire de misterio y poder. Su rostro anguloso y bien definido reflejaba una autoridad innegable. Viste un traje negro impecable que realza su figura atlética, y su presencia es como una fuerza magnética que atraía la atención.
-Kieran te puedes ir, gracias por traer a la señorita hasta acá. -Dijo kael a kieran y luego puso su atención en mi.
-Narissa Darkmoon, mas conocida como la sombra mortal, No? -Dijo Kael unos segundos después de que entre a la habitación.
-Así es. -Respondí.
-Gracias por venir. -Dijo, sin levantarse.
-Gracias a usted por recibirme. -dije con unas palabras de fingido agradecimiento.
Sí mi plan no fuera acabar con la organización completamente, ya hubiera sacado mi daga y le hubiera cortado el cuello.-pensé pero eso era poco inteligente por el momento, ya tendría la oportunidad de hacerlo.
Kael se levantó de su silla y se acercó a mí. Su mirada es intensa y evaluadora.
-Creo que debemos conocernos mejor- dijo en voz baja.
De repente Kael me atacó, su puño volando hacia mi cara.
Lo esquive sin problemas.
"Este man se la fumo verde o que" -Pensé.
-¿Qué estás haciendo?. -Pregunté con voz calmada.
-Probándote. -Respondió Kael, sonriendo.
Solté una risita baja
-con que esto era una lucha, vale, espero no pasarme de la raya. -Dije.
Kael sonrio y se lanzó hacia mi, su movimiento rápido y preciso.
Golpeó con un puñetazo hacia mi mandíbula, pero lo esquive con facilidad y contratacó con un golpe de karate en la costa.
Kael se defendió con un bloqueo y contraatacó con un patada alta hacia mi cabeza Pero me agache y respondí con un golpe bajo en su pierna.
Kael gruñó de dolor y se retiró un paso, pero no se rindió. Se lanzó hacia mi con una serie de golpes rápidos y precisos, intentando encontrar una debilidad en su defensa.
Me moví con agilidad, esquivando y bloqueando cada golpe con facilidad. Pero kael no se detuvo, siguiendo adelante con una determinación y fuerza que debo confesar me impresiono un poco.
En un momento, Kael logro conectar un puñetazo en mi estómago, un golpe de gancho que intentaba hacerme doblarme. Pero me recupere rápidamente y respondí con un golpe en la nuca de kael, volví a golpearlo en el hombro movimiento circular para intentar desestabilizarlo. Kael se defendió con un bloqueo y respondió con un golpe en el costado de Narissa.
Después de varios minutos y intercambios de golpes, logré ganar ventaja. Kael estaba empezando a mostrar signos de fatiga, su respiración agitada y su movimiento ligeramente más lento.
aproveché la oportunidad y lancé una serie de golpes rápidos y precisos, que Kael intentó bloquear, pero no pudo evitar completamente. Un golpe en la mandíbula, otro en el estómago y un tercer golpe en la nuca hicieron que Kael se tambalease, y se alejó un paso atrás
-Creo que ya hemos probado suficiente. -dije, mi voz baja y firme.
Kael se detuvo, su rostro sudoroso y su mirada de respeto.-Tienes razón. -dijo, asintiendo. -Eres incluso más formidable de lo que pensaba.
Solté una sonrisa fingida.
-No te subestimes, Kael. Tú también eres un oponente digno. -Respondí.
Kael se rió, su risa baja y grave. -Me gusta tu estilo, Narissa. Creo que podemos trabajar bien juntos.
Me mantuvoe en guardia, mi mirada evaluadora. -No estoy aquí para hacer amigos, Kael. Estoy aquí para cumplir un objetivo.
Kael asintió, su expresión seria. -Entiendo. Pero creo que podemos encontrar un beneficio mutuo en nuestra colaboración.
Narissa se encogió de hombros. -Veremos. -respondí.
La tensión entre nosotros es palpable, la lucha física había terminado, pero la lucha de poder y control apenas comenzaba.
Kael se acercó a la barra y sirvió dos vasos de whiskey. Me ofreció uno y se sentó una de las sillas de cuero que había a su lado, sin esperar a que me dijera algo tomé asiento en frente de el.
-Kieran me informo sobre la información que tienes sobre la secta del caos y tus condiciones para ayudarnos para acabar con ella y también sobre la prueba que te puso. Veo qué en verdad quieres estar en esta organización. -Dijo kael.
-Así es. -Respondí.
-¿Por que quieres estar en esta organización? -Preguntó kael.
Me tomé un momento para pensar en una excusa creíble. No podía revelar mi verdadera intención de infiltrarme y destruir la organización.
-Quiero estar en esta organización porque creo que compartimos un objetivo común: eliminar la amenaza que representa la Secta del Caos -dije finalmente, manteniendo una expresión seria.
-Kael me miró con interés, su mirada evaluadora. -¿Y qué te hace pensar que podemos lograrlo juntos?.
Me encogí de hombros.
-Como kieran ya te ha informado, tengo información valiosa de la organización con la cual podemos destruir a la secta del caos. Soy la pieza fundamental para acabar con la organización.
Kael asintió, su expresión pensativa. -Eso es cierto. También tenemos recursos y contactos que podrían ser útiles en tu misión.
sonreí ligeramente, intentando parecer sincera. -Me gustaría pensar que podemos trabajar juntos para lograr nuestro objetivo.
Kael se levantó de su silla y se acercó a la ventana, mirando hacia la ciudad. - podemos llegar a un acuerdo, Narissa. Pero debes entender que nuestra colaboración no será fácil. Habrá riesgos y desafíos.
-Kael, no por nada soy la asesina reconocida y buscada por las organizaciones enemigas y la mafia.-Dije sonriendo.
Kael se volvió hacia mí, su mirada intensa.
-Tienes razón, Empezáramos a planificar la caída de la secta del caos. Y tu Narissa ya eres parte de la organización. Bienvenida. -Dijo kael -Y también sí vas a trabajar con nosotros, debes mudarte acá la sede principal de nuestra organización.
sentí un escalofrío recorrer mi espalda al escuchar las palabras de Kael, pero en realidad, estaba encantada con la idea de mudarme a la sede principal de la organización. Esto significaba que tendría más acceso a información confidencial y podría acercarme aún más a mi objetivo: destruir la organización desde adentro.
-Asentí, intentando parecer convincente. -Estoy emocionada de mudarme aquí. Estaré más cerca de la acción y podré contribuir aún más a nuestra misión. -Dije con fingida emoción.
-Kael sonrió, su mirada de aprobación. -Excelente. Te asignaré una habitación en la sede. Cuando traigas tus cosas kieran te mostrará dónde está.
Asentí y me levanté de mi silla, lista para seguir adelante con el plan.
-¿Qué es lo siguiente que debo hacer? -pregunté.
Kael se volvió hacia mí, su mirada intensa. -Mañana por la mañana, tendrás una reunión con el equipo de estrategia para discutir el plan de ataque contra la Secta del Caos.
Asentí entendiendo.
-estaré lista.-respondí.
Kael sonrió. -Sé que lo estás. Eres una mujer impresionante, Narissa.
Me sentí un escalofrío recorrer mi espalda al escuchar las palabras de Kael. ¿Qué significaban exactamente? ¿Era una amenaza o una admiración?
No respondí, solo me limité a asentir y salir de la habitación.
Pedí un taxi y fui al hotel dónde estaba hospedada, cuando llegue a la habitación, me tumbé en la cama.
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Había pasado un año desde que destruimos la organización que nos mantuvo cautivos durante seis largos años. Liam, un verdadero amigo que nunca me abandonó, estaba a mi lado mientras nos camuflábamos entre los arbustos y la espesa oscuridad de la noche, a tan solo cinco metros de la mansión de mi padre. El recuerdo de cómo me vendió a una red de trata de personas aún ardía en mi corazón, condenándome a una vida de sufrimiento y desolación.
Mi corazón, que solo albergaba odio y un deseo insaciable de venganza, latía con rabia, recordando las noches sin sueño y los días sin esperanza. Cada latido era un eco de mi dolor, un recordatorio de que había entrenado para este momento: enfrentar al hombre que me traicionó.
-¿Estás segura de lo que vas a hacer? -preguntó Liam, su voz llena de preocupación.
La pregunta me pareció innecesaria. ¿Acaso no comprendía la gravedad de la situación?
-La pregunta sobra, ¿no crees? -respondí con firmeza.
Liam suspiró, resignado.
-Está bien, es tu decisión.
Asentí, sintiendo el peso de mi determinación. Nos acercamos sigilosamente a la entrada de la mansión, donde dos hombres vigilaban. Con un movimiento ágil, Liam se dirigió al lado derecho y yo al izquierdo. Con el silenciador en mi arma, cuando estuvimos lo suficientemente cerca, acabamos con los dos hombres sin emitir un solo sonido. Ocultamos sus cuerpos en lo arbustos, como si su existencia nunca hubiera importado.
-Yo me encargaré de los guardias mientras tú haces lo que tengas que hacer -dijo Liam, mostrando su destreza en el manejo de situaciones como esta.
Asentí nuevamente, sintiendo que la adrenalina corría por mis venas. Esperé un momento, y cuando Liam dio la señal de que el camino estaba despejado, entré en la mansión.
Con rapidez, llegué a la puerta de su habitación, donde sabía que se encontraba. Abrí la puerta y Carlos estaba sentado en un sillón, su rostro reflejaba tres emociones: sorpresa, miedo y culpa. En ese instante, el aire se volvió denso.
-Hija... -dijo, su voz temblorosa.
-No me llames hija -respondí, con una frialdad que heló el aire entre nosotros-. Me vendiste. Me destrozaste la vida.
-Lo siento, Narissa. No sabía qué hacer. Estaba en deuda con ellos.
-¿Qué tipo de excusa es esa? -dije, sacando nuevamente mi pistola y apuntándole-. Me vendiste a esa red. Me obligaste a vivir en la oscuridad.
Pero mi verdadera venganza no era contra él, sino contra la mano negra. Ellos habían matado a mi madre, ellos habían destruido mi familia.
-Lo siento... -dijo con lágrimas en los ojos.
-Ya no hay perdón que valga -respondí.
Tomé una bocanada de aire.
-Te voy a hacer una pregunta. Y quiero que me respondas con la verdad -dije, todavía apuntándole.
Carlos asintió.
-¿Para quién trabajas ahora? -pregunté, aunque ya me imaginaba la respuesta. Tardó unos segundos en responder.
-Trabajo para... -empezó a decir, su voz temblando.
-...la 'mano negra'. -Las palabras salieron de sus labios como un veneno, y cada sílaba resonó en mi mente como un eco de lo que había perdido. Mis puños se apretaron con fuerza, y el deseo de venganza se convirtió en una llamarada ardiente. Sabía que este encuentro no solo era un enfrentamiento con mi padre, sino con los fantasmas de mi pasado, con aquellos que habían arruinado mi vida.
-¿Por qué, Carlos? -pregunté, mi voz temblando de ira y dolor.-¡Por qué te uniste a ellos después de todo lo que hicieron!
La sala se llenó de un silencio pesado, cargado de culpa y desesperación. Su mirada se desvió, incapaz de enfrentar la verdad que lo acusaba. Sabía que no solo quería justicia por mi sufrimiento, sino también respuestas a las preguntas que habían atormentado mis noches.
-No hay excusa, hija -susurró, sus palabras una sombra de lo que alguna vez fue.
-¿Hija? -repliqué, sintiendo cómo la ira brotaba de mí como lava. -No soy tu hija, soy la víctima de tus decisiones.
El ambiente se tornó más tenso. La oscuridad en la habitación parecía cerrarse sobre nosotros, y cada instante que pasaba era un recordatorio de cuán lejos había llegado.
El silencio en la habitación se volvió abrumador. Carlos, con su rostro demacrado y lleno de culpa, parecía un reflejo de todo lo que había perdido. Cada segundo que pasaba aumentaba la tensión en el aire, y mi mano, firme sobre el arma, temblaba solo por la intensidad del momento.
-¿Dónde están la mano negra? -exigí, mi voz resonando con un tono helado.
Carlos tragó saliva, sus ojos llenos de miedo. Sabía que no podía ocultar la verdad. Sin embargo, su silencio era ensordecedor y cada latido de mi corazón resonaba como un tambor de guerra.
-Te lo ruego, hija...-comenzó, pero lo interrumpí.
-¡No me llames así! No soy tu hija, soy la venganza personificada. -Dije, sintiendo cómo la rabia fluía por mis venas. -Dime lo que sé que no quieres decir.
-Está bien, está bien... -dijo, su voz temblorosa. -No sé dónde están, pero... tienen un contacto en la ciudad. No puedo decirte más, te lo juro.
Una chispa de furia se encendió en mí. Sabía que su vida no valía nada en comparación con el sufrimiento que había causado, pero necesitaba asegurarlo.
-¡No me mientas! -grité, apuntándole con más firmeza. -¿Cómo puedo saber que no estás protegiendo a esos monstruos?
Carlos, sintiendo la presión, se encogió en su silla, sus lágrimas ya no eran solo de remordimiento, sino de verdadero terror.
-¡Por favor! -imploró. -No sé nada más, pero te prometo que si me dejas vivir, te ayudaré a encontrar a la mano negra.
La tentación de aceptar era intensa, pero el odio y el rencor que sentía era mas fuerte.
-Te daré una oportunidad. -dije, bajando un poco el arma, pero manteniéndola lista. -Pero si me mientes, no dudaré en acabar contigo.
En ese momento, comprendí que el verdadero enfrentamiento no era solo con él, sino con el dolor y la traición que había llevado dentro.
-¿Qué harás ahora? -preguntó, su voz temblando.
-Te dejaré vivir, pero con una condición: no te atrevas a acercarte a mí ni a la mano negra. Si te veo en su compañía, te buscaré. -dije, mi voz baja pero firme, y sintiendo una mezcla de alivio y decepción. Pero antes de salir, decidí que era el momento de cerrar este capítulo.
-Esto es un adiós. -dije apuntándole nuevamente. -Recuerda, no te necesito. La mano negra caerá, y tú no serás parte de ello.
Sin dudarlo, apreté el gatillo, y el sonido del disparo resonó en la habitación como un eco de mi dolor y venganza. Su cuerpo se desplomó, y con él, el último lazo que me unía a un pasado de traición.
Salí de la mansión, con el corazón latiendo con fuerza, encontrando a Liam esperándome en un coche.
-¿Lo hiciste? -preguntó, su voz llena de preocupación y comprensión.
-Sí. -respondí, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. -Ahora, voy por otro objetivo. -dije.
-Sabes que si necesitas mi ayuda para cualquier cosa, no dudes en contactarme.
-Lo sé Liam, gracias por tu ayuda.
Liam asintió mientras nos alejamos de allí
°°°°
Los recuerdos se desvanecieron cuando me sumergí en la bañera, el silencio llenaba la estancia y me concentre en el frío del agua.
Editado: 06.01.2025