Priya no pudo dormir aquella noche. Después de la cena de compromiso, la mansión Chaudhary había recuperado su silencio habitual, pero su mente seguía en caos. Se paseaba descalza por su habitación, con el saree rojo aún puesto, como si deshacerse de él significara rechazar todo lo que representaba.
Había algo en la mirada de Arjun que la inquietaba. Su sonrisa había sido impecable, su tono cortés, pero sus ojos escondían algo. Priya había crecido rodeada de gente que usaba máscaras, que decía una cosa mientras pensaba otra. Sabía reconocer cuando alguien ocultaba un secreto.
Decidió buscar respuestas.
Deslizó la puerta de su vestidor y se agachó junto a una antigua cómoda de madera. Sabía que su madre guardaba documentos importantes en su despacho, pero también sabía que su padre, un hombre meticuloso, tenía copias de todo. Encontró una caja de cuero cerrada con una pequeña llave. No tuvo que buscar mucho: la llave estaba en la segunda gaveta, donde Rajesh siempre la dejaba.
Cuando abrió la caja, su corazón dio un vuelco.
Había varias carpetas con documentos, pero lo que más llamó su atención fue un sobre amarillo con el sello de la familia Kapoor. Al abrirlo, encontró varias cartas escritas a mano.
El nombre "Aditi Raghavan" apareció una y otra vez.
Priya frunció el ceño. Conocía ese nombre. Había leído artículos de Aditi en el periódico, reportajes incisivos que exponían la corrupción de las élites indias. Pero, ¿por qué el nombre de una periodista aparecía en una correspondencia privada entre los Kapoor y su familia?
Tomó una carta y comenzó a leer.
"Señor Kapoor, le advierto nuevamente que mi investigación seguirá adelante. Las amenazas no me detendrán. Sé lo que su familia ha hecho, sé la verdad sobre Arjun. Y tarde o temprano, el mundo también lo sabrá."
El papel tembló entre sus dedos.
Arjun.
Priya sintió cómo su estómago se contraía. No entendía del todo la situación, pero una cosa era clara: Arjun Kapoor y Aditi Raghavan estaban conectados. Y fuera lo que fuera que la periodista sabía, los Kapoor lo veían como una amenaza.
Sintió que el aire le faltaba. Miró hacia la puerta de su habitación, asegurándose de que nadie estuviera cerca, y volvió a leer la carta.
¿Quién era realmente Aditi Raghavan? ¿Y qué tenía que ver con el hombre con el que estaba a punto de casarse?
Priya aún no lo sabía, pero aquella noche había dado el primer paso hacia un camino del que no habría retorno.