El Precio Del Poder

la rebelion y el deseo

El sabor del pecado

Los labios de Aditi se movían con una precisión tortuosa sobre los de Priya, besándola con un ritmo lento, explorador, como si quisiera memorizar su sabor. Priya sintió el ardor recorrer su cuerpo mientras su espalda chocaba contra el escritorio de la periodista.

Era fuego y vértigo.

Aditi deslizó una mano hasta su cintura, atrayéndola con firmeza. Priya jadeó cuando sintió el contacto de los dedos de Aditi sobre la tela de su saree. Nunca nadie la había tocado así, con una mezcla de deseo y desafío, como si estuviera desarmando pieza por pieza a la hija de la dinastía Chaudhary.

—Dime que lo quieres, Priya —susurró Aditi contra su cuello, dejando un rastro de besos húmedos sobre su piel.

Priya apretó los labios, su orgullo luchando contra la verdad de su propio deseo. Su vida entera había sido una sucesión de órdenes y obediencia. Pero esto... esto era suyo.

—Lo quiero —murmuró, y con esas dos palabras sintió que cruzaba una línea invisible.

Aditi sonrió con satisfacción antes de deslizar las manos por su espalda y comenzar a desatar los delicados nudos de su blouse. Priya sintió el aire fresco contra su piel desnuda, pero no sintió vergüenza. Solo hambre.

Las yemas de los dedos de Aditi se deslizaron lentamente por su columna, descendiendo con lentitud, explorando cada centímetro de piel que se revelaba ante ella. Cuando sus labios descendieron hasta el borde de su clavícula, Priya entrecerró los ojos y dejó que la sensación la envolviera.

No pensó en Arjun. No pensó en su familia. Solo pensó en el placer que se extendía por su cuerpo como una corriente eléctrica.

Aditi la giró con suavidad, haciéndola quedar de espaldas a ella. Priya sintió su respiración entrecortarse cuando las manos de la periodista se deslizaron hasta sus caderas, deshaciéndose con destreza del saree que la envolvía.

—Eres hermosa —susurró Aditi, su voz ronca.

Priya cerró los ojos, permitiendo que la periodista tomara el control. Nunca antes se había sentido así. Nunca antes alguien la había tocado con esa mezcla de devoción y deseo prohibido.

Pero el placer también venía con un costo.

Los ecos del peligro

Las primeras luces del amanecer teñían el cielo de tonos dorados cuando Priya salió del edificio del Hindustan Times. Aún sentía el calor del cuerpo de Aditi sobre su piel, pero con cada paso que daba, la realidad volvía a asentarse sobre ella como una losa de mármol.

Su vida no era suya.

Su matrimonio con Arjun no era solo un compromiso. Era un pacto de poder, un enlace que aseguraría la continuidad del dominio de su familia. Y si alguien descubría lo que había hecho esa noche, si alguien sabía lo que ardía en su piel...

Sería su ruina.

Priya se subió a su coche y miró su reflejo en el espejo retrovisor. Su labial estaba ligeramente desvanecido, sus mejillas aún sonrojadas. Parecía otra mujer. Una que no era la perfecta heredera de los Chaudhary.

Una que comenzaba a desear ser libre.

Pero la libertad tenía un precio.

Y cuando su teléfono vibró con un mensaje desconocido, sintió cómo el hielo le recorría la columna.

"Nos vemos en la gala de los Kapoor esta noche. No llegues tarde. —Arjun"

Priya tragó saliva.

El juego apenas había comenzado.

FIN DEL CAPÍTULO 6




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