El Precio Del Poder

Huida o Confrontacion

Priya sintió el peso de la noche sobre sus hombros mientras caminaba por los pasillos de la mansión Kapoor. Las luces suaves iluminaban las paredes decoradas con retratos de ancestros que habían construido el legado de su familia, hombres y mujeres cuyos rostros reflejaban la misma frialdad que su padre. Había crecido bajo la sombra de esos retratos, aprendiendo que el apellido era más importante que la persona, que la obediencia era la única vía para sobrevivir dentro de esa jaula dorada.

Pero ahora, cada paso que daba la acercaba a la traición.

La advertencia había llegado de manera sutil pero inequívoca. El mensaje en su teléfono, breve y directo, confirmaba lo que había sospechado: la estaban vigilando. Sabían que se había reunido con Aditi. Sabían que había tomado partido. Y lo peor de todo, sabían que tenía información que podía destruir a su familia.

Cerró los ojos por un momento, inhalando profundamente. No podía permitirse el lujo de dudar. Sabía que había dos caminos: escapar antes de que fuera demasiado tarde o enfrentarse a su padre y asumir las consecuencias. Ambos caminos estaban plagados de incertidumbre y peligro, pero uno de ellos le permitiría conservar lo que le quedaba de dignidad.

Se dirigió a su habitación con pasos medidos, sintiendo la mirada de los guardias apostados en la entrada principal. No eran solo empleados, eran hombres leales a su padre, dispuestos a actuar sin hacer preguntas. La mansión, que alguna vez fue su hogar, ahora se sentía como una prisión.

Al llegar a su escritorio, deslizó la memoria USB que Aditi le había dado entre sus dedos. Dentro de ese pequeño dispositivo descansaba la verdad: transacciones ilícitas, documentos falsificados, nombres de jueces y policías comprados. Una prueba irrefutable de que el imperio Kapoor estaba construido sobre una red de corrupción. Con esta información, podría destruirlo todo.

Pero la verdad tenía un precio. Y ese precio podría ser su vida.

Priya miró alrededor de su habitación, repasando mentalmente sus opciones. Huir no sería sencillo. No había forma de salir sin que los guardias lo notaran. Necesitaba tiempo, una distracción. O ayuda. Sin embargo, pedir ayuda significaba confiar en alguien más, y la confianza era un lujo que no podía permitirse.

Se sentó en la cama, sintiendo la tela de la colcha entre sus dedos. Recordó su infancia, los días en que su padre aún la miraba con orgullo, cuando su familia no era más que un concepto idealizado en su mente. Pero la ilusión había caído con el tiempo, y ahora, todo lo que quedaba era un nombre manchado de sangre y mentiras.

La noche avanzaba, y con cada minuto que pasaba, la ventana de oportunidad se hacía más pequeña. Priya sabía que la decisión debía tomarse ahora. Huir significaba salvarse a sí misma, pero dejar que la corrupción continuara. Enfrentarse a su padre significaba arriesgarlo todo, pero quizás, por primera vez en su vida, hacer lo correcto.

Apretó la memoria USB en su mano y se levantó con decisión. No iba a ser la hija sumisa que su padre esperaba. No esta vez. La verdad merecía salir a la luz.

El amanecer traería consigo la confrontación que había temido durante tanto tiempo.




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