El Precio Del Poder

Sombras del pasado

La noche era densa, sofocante. Priya no había dormido en más de veinticuatro horas, pero la adrenalina mantenía su mente alerta. Estaba sentada en la pequeña sala del apartamento de Aditi, con una pila de documentos esparcidos sobre la mesa. Cada papel era una pieza de la historia oculta de su familia. Cada cifra, cada firma, cada transacción secreta era un ladrillo en la estructura de corrupción que los Kapoor habían construido durante generaciones.

Y ahora, por primera vez, tenía la oportunidad de derrumbarla.

Aditi se acercó con una taza de café, dejándola a su lado sin decir una palabra. Su rostro reflejaba el mismo agotamiento, pero también la misma determinación.

—Encontré algo —dijo finalmente, deslizando un expediente hacia Priya.

Ella lo tomó con el ceño fruncido. No era otro documento financiero, sino un informe policial antiguo. La fecha en la esquina superior marcaba un año crucial: 1998.

—¿Qué es esto? —preguntó, hojeando las páginas.

—El expediente de una desaparición. Un hombre llamado Rohan Malhotra. Era un periodista de investigación que trabajaba en un caso de corrupción vinculado a tu familia. Justo antes de publicar su informe, desapareció sin dejar rastro. Oficialmente, se lo catalogó como un accidente. Pero... —Aditi señaló una sección subrayada—, hubo testigos que afirmaron haber visto a tu padre reunirse con él la noche antes de su desaparición.

El estómago de Priya se encogió. Había crecido escuchando historias sobre la “lealtad” en su familia, sobre la importancia de mantener el poder a cualquier costo. Pero esto era otra cosa. Esto no era solo corrupción financiera. Esto era algo mucho más oscuro.

—¿Estás diciendo que mi padre... lo hizo desaparecer? —susurró.

Aditi la observó con gravedad.

—No tengo pruebas directas, pero hay demasiadas coincidencias. Y si escarbamos más, es probable que encontremos algo definitivo.

Priya sintió un escalofrío recorrer su espalda. Su lucha contra su familia había sido hasta ahora una cuestión de principios, de moralidad. Pero si su padre realmente era responsable de algo así, entonces todo cambiaba. Esto no era solo política o negocios. Esto era un crimen.

Y Priya estaba a punto de exponerlo al mundo.

Horas más tarde, una nueva ola de información comenzó a filtrarse en los medios. Los rumores sobre la desaparición de Rohan Malhotra resurgieron con fuerza, y los periodistas independientes empezaron a hacer preguntas que nadie había hecho en más de veinte años. La presión sobre los Kapoor crecía con cada minuto.

Priya se mantuvo en silencio públicamente, pero en privado, su mente trabajaba sin descanso. Sabía que su padre no dejaría que esto quedara sin respuesta. Y no tardó en recibir la confirmación de sus sospechas.

El mensaje llegó a su teléfono poco después de la medianoche:

“Deja de escarbar donde no debes, Priya. No queremos otro desaparecido en la familia.”

El miedo se enredó en su garganta, pero lo tragó con fuerza. Ya no había vuelta atrás. Su padre había cruzado una línea de la que no había retorno.

Y ella estaba lista para cruzarla también.




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