El Precio Del Poder

Sacrificios dolorosos

El eco del escándalo resonaba en cada rincón de la ciudad. El artículo de Aditi había desatado una tormenta imposible de detener. Pero el precio de exponer la verdad no tardó en llegar.

Priya y Aditi no podían quedarse en un solo lugar por mucho tiempo. Sabían que los aliados de los Chaudhary aún tenían poder, y la desesperación los hacía más peligrosos. Durante días, se mantuvieron en movimiento, escondiéndose en apartamentos prestados, hoteles baratos, incluso en refugios improvisados.

Pero el enemigo no se había rendido.

La llamada llegó en la madrugada. Priya apenas había conciliado el sueño cuando su teléfono vibró en la mesita. Un número desconocido. Dudó antes de contestar, pero algo en su interior le dijo que lo hiciera.

—Priya Kapoor —dijo una voz rasposa al otro lado de la línea—. ¿Te has preguntado cuánto estás dispuesta a perder?

Priya sintió un escalofrío. Se incorporó de golpe, despertando a Aditi, quien la miró con preocupación.

—¿Quién eres? —preguntó con la voz tensa.

El hombre rió suavemente.

—Mira las noticias, niña rica. Ya no solo estás jugando con fuego. Lo has encendido todo.

La llamada se cortó.

Con el corazón latiéndole con fuerza, Priya tomó el control remoto y encendió el televisor. La pantalla mostró imágenes en vivo de un incendio en un barrio residencial. La cámara enfocó la casa en llamas… la casa de su madre.

—No… —susurró, sintiendo que el mundo se detenía.

Aditi se tapó la boca con la mano.

Los reporteros hablaban de un “ataque dirigido”, de la conexión con los escándalos recientes. Pero Priya apenas podía escuchar. Todo lo que importaba era si su madre estaba a salvo.

El teléfono vibró de nuevo. Esta vez, era un mensaje.

“Sabíamos que huirías. Así que fuimos por lo que no puedes reemplazar.”

Las lágrimas llenaron los ojos de Priya. Su madre, la mujer que nunca dejó de amarla a pesar de todo, ahora era un daño colateral en la guerra que ella había desatado.

Aditi la abrazó con fuerza, pero Priya apenas lo sintió. Solo había una cosa en su mente.

Venganza.

Y esta vez, no dudaría en ir hasta el final.




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