Alonso.
Mis hombres me avisaron que el área del evento era segura y que podíamos arribar. Aunque sabía perfectamente, que Natasha se dirigía sola a la gala, jamás imaginé que el imbécil de su esposo se atrevería a llevar a otra mujer al evento.
Minutos antes de nuestra llegada, él hizo su entrada al lugar en compañía de otra dama. Esa fue la información que recibí de parte de mi seguridad, por lo que se me ocurrió esperarla para acompañarla en la alfombra roja.
Camino junto a Natasha, siguiendo a su padre y a mi tío que nos guían hacia la mesa. No he permitido que se suelte de mi brazo.
Llegamos a la mesa, saludamos a los presentes y el señor Rivas me presenta a su esposa y al resto de los invitados. Aparto la silla para que mi bella acompañante se siente y me siento justo a su lado. Ni loco desaprovecharía la oportunidad de disfrutar de su cercanía, huele a flores, pero no de una manera empalagosa sino más bien sutil y agradable.
Nos sumergimos en una amena conversación donde los temas bursátiles y de inversiones no pueden dejarse de lado, temas a los cuales Natasha hace acotaciones muy acertadas, definitivamente que esta mujer es la mezcla perfecta entre belleza e inteligencia.
Ese vestido se adhiere a su cuerpo como una segunda piel y ella lo luce con tal donaire y elegancia que es imposible que no atraiga las miradas masculinas. No conozco a la mujer con la que Azuero se atrevió a venir a esta gala, pero estoy seguro que no le llega ni a los talones en elegancia y belleza a Natasha.
Pero bueno, mejor para mí, entre más veces ese idiota meta la pata, más cerca de mis brazos estará ella. Que estupidez con los hombres, tienen caviar y langosta que degustar en casa y andan por la calle buscando papas fritas y hamburguesas. Aunque bueno, cabe resaltar que hay quienes somos la excepción a la regla.
Desde el primer momento que la vi, supe que esa mujer es lo que necesito en mi vida.
Natasha.
Todas las miradas están sobre nosotros, estoy completamente segura que lo que están admirando las mujeres de este lugar no es precisamente mi fino y bien confeccionado vestido, sino el hermoso espécimen masculino de cuyo brazo acabo de entrar. La verdad yo planee venir sola, pero si el cielo acaba de regalarme la oportunidad de presumir a un bombón como este, porque la iba a desaprovechar, esta noche seré la envidia de muchas aquí.
—Disculpe mi falta de cortesía señor Ferrara, pero la verdad no recuerdo dónde fue que nos conocimos esta tarde —digo curiosa.
Me sonríe de lado de forma seductora, y retira por un momento su antifaz mientras su mirada está fija en mí. Me sorprendo y hasta siento que me ruborizo.
—¿Ahora sí me recuerda, Natasha? —expresa coqueto.
—Es usted el caballero del restaurante, perdone pero con el antifaz no pude reconocerlo. —explico apenada.
—Descuide, aunque la verdad yo a usted la reconocería en cualquier lugar, Natasha —afirma seductor. El rubor vuelve a aparecer en mis mejillas, mientras se coloca nuevamente el antifaz para no desentonar con la temática de la gala.
—Bueno, señor Ferrara, tal vez podríamos aprovechar la oportunidad para conversar sobre negocios. —Interviene mi padre.
—Estoy de acuerdo —acota su tío.
—Pues yo no y la verdad me parece de muy mal gusto tu comentario padre, vinimos con un fin un poco más altruista a este lugar, así que por favor disfruta la velada, baila con mamá y relájate un poco —sugiero seria.
—Concuerdo con Natasha, además señor Rivas, mi tío y yo estaremos un par de días en la ciudad, por lo que podríamos concertar una cita y hablar en un lugar más apropiado —confirma Alonso mi sugerencia—. Igualmente deseo reunirme con usted, Natasha, invertir en Azuero&RivasCorp, también está en nuestros planes.
—De ser así señor Ferrara, le pediré a mi secretaria que nos programe una reunión para mañana mismo —contesto de manera educada.
—Llámeme Alonso, por favor Natasha. —Me pide. Cuando se retiró el antifaz y me percaté de que era él, me sorprendí. Si a la distancia me pareció un hombre impresionante, de cerca es aún más hermoso y atrayente.
Su fragancia varonil, ese porte de rey, sus hombros anchos y sus brazos musculosos marcados debajo de la tela del traje hecho a la medida, son atributos imposible de ignorar.
Alonso es un hombre de facciones muy hermosas, cabello negro, ojos azules y tez clara. Mi amiga Soraya, lo definiría muy acertadamente como un bombón con relleno de chocolate incluído.
Estoy completamente convencida de que eso de que cuando uno se enamora se vuelve ciega, sorda y muda definitivamente es cierto y yo le agregaría que también nos volvemos brutas. Yo juraba que Andrés era el hombre más bello del mundo, ahora me doy cuenta de que cuando a uno le falta calle y mundo por recorrer, se conforma con cualquier cosa.
La mirada inquisidora de mi madre sobre mí, me tiene algo nerviosa. Se que está muy intrigada de por qué llegué acompañada de Alonso, sin embargo, su prudencia y su clase no le permitirán hacer ninguna escena.
Se me había olvidado, que Andrés estaba en este lugar y que vino acompañado o al menos eso fue lo que me aseguró Alonso. Jamás pensé que su nivel de cinismo llegara a estos límites. En esta gala todos nos conocen, están nuestros socios, amigos y familiares.
Si quedaba alguna duda en mí, sobre el tema del divorcio, Andrés acaba de disiparla. Solo espero que tenga la decencia de no acercarse a esta mesa con esa mujer. Pero como si lo hubiese llamado con el pensamiento, escucho su voz justo detrás de mí.
—Querida, estás realmente impresionante esta noche —dice Andrés.
La mirada furiosa de mi padre está fija sobre él y los ojos de mi madre reflejan un desprecio y un asco que nunca antes había visto.
—Buenas noches —escucho una voz femenina saludar y de manera cortés todos contestamos el saludo.