El Precio por Tenerla (en edición)

Capítulo 9

Natasha.

Recuesto mi cabeza en el respaldo del asiento del avión, serán más o menos siete horas de vuelo desde New York a Italia, de las que ya han transcurrido cinco. Cerré mis ojos desde que abordé intentando descansar, no solo física sino también emocionalmente. 

Acabo de tomar una de las decisiones más trascendentales de mi vida, terminar mi matrimonio con Andrés no ha sido una decisión que tomé con la cabeza caliente, por el contrario es una decisión que he estado meditando por mucho tiempo. Estoy completamente segura que es lo mejor para mí, los acontecimientos de los últimos días solo fueron el detonante. 

Dejar a Soraya a cargo fue lo mejor, mi paz y mi estabilidad emocional no necesitan ponerse a prueba con un nuevo enfrentamiento con Andrés, tal vez puedan pensar que es cobardía pero yo prefiero llamarlo prudencia.  

Le escribí a mi madre un mensaje explicándole la situación antes de salir de New York, sé que no me apoyarán pero ya no soy una niña que necesita de la aprobación de sus padres para hacer o no hacer. Soy una mujer que ha decidido vivir a su forma, correr riesgos y ser felíz lejos de un patán que nunca supo valorar su amor. Luego de eso silencié mi celular, ya lo revisaré cuando me sienta lista para lidiar con los cuestionamientos de mis padres.  

Si algo he entendido en estos últimos meses, es que no puedo amar a nadie por encima de  mí, que debo ser felíz conmigo misma para luego compartir esa felicidad con la persona que decida complementar mi vida.  Ha sido una lección difícil de aprender porque te crían para ser  una esposa complaciente y amorosa que debe desvivirse para hacer felíz a su marido. Nadie debe ser responsable de hacer felíz a otro, es  una carga emocional muy grande, el matrimonio debe ser un acuerdo de voluntades en donde ambos decidimos amarnos, respetarnos, comprendernos, complementarnos al punto de que cada uno logre la mejor versión de sí mismo con la finalidad de ser felices juntos.  

Pero no, nos  condenan como mujeres a una vida en la que debes darte sin reservas y nunca exigir. Hacen que el  matrimonio parezca más una cruz con la que debemos cargar, que un lindo viaje que debemos disfrutar cada día. 

No voy a negar que me siento rota, vacía, perdida. Pero sé que cuando pase mi luto emocional y recoja los pedazos de la mujer que hoy se siente destrozada, renaceré fortalecida y empoderada porque he aprendido  que lo que no te destruye te hace más fuerte y a Natasha Rivas, Andrés Azuero   ha podido golpearla, lastimarla y herirla pero jamás me destruirla. 

Escucho por los altavoces del avión, la voz del piloto que nos indica que estamos próximos a aterrizar. Víctor se encargó de mi reserva de hotel y del traslado. Wao, esos amigos míos valen su peso en oro, sé que harían cualquier cosa por mí así como yo por ellos. 

Luego del aterrizaje paso por migración y de allí voy a recoger mi maleta, es una valija pequeña pero estoy segura que Soraya puso lo necesario. Salgo por la entrada principal y un caballero con un letrero con mi nombre me espera, me acerco a él y le saludo. 

Buonjorno, lo sono Natasha Rivas (Buenas tardes, yo soy Natasha Rivas). —Me presento hablando un perfecto italiano.

Benvenuto, lascia che ti accompagni in hotel signora Rivas (Bienvenida, déjame llevarla al hotel señora Rivas). —Me responde.

Grazie (Gracias). —digo.

Sigo al caballero que muy amablemente ha venido por mí, abordamos una camioneta negra con un logo del nombre del hotel, en menos de media hora arribamos a este y se encuentra  en un área bastante exclusiva y lujosa.  Paso por recepción, hago el papeleo y subo hasta mi habitación.

Las seis horas de diferencia que existen entre New York e Italia hacen que esté arribando al hotel a la 6:00p.m hora de Italia. Sé que el jet lag hará estragos en mí pero qué más da, dormir ayudará. Pido que me suban algo para cenar a la habitación y me pongo cómoda para descansar.  

Reviso mi teléfono, tengo como cien llamadas de los números de mi papá, de mi mamá y de Andrés.  Hay un mensaje de Soraya de hace 15 minutos, pero decido mejor llamarla y aprovecho para enlazar a Víctor de manera que podamos hablar los tres. 

—Hola chicos, ya llegué y estoy en el hotel. —Les informo.

—Hola mi reina —contesta Soraya.

—Hola nena ¿cómo estás? ¿qué te pareció el hotel? ¿llegaron a recogerte? —pregunta Víctor.

—Bien, excelente y sí. —Mi amigo solo sonríe  al escuchar mi respuesta.

—Ya el imbécil firmó los papeles del divorcio, mi reina —señala Soraya.

—¡Wao! Siempre he sabido que eres una excelente abogada pero tu eficiencia me ha dejado asombrada, ¿Con qué lo amenazaste, Soraya? —formulo.

—Amenazarlo yo, me ofendes amiga, estás poniendo en duda mi poder de convencimiento y argumentación —replica Soraya.

—Ay por Dios, habla Soraya que conocemos tus alcances —demanda Víctor.

—Bueno, está bien, puede que haya sido necesario algo de coacción y amenaza. —Reconoce la pelirroja.

—Quiero detalles —digo curiosa.

—Ay Naty, tú sabes que yo por ti mato, entierro al occiso, desaparezco las evidencias y creo la coartada. La verdad solo le dije que si no firmaba podría pasar que su video porno podría surcar el internet y llegar a  los medios de comunicación y que al reconocer a los protagonistas, se podría pensar que la modelucha le estaba pagando con favores sexuales al CEO de Azuero&RivasCorp la contratación para ser la  cara de su marca —informa Soraya, Víctor y yo nos quedamos anonadados ante la confesión de Soraya.

—Soraya ¿En serio  te atreviste a  hacer eso? —replica Víctor.

—Pues sí y ni te cuento como disfruté ver su cara de pánico, además Andrés Azuero tiene acumulada conmigo una cuenta muy alta y voy a disfrutar cobrársela, ahora que mi Naty me ha dado permiso —asegura la pelirroja 

—¿No puedo creer, que me hayas quitado el privilegio de convencerlo a golpes? —espeta Víctor.




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