Esa voz ronca y sexy hace que se me erice todo el cuerpo, volteo a mirar en dirección a la puerta y lo veo parado allí, tan hermoso e imponente, que creo que todo mi ser sufre las consecuencias de semejante espectáculo. Lo miro caminar hacía mí, con esa elegancia tan propia de él, y un sonrisa sexy marcada en sus labios, mis ojos se deleitan con descaro recorriéndolo de arriba a abajo. Natasha coge juicio, la abstinencia te esta afectando, bueno siendo sincera no es la abstinencia es este hombre que esta como receta médica personalizada, como para comérselo a pequeños bocados para no acabárselo tan rápido. Trae puesto un jeans negro que se ajusta a sus fuertes piernas, un camiseta sin cuello azul oscuro con una chamarra negra arriba y unas botas negras, que les da un toque tan varonil que me encanta.
—Me detengo frente a ella y la tomo por la cintura para acercarla a mí, ¿terminó el escaneo hermosa dama?, ¿Le gusta lo que ve?, le digo mientras llevo mi mano a su barbilla y atrapo su boca en un beso exigente.
—Yo estaba embelesada, comiéndomelo con los ojos y el que se acerca y me come con la boca, con un beso húmedo y exquisito. Sera que este hombre quiere que me de un infarto.
—Si recuerdan que estamos aquí, pregunta Víctor, con una voz de burla, ¡ey yuju! hay espectadores. Busquen cuarto ¡Rayos!.
—Un gruñido de Alonso sobre mi boca, me hace abrir los ojos y salir de mi ensoñación— Si no de calla, puedo pedir que lo echen de aquí, preciosa— Esta bien amor, ya tendremos tiempo mas tarde.
—Nos separamos sin muchas ganas y tomo la mano de Natasha antes de voltearme a saludar al resto de los presentes. Hola Víctor, Soraya! ¿ Como están?.
—Yo perfecta, contesto mientras me acomodo en las piernas de Augusto, dándole cortos besos de manera efusiva— Ah no, ahora resulta que soy violinista por partida doble— Eres un envidioso Víctor. Le dice Augusto— Vamos a tener que conseguirle una novia, Naty— Estoy de acuerdo contigo Soraya, pero que sea Italiana para que no desentone con nuestros gustos— ¡Envidioso yo! Ya quisieran, además no inventen ustedes niñas que a mis novias me las busco yo mismo.
—Alonso me hala de la mano y me lleva hasta el sofá, se sienta y me pide que me siente sobre sus piernas.
Definitivamente la cercanía de este hombre me embriaga— Escuche que necesitas un esposo, dime donde firmo mi amor. Tu propuesta no fue muy tentadora pero como ya te dije hoy no amanecí para nada exigente. Así que aprovéchame Natasha, estoy en oferta y tu eres la favorecida — Se que estoy roja, lo siento mi cara arde, nisiquiera alcanzo a responderle—
–Ella acepta, dice Soraya. Quedo en shock , pero yo soy su apoderada así que te respondo por ella ¡Acepta!.
—Bien digo poniéndome de pie, parece que tenemos que planear una boda, ya regreso haré unas llamadas— Creo que mejor haces eso mañana Soraya, ya es algo tarde, dice Augusto. — Para Soraya Russo jamás es tarde mi querido Augusto, además prefiero hacerlo ya, esta noche dormiré con mi novio y dificulto que pueda madrugar, para encargarme de los pormenores de la boda de Natasha y Alonso.
—¡Un momento!, grito un vez logro reaccionar, poniéndome de pie en medio de la sala. Alonso no tienes porque hacer esto, ya encontrare la solución para este problema con mi papá, no te sientas obligado— Es algo difícil, sino es que imposible que yo me sienta obligado a hacer algo Natasha, no soy de ese tipo de hombres y tienes toda la razón no tengo porque hacerlo, simplemente quiero hacerlo, lo quise desde el primer día que te ví en el restaurante, estoy dispuesto a ser tu esposo a menos claro que tu no quieras, ya en ese caso preferiría no hacerlo, la miro esperando su respuesta, la se de antemano pero necesito que se atreva a decirlo, a aceptarlo — Claro que quiero amor, camino hacía el y conecto mi mirada con la suya, si quiero Alonso y no por salvar mis acciones solamente, sino también porque quiero estar contigo.
—Aclarado el asunto manos a la obra, grita Soraya— Me volteo a ella y le digo, tú serás mi madrina, así que ponte bella, Augusto y Víctor serán los testigos, que sea aquí mismo mañana a las dos de la tarde, necesito un vestido así que encárgate, será una ceremonia discreta pero quiero que todo sea hermoso, encárgate del juez y del papeleo — Sí, futura señora Ferrara, me encantas cuanto te pones en plan de jefa, mi Naty. Voy a hacer mis llamadas, luego de eso nos vamos novio, hoy dormirás conmigo. — No tardes, pelirroja. Creo que Alonso y Natasha quieren adelantar la noche de bodas — Opina igual que Augusto, mejor nos vamos. Dice Víctor.
—Su presencia no nos preocupa en absoluto, digo tomando la mano de Natasha para dirigirnos a la habitación, tío ayuda a tu chica a tener todo listo para mañana. Con permiso quedan en su casa, por favor cierren al salir.
—¿Acabas de echarlos?— Tranquila, Augusto y Soraya tienen planes y Víctor es de confianza—
—¿Como sabremos si se fueron?
—Ya te dije que eso no me preocupa, nena. Pero si a ti sí, solo intenta no hacer mucho ruido— Alonso, digo dándole un ligero golpe en el hombro— ¿Qué? Yo solo decía, amor.
—Entramos a la habitación y entramos, cierro la puerta detrás de nosotros. — Al fin solos, preciosa— No se supone, que eso se dice después de la boda, amor— No.