—Salimos de la tienda de hombres, esa niña nos hizo la mañana. Hace rato que no me reía tanto. Dice Augusto.
— Si, esta media loca pero nos atendió muy bien— Sabes que debes dejar de andar rompiendo corazones por allí, debes empezar a comportarte, pronto serás un hombre casado— Y yo que hice si nisiquiera hable — No se la verdad, tal vez deberías dejar de bañarte diario, no usar perfume o no rasurarte en unos meses, que se yo. Tal vez así no andes ilusionando por allí a niñas indefensas— Ay por Dios, Augusto ahora resulta que es culpa mía que las mujeres sepan apreciar la belleza en un hombre— Empiezo a mirar al suelo, como si buscara algo — Y ahora que buscas, se te cayó algo, tío — A mi no, pero a ti sí, parece que se te cayó la modestia, sobrinito. Digo dándole un suave golpe en la cabeza.
—Seguimos caminando, muy animados en búsqueda de la joyería que la chica de la tienda muy amablemente, me recomendó — Buen día caballero, saludamos al llegar— En que les puedo servir señores— Necesito unas argollas de boda, pero también un anillo de compromiso para que jaga juego con la argolla de la dama— ¿Sabe la talla? — Si, ella es talla 7 — ¿Como rayos sabes eso, le mediste el dedo anular, Alonso? — Noo, tu chica me dio el dato — Ahh, ok— Alguna piedra en específico, pregunta el joven que nos atiende— sí, con diamantes por favor y que sea un modelo único— Entiendo, deme unos minutos entonces para ir por nuestra línea de alta gama, que guardamos en la caja fuerte— Listo caballero, aquí lo esperamos.
—Vaya, que sorpresa señores. Escucho una voz conocida detrás de nosotros — Augusto y yo nos volteamos para encontrarnos con Andrés Azuero— Buen día , no tenía idea que estaban en New York— Si, llegamos anoche. Dice Augusto estrechando la mano de Andrés — Asuntos de trabajo o placer— Ambos, respondo yo — Señor, aquí están los anillos de matrimonio. Dice el dependiente de la tienda — Me volteo y empiezo a reparar, cual es más del estilo de Natasha, me gusta este juego, me lo llevo — ¿Te casas Alonso? Me pregunta Andrés Azuero, con una sonrisa cínica — Así es, me caso y vine en búsqueda de mi atuendo y los anillos— Mira que coincidencia, justo mañana Natasha y yo haremos una renovación de votos, ustedes saben esas cursilerías que le gustan a las mujeres. Ella organizo y planifico todo y bueno que mas me queda a mí, sino complacerla, de hecho vine por los anillos que encargue para nosotros hace unos días — Vaya, excelente, felicidades contesta Augusto— Yo estoy que apenas logro contenerme para no partirle la cara a este imbécil, decir que Natasha planeo todo, que desgraciado— De hecho, aprovecho para invitarlos, especialmente a ti Alonso— será un placer acompañarlos en tan importante evento, le respondo.
—Perfecto le pediré a mi mujer, que los agregue a la lista de invitados, también le diré que diga que llegaran 3 personas por si llevas a tu novia, Alonso. Solo dan sus nombres en la entrada y listo. Nos vemos mañana señores con permiso, dice el muy infelíz con una sonrisa de triunfo en sus labios — Para mañana ya será mi esposa, nos casaremos hoy y cuenta con que de seguro estará en la gala— Listo, entonces mañana la conoceremos mi esposa y yo— seguro que sí, respondo, lo veo alejarse de nosotros con esa actitud arrogante y segura — Ay Andresito, si supieras quien será la esposa de Alonso, dificulto que estarías tan felíz de invitarlo. Dice Augusto.
—Créeme tío que tuve que aguantarme las ganas de partirle la cara, para borrarle la sonrisa cínica que tenía — Cálmate Alonso, el que ríe de último rié mejor. Mañana les tocará reír a Natasha y a ti y yo hare barra. Y ya vámonos que no hay que esperar a la novia.
—Llegamos con buen tiempo al apartamento, Víctor ya de encuentra aquí, junto con las personas encargadas de la decoración.
—Hola Víctor, saludamos mi tío y yo al unísono— Buenas tardes, ya todo esta casi listo, solo falta el juez y la novia, pero conociéndolas te harán esperar Alonso — Aquí estaré Víctor, a esa mujer yo la espero toda la vida si es necesario — Felicidades Jefe, te llevas a una gran mujer, uno de mis dos amores, pero me agrada que seas tú, Andrés jamás la valoro, confío en que tu si sabrás hacerlo y vayan a cambiarse rápido para que las esperemos listos.
—Media hora después, Augusto y yo bajamos ya cambiados— Estoy nervioso, Augusto— Es normal, hijo — ¿Y si no llega? — Claro que llegará, dice Víctor acercándose a nosotros con un trago de Wisky que pone en mi mano, tomate esto para que calmes los nervios, ya Soraya aviso que vienen en camino — Respiro profundo y luego me tomo el vaso de un solo trago, siento como el licor quema mi garganta — ¿Mejor? — Sí, gracias. Víctor.
—El timbre suena y Augusto de dirige a la puerta a abrir, dejando entrar al juez y su secretaria, también llegan al mismo tiempo un fotógrafo que contrato Soraya y el personal que servirá las comidas y bebidas, empiezo a caminar de un lado a otros tratando de calmar mi impaciencia.
—Veinte minutos después, veo como se abre la puerta dejando entrar a Soraya— Augusto la recibe con un beso y un abrazo, y llenándola de piropos— Estás hermosa pelirroja, waoo me has dejado perplejo— Toda tuya, guapo. Me encanta que te encante, digo pegándome a su cuerpo — ¿ Donde esta Natasha? Pregunto nervioso— Hola Alonso, pues yo estoy muy bien, gracias por preguntar, Naty esta afuera igual o más nerviosa que tú — ¿Y porque no entra, Soraya? — Porque no quiere que la veas aún. Esta todo listo pregunta, mirando hacía las persona que contrato, se dirige hacía el juez y su asistente a saludarlos.
—Bien, si estamos todos listos comencemos. Por favor la música pide Soraya. Inmediatamente empieza a sonar “Perfect” de Ed sheeran.
—La puerta se abre y veo entrar por ella a Natasha, enfundada en un vestido blanco, ceñido al cuerpo, que le hace justicia a su hermosa figura, trae su cabello suelto y un hermoso ramo de rosas rosas en sus manos. La veo caminar hasta mí y no puedo quitar mis ojos de ella, esta simplemente hermosa.