Veo a Alonso partir junto a Augusto al aeropuerto, no quisieron que los lleváramos, entiendo que por cuestión de seguridad— Estas muy callada, Naty. ¿Pasa algo? — No o bueno sí, la verdad no se. Tengo una opresión en el pecho que me tiene muy agobiada, es como un mal presentimiento — ¿ Por ellos? — Sí, por ellos. Soraya— Son hombres fuertes y audaces, estoy segura que sabrán manejar la situación, el mundo en que se mueven es muy peligroso y traicionero — Es otra cosa, Soraya. Esta despedida fue diferente, extraña. No puedo explicarlo — Natasha Rivas por favor, no me asustes — No me hagas caso amiga. Tal vez solo estoy algo paranoica.
Augusto y yo arribamos a Italia, bajamos del avión para encontrarnos con Damián, extrañamente a traído dos autos para transportarnos — ¿Porqué dos autos? Pregunto — Señor, hay precio por su cabeza. No podemos arriesgarnos a que vayan ambos en el mismo auto y sufran alguna emboscada estando juntos, eso sería fatal para la organización.
—Sabes bien, que no lo voy a dejar solo Damián, contesta mi tío — Él tiene razón, si algo me pasa tu podrás ayudar a mi hermano a seguir liderando la organización. Pero si nos sacan a ambos de circulación, tomarán el control y perderemos todo lo ganado. De ahora en adelante debemos movernos así, por separado para que el uno no comprometa la seguridad del otro.
—Esto no me gusta, Alonso. No estoy de acuerdo —Entonces, tómalo como una orden, Augusto. No pondré la vida de los dos en riesgo, solo porque no te parecen mis decisiones— Y es que ahora me vas hablar como mi jefe, pues me valen tus órdenes, no lo voy a aceptar y punto, a donde te muevas iré contigo, seré como tu sombra, conoceré todos tus movimientos y no darás un paso sin que antes se me informe, serás muy el jefe de toda la mafia, pero de tu seguridad me encargo yo, así que acostúmbrate Alonso — Tío, por favor no necesitamos ponernos en riesgo los dos, si me pasa algo tu ayudaras a mi hermano a continu…— Que parte no entendiste Alonso Ferrara, no es no. Ya enterré a un hermano y me dolió en el alma, no voy a enterrar a un sobrino al que amo como a un hijo. Así que ya escuchaste.
—Augusto se sube conmigo en el mismo auto, luego de instruir a Damián sobre el tema de la seguridad, ambas camionetas son similares, supongo que las escogieron así con la intención de despistar en cuál de ella me muevo yo, la primera de la camionetas en donde no vamos ni Augusto ni yo, sale escoltada de dos autos, con dos hombres fuertemente armados en cada auto.
La segunda en la que si nos transportamos nosotros, toma un camino diferente a la mansión, una ruta inusual por decirlo de alguna manera. La ruta es un poco más larga y el camino algo desolado, frente a nosotros va el auto donde viaja Damián, con dos más de nuestros hombres y detrás otro auto con tres hombres, por lo general los vehículos que utilizamos son blindados, pero el despliegue de seguridad de hoy es inusual.
Aunque por la actitud que asumió mi tío deberé acostumbrarme.
—Escucho sonar el celular de Augusto. Dime, contesta en tono serio, luego de unos minutos lo escucho preguntar ¿Sabes quiénes fueron?. Continúa conforme al plan — ¿Qué sucede? Tío— El auto que salió primero del aeropuerto en la ruta acostumbrada para llegar a la mansión, fue emboscado. Dos de nuestros hombres murieron en el enfrentamiento, te buscaban a ti — Eso ya lo sabíamos, soy el objetivo— Sí, pero lo que no sabíamos era que se atreverían a ir de frente— ¿Sabes quienes fueron? — Los hombres de Moretti, pero estoy seguro que no está actuando solo, ese viejo decrepito no tiene las bolas suficientes para enfrentarnos, hay alguién más dándole alas y lo voy a descubrir. Estoy seguro de que Moretti es solo la fachada.
—La ruta que tomamos nos lleva a la parte trasera de la mansión, un portón viejo y oxidado, escondido entre la vegetación, se abre frente a nuestros ojos, para darnos paso a la propiedad — No conocía esta entrada — Solo la usábamos tu padre y yo, cuando queríamos entrar y salir sin ser advertidos—Pero parece que retomará vigencia en lo que esto acaba —
— ¿Qué planes tienes, tío ? — Uno bien sencillo, descubrirlos y matarlos — Entonces manos a la obra, no me gustó que interrumpieran mi luna de miel.
—Esta noche iremos a uno de los clubes, necesito que me vean, que sepan que no les tengo miedo— Listo preparare todo, necesito que salgas armado y a partir de hoy usarás un rastreador, que más tarde implantarán en tu muñeca, no te confíes de nadie Alonso. Cualquiera podría entregarte para recibir el precio por tu cabeza — Tranquilo, eso lo tengo claro, tío.
Entramos al despacho y Damián nos informa los pormenores de la emboscada.
—Jefe, esta gente va en serio — Así parece, Damián. Quiero que actives a todos nuestros informantes en los barrios bajos, pon a circular dinero, todo aquel que pueda darnos información veraz, será recompensado. Moretti es el títere pero estoy seguro que hay alguien detrás, moviendo los hilos y quiero saber quien es. Por lo demás estamos en guerra, redobla la seguridad, revisen cada vehículo minuciosamente antes de utilizarlos, varia constantemente las rutas que usamos para trasladarnos, nadie entra y nadie sale sin que Augusto o yo lo autoricemos y no quiero cambios repentinos en los hombres de seguridad. Solo quiero a mis hombres de siempre junto a nosotros.
El club “La Dimora” esta a reventar. Entramos y nos dirigimos a la oficina, desde allí puedo divisar toda el área sin dificultad.
— ¿Algo extraño hasta ahora? — pregunto a mi tío—
—No, todo en orden Alonso—
La noche transcurre tranquila, el club esta a reventar.
— Creo que el mensaje de que no te intimidan ha llegado alto y claro, Alonso—