El Precio por Tenerla (en edición)

Capítulo 40

—La ambulancia arriba al hospital por el área de urgencia, el primero que bajar para darle atención es a alonso. Lo ingresan al área de traumatismos y una de las enfermeras que lo recibe me pide que por favor espere en una salita acondicionada para ello. Tomo el celular y le marco a Santiago — Hola tío, ¿Cómo está? — Hola, hijo estoy en el hospital Saint Francis, Alonso sufrió un atentado — ¿ Como esta mi hermano, tío? — No tengo detalles Santiago, solo te puedo decir que llego inconsciente — Voy a reforzar tu seguridad, solo déjame tener detalles de la salud de Alonso y en cuanto pueda mando por ti, para que vengas al hospital— Esta bien, tío. Pero por favor mantenme informado— por supuesto, Santiago por favor; sigue mis instrucciones el próximo blanco puedes ser tú— Como ordenes tío. 

 


Cierro la llamada, cuando veo que Damián es llevado al área de ortopedia para realizarle algunos estudios, aparentemente sus lesiones tienen que ver con algunos huesos rotos.  

 


—¿ Como estás muchacho? — Me duele todo, pero sobreviviré señor — ¿Cómo esta el jefe? — Aún no me dicen nada, llame a Santiago para informarle y necesito reforzar su seguridad — Llame a Cristóbal, el se hará cargo— listo eso haré. ¿Qué sucedió Damián? — Fue una emboscada señor, un auto salió de la nada y nos embistió, el golpe hizo que el auto diera varias vueltas para luego quedar en esa posición en la que nos hallaron — Había un hombre con un arma, cuando íbamos llegando, supongo que se encargaría de rematarlos — Supongo que esa era la  orden, señor— supones bien Damián — ¿Cree que el jefe este bien? — Eso espero Damián, eso espero. Recupérate pronto muchacho, estaré por aquí cerca— Gracias Señor. 

 


—Hago las llamadas necesarias para garantizar la seguridad y el traslado de Santiago al hospital, sin ponerlo en riesgo. Sigo en la bendita sala de espera pero nadie sale a darme razón de Alonso. 

 


—Hubiese preferido tener el diagnostico médico antes de avisarle a Natasha, pero no puedo seguir esperando, la noticia puede filtrarse en los medios de comunicación y no sería una buena manera para enterarse. Decido marcarle a mi pelirroja quien me contesta al primer timbrazo — ¿Amor, llegaste? — No, nena. No pude, digo con la voz entrecortada— Augusto, amor  que pasa ¿Estás bien? — No nena, no estoy bien. Alonso sufrió una emboscada y  estoy en el hospital Saint Francis espetando noticias de los médicos, no se nada de su estado, solo sé que llego inconsciente — Al otro lado de la línea solo se escucha un silencio por algunos segundos, vamos para enseguida mi amor, escucho a Soraya decir. 

 


—Un golpeteo insistente en la puerta de mi habitación me alerta, por lo que voy abrir inmediatamente — Debemos irnos, dice Soraya entrando como loca a la habitación seguida de Víctor — ¿A dónde? — No preguntes y vamos, dice halándome de la mano en dirección a la puerta — ¿ Que pasa Soraya? Digo algo alterada, mientras soy arrastrada a la puerta— Alonso sufrió una emboscada y esta en el hospital, dice sin ningún tipo de filtro— Siento como un frío recorre todo mi cuerpo y mis piernas flaquean. ¿Qué? — No se nada más, vamos Natasha, dice mi amiga — Como puedo trato de recomponerme, pero siento que mis piernas en cualquier momento me traicionaran, empiezo a hiperventilar y veo como Víctor camina hacía mí y me toma de la mano—  vamos nena respira, respira me repite una y otra vez — Hago lo que Víctor me indica y siento como mi cuerpo vuelve a compensarse empiezo a caminar en dirección a la salida de la mano de Víctor  y Soraya y en un par de minutos ya nos encontramos en un taxi camino al hospital, en donde entiendo esta recluido Alonso.  


—Hace alrededor de una hora que Alonso ingreso a este lugar y aún no dan noticias de su estado de salud. Estoy a punto de entrar esa sala con arma en mano y conseguir la información que me interesa a como de lugar — Augusto, amor — El sonido de esa voz, me trae la paz que necesito en este momento — Siento sus delicadas manos rodeando mi cuerpo y como si fuera un refugio en medio de una terrible  tormenta, me permito entrar en ese lugar— Estoy aquí amor, ya llegue — La rodeo con mis brazos y solo me quedo allí en silencio, pero con las lagrimas brotando de mis ojos como si fuera un  pequeño y asustado niño, Alonso y Santiago son la única familia que me queda y no estoy preparado para perder a ninguno de ellos — No se cuanto tiempo paso abrazado a mi pelirroja, cuando escucho a alguien decir— Familiares de señor Ferrara— Reacciono y respondo, yo… soy su tío. ¿Como está Alonso? — El señor Ferrara tiene sufrió un fuerte traumatismo cráneo encefálico, llego aquí inconsciente, las tomografías revelan una grave inflamación en el cerebro, lamento mucho informarles que el señor Ferrara se encuentra en estado de coma y su  pronóstico es reservado — Un agudo gemido de dolor sale de los labios de Natasha, cuando el doctor termina de hablar — Siento no tener para ustedes mejores noticias— Podemos verlo, pregunta Natasha  — En estos momentos no es posible, acaban de ingresarlo a terapia intensiva. Tal vez en unas horas pueda ser. Con permiso señores.  


—El médico da la vuelta y yo siento como mis piernas flaquean y caigo al piso de rodillas . Es mi culpa, no debí irme, debí esperar, hablar con el, las lágrimas empiezan a brotar a mares de mis  ojos  y yo no dejo de repetir que es mi culpa.  
—Siento como unos fuertes brazos me levantan del piso para llevarme hacía una de las sillas de la sala de espera— No es tu culpa Natasha, esto fue planeado. Estaban esperándolo. Iba a suceder, solo fue coincidencia que pasara cuando Alonso iba a buscarte, hubiese podido ser cuando regresábamos a casa o de vuelta a “La Dimora”, ellos solo aprovecharon la oportunidad, escucho decir a Augusto — Necesito que estén bien Natasha, que seas fuerte, se vale caer pero luego debes levantarte, Alonso nos necesita. 





















 




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