“El señor Ferrara ha muerto” es lo último que escucho antes de sentir como mi cuerpo se desvanece y ya no tengo conciencia de nada.
—Natasha, nena, gritoooo. Mi amiga acaba de desvanecerse, corro a su lado, la noticia de que Alonso ha muerto nos ha dejado a todos en Shock, pero mi Naty no lo soporto y acaba de desmayarse. Veo como Víctor la levanta en sus brazos— Busquemos un médico, me dice Víctor— Avanzo buscando un médico que pueda atender a Naty, con Soraya detrás de mi.
En el camino encuentro a una enfermera, por favor ayúdenos señorita — Sígame, señor— Nos lleva a una pequeño consultorio en donde hay una doctora adentro, coloco a Naty sobre la camilla y la doctora se acerca a revisarla— ¿Le paso algo a su novia? Me pregunta la doctora— Su pregunta me desconcierta un poco, pero le contesto enseguida. Acaba de enterarse que su esposo falleció y de desmayo— ¡ahh!. Por favor esperen afuera, vamos a revisarla, nos dice a Soraya a mí.
—Minutos después la puerta se abre y la enfermera nos indica que podemos entrar — Aparentemente a la señora, la fuerte impresión le provocó una baja de la tensión, pedire que la trasladen a una habitación para ordenarle algunos exámenes y aplicarle unos medicamentos— En ese preciso momento Natasha, empieza a recuperar la conciencia, abre los ojos y me mira. ¿Alonso donde esta Alonso?. Dime Víctor donde esta mi esposo, quiero verlo, empieza a gritar histérica, quiero verlo, tengo que decirle que lo amo, pedirle que no me deje, no se puede ir, ha sido muy poco tiempo juntos, empieza a llorar desconsoladamente, llévame a verlo Víctor — Sin darme cuenta las lagrimas empiezan a brotar de mis ojos al ver a mi Naty así, la tomo en brazos y la llevo en dirección de la sala donde se encontraba recluído Alonso —¿A dónde vamos? Pregunta Soraya— Ella quiere verlo, pelirroja — Naty se acurruca en mi pecho y empieza a llorar como niña pequeña — Llego frente la puerta por donde horas antes, Naty ingresó a ver a su esposo— No pueden entrar, Señor. Me dice una enfermera— Intente, impedírmelo — Ingreso con Natasha a la habitación y en ese momento hay un par de personas, quitando algunos de los cables que Alonso, tenía en el cuerpo, todos los aparatos están apagados, lo único que aún no le retiran es el tubo del respirador, acerco a Naty hasta la cama de Alonso, la rubia empieza a llorar desconsoladamente y justo en el momento en que va a tomar la mano de Alonso vuelve a desplomarse.
—Como puedo la sujeto y la saco de la habitación para regresarla al consultorio donde minutos atrás, la estaban atendiendo.
—La doctora, se sorprende al vernos llegar nuevamente con Naty en brazos— ¿Qué pasó? — volvió a desmayarse— Ordenare el ingreso, para medicarla y hacer unos estudios más profundos. Dejo a Naty nuevamente sobre la camilla y me giro para encontrarme con una Soraya triste y asustada, que se apresura a abrazarme — Prométeme que ella estara bien, Víctor, prométemelo— Te lo prometo, pelirroja — Minutos después Augusto ingresa al consultorio, Soraya me suelta y va en dirección a su novio para refugiarse en sus brazos y consolarse mutuamente, ella a él por la pérdida de su sobrino y el a ella por la condición tan preocupante en la que se encuentra Naty.
—Dos días han pasado desde que Alonso murió. Natasha ha estado internada y medicada, la causa de sus desmayos no es física, al menos eso fue lo que reflejaron los estudios, la doctora dice que es emocional, su mente ha preferido desconectarse para no procesar el dolor de la pérdida, es como si se refugiara en si misma, para no enfrentar la realidad. La doctora hoy ha decidido administrarle una dosis menor de los antidepresivos y los sedantes, con la finalidad de que pueda asistir a las honras fúnebres de Alonso.
— Estás bien Víctor, me pregunta la pelirroja, mientras me da un beso en la mejilla. Viene entrando a la habitación, solo se ha separado de Naty unas horas, porque ha tenido que dividir su tiempo entre ella y Augusto — Nada que un buen baño y una buena dosis de café no mejoren, Soraya.
— ¿Como paso la noche mi Naty? — Tranquila, la doctora vino hace un rato. Le bajaron la dosis de los medicamentos, para que hoy pueda estar algo más lúcida — Espero pueda soportarlo— Estaremos allí para apoyarla, pelirroja.
—Holaa — Hola mi Naty, despertaste amiga— Estoy mareada, Soraya— Es normal, son los medicamentos. Contesta Víctor— No fue una pesadilla, verdad— No, no lo fue Naty, responde Soraya— No es justo amiga— Y cuando ha sido la vida justa Naty, dice Soraya acercándose para darme un beso en la frente —Debes levantarte, hay que ir a despedir a tu esposo, me dice Víctor — Tengo miedo, amigo, miedo de no aguantar— Estaremos contigo, dice Víctor tomándome de la mano — Esta bien, entonces vamos, Soraya me ayuda a llegar al baño para ducharme y cambiarme, aún me siento algo mareada y desorientada.
—Augusto, llega por nosotros para llevarnos a las honras fúnebres— Hola Naty— Hola, le respondo con los ojos llorosos— Ya es hora, vamos dice Soraya — Vamos, respondo casi en un susurro.
—Llegamos a una enorme casa que se encuentra en un lugar apartado, me llama la atención que no sea un panteón, se supone que venimos a las honras fúnebres de Alonso— Hay muchos autos, cada uno mas lujoso que otro. Bajo del vehículo en el que llegamos en compañía de Asguato y mis amigos, el pobre Víctor apenas, tuvo tiempo para cambiarse ya que no se separo de mi lado ni un minuto — Aquí estoy rubia, dice mientras camina a mi lado y pasa su brazo por mi hombro — Lo se Víctor, lo se.
—Entramos a la que presumo es la mansión de los Ferrara, pensar que aquí vivió por muchos años mi esposo, me pone el corazón chiquito, una de las chicas del servicio nos dirige hacía el área del jardín, en donde se encuentran colocadas un gran número de sillas y ya hay algunas personas ubicadas en ellas. Mi mirada va directamente hacía la parte frontal de donde están ubicadas las sillas y algo llama poderosamente mi atención.
—¡Esto debe ser una maldita broma!