El Precio por Tenerla (en edición)

Capítulo 49

—Augusto y yo, caminamos hacía mi hermano. Señores como pueden ver no hay necesidad de elegir un nuevo jefe. Mi hermano, esta vivo y en pleno uso de sus facultades mentales, para seguir ejerciendo su rol de jefe de la organización. 


—¿Cómo es posible que este vivo?. Grita Moretti, evidentemente enojado. 

 


—Pues parece que tus hombres, no terminaron el encargo.  

 


—La sala queda en completo silencio. 


—Yo… no se,  de que hablas Ferrara.  

 


—Pero nosotros si sabemos Morettí, dice Augusto. Por ejemplo sabemos que te aliaste con un americano, llamado  Abdiel Rivas para acabar con la vida de mi sobrino, permitiendo que personas ajenas a la organización tuvieran injerencia en el destino de la misma, recibiste un pago por traicionar  a Alonso  y abrirte paso para ser el nuevo jefe.  


—¡Eso es falso! 


—De repente Lucas y Damián, ingresan al salón con dos hombres son sus rostros cubiertos y con sus manos atadas. Los traen hasta el centro del salón y los ponen de rodillas en el piso, frente a todos los presentes. 

 


—Alonso se acerca a los hombres y retira las bolsas de tela, que cubren sus rostros — la mirada de Moretti, se fija sobre los tipos y una expresión de miedo se refleja en el— 

 


—¿Le parecen conocidos, señor Moretti?. Pregunta Alonso 


—En mi vida, había visto a estos hombres. Dice frente a todos lo presentes. 


—Pues que extraño, porque eso no es lo que ellos dicen. Responde Alonso. 


—Lucas y Damián se acercan cada uno con su arma, poniéndola sobre la cabeza de ambos tipos.  


—A ver caballeros, que tenían que contarnos, dice mi tío Augusto.  

 


—El señor Moretti, nos pago diez mil grandes a cada uno por matar a Alonso Ferrara. Dice uno de los hombres.  

 


—Sí además nos dijo, que era un encargo de su socio Americano y que si hacíamos un trabajo limpio, podía darnos cinco mil más a cada uno. 

 


—Que diablos significa esto Moretti, empiezan a reclamar los presentes. 

 

 
—¿Como que un  americano viene a ordenar aquí y tu te sometes?. Pregunta otro. 

 


—Ahora resulta que te vendes al mejor comprador Moretti, los señalamientos no cesan y solo son acallados cuando Alonso interviene . 

 


— Señores, el americano en cuestión es el padre de mi mujer, por un asunto de índole personal le puso precio a mi vida y aquí el señor Moretti, se encargo de venderme, yo no se ustedes pero un hombre que se vende al mejor postor nunca podrá ser un buen jefe, terminaría poniéndole precio a la cabeza de todos los aquí presentes. 

 


—Marcelo Ricci, se acerca por detrás de Moretti y saca su arma, se la pone en la sien y le dice —¿Qué pasa si te vuelo la cabeza ahora mismo por vendido? — Calma Ricci, no es la forma ni el lugar, no quiero que eches a perder las alfombras de “ La Dimora” con la sangre de este bastardo. 


—Damián, encárgate. Dice Augusto— Sí, Señor. 

 


—Bueno como yo veo las cosas, si Alonso esta vivo, no es necesario escoger a ningún otro jefe de esta organización. Espeta Ricci — Opino igual, dice Santiago y así sucesivamente, todos los presentes.  

 


—Los estrechones de mano y las palmadas en el hombro de parte de los presentes, no se hacen esperar.

 —  Entonces señores, celebremos. Dice Santiago. 


—En todo este caos, me olvide que Natasha entro conmigo. La busco y la encuentro junto a mi tío. 


—Me acerco a ella y la tomo por la cintura para atraerla a mí. ¿Te asuste? — Tú jamás me asustarías amor, se que puedes ser implacable frente a todos, pero no conmigo — Sí muñeca, solo guárdame el secreto  porque si ellos se enteran como me traes, voy a ser derrocado como jefe y capaz que te nombren a ti — Tranquilo amor, será nuestro secreto. 


—Salimos de “La Dimora”, rumbo  a casa. Que bien suena eso. Vamos tomados de la mano, Víctor y Damián nos esperan  junto al vehículo. 


—Llévanos a casa Damián — Sí señor 


—El grito de Natasha, al vernos llegar nos ensordece — ¡Alonso!, grita la pelirroja abrazando a mi marido. Por favor no te vuelvas a morir ni de broma, pensé que Natasha se iría contigo — Trataré de evitarlo lo mas que pueda Soraya, responde Alonso — Te lo agradeceré con mi vida. 


—Gracias amiga, ahora mi marido sabe que sin el me muero. Me has vuelto una mujer vulnerable — Ay Naty, ya esa información era de dominio público, yo solo se la confirme — Si nena, ya yo sabía que no puedes vivir sin mí. 


—Los odio a ambos, contesta Natasha— Mentirosa, nos amas. Alonso es el hombre de tu vida y yo la mujer de tu vida, dice Soraya abrazándome y llenándome de besos en las mejillas.  

 


—Al fin algo de alegría y risas en esta casa, dice Augusto entrando junto a Santiago. 


—Hola,  novio — Hola, pelirroja. Dice Augusto sujetándola por la cintura, mientras le da un casto beso en la.boca — Hora de cenar, dice el ama de llaves.

 Bienvenido señor Ferrara, me alegro que este bien. Me tome el atrevimiento de ordenar un menú especial, para que los señores celebren. 


— Gracias contestamos al unísono, mientras que caminamos hacía el comedor.  


—Entre brindis y risas, Víctor, Augusto, Soraya, Santiago, Alonso y yo. Compartimos la cena. Miro a mi esposo a mi lado y aún me parece increíble, que esté aquí. Solo se que estoy agradecida por eso y aprovechare cada minuto que la vida me regale a su lado.  Se qué aún hay muchas cosas que debo solucionar, como el tema de mi madre ahora que se esta divorciando y mis negocios en New York. Pero de lo que si estoy segura es que donde Alonso esté, allí  estaré yo, porque estoy segura que hemos sido hechos para estar juntos.  




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