El continente de Animus...
A los ojos de muchos una tierra fértil, llena de grandes montañas, ríos cristalinos y gran variedad de flora y fauna que vive y crece bajo un brillante sol.
Pero por sobre todo hogar de uno de los territorios más grandes que la humanidad haya podido conquistar a lo largo de la historia de este mundo, el imperio Kyrien.
Durante más de mil años el alma materna y hogar de la mayor población de humanos dentro de los 6 continentes.
Una tierra ideal que fue asegurada tras eones de una encarnizada guerra, todo gracias al sacrificio del héroe y a la guía de su majestad quien ha dirigido a la humanidad por el mejor camino sin falta.
Pero incluso su Majestad por sí solo no hubiese podido lograr tal hazaña, pues los peligros que abarcaban y aun ahora persisten en este mundo fácilmente podrían diezmar a la humanidad.
Los barbaros Nordland del continente helado de Ardelia en el norte, con su fuerza extrema y sus números abrumadores, Los Chamanes Nazhka del continente de Arriant en el oeste, capaces de invocar el enigmático poder de los Tótems espirituales.
Por último pero no menos importantes, las Dríadas del continente de Almah en el sur, capaces de manipular la vida y la naturaleza a su gusto, siendo ellos por mucho los mayores enemigos de la raza humana, dado su ferviente deseo de erradicarlos de este mundo.
Durante los últimos mil años han estallado incontables guerras entre estos dos continentes, en cada ocasión cobrando la vida de miles o millones de inocentes en ambos lados.
En muchas ocasiones los invasores de Almah estuvieron cerca de eliminar a los humanos cuyo entendimiento de la magia es extremadamente pobre en comparación.
No obstante, siempre ha habido una fuerza arrasadora que se ha interpuesto defendiendo al continente de Animus y al imperio con un poder aplastante y una voluntad inmutable, La familia Milfiore.
Descendientes directos del santo héroe que sin temor enfrento a la gran oscuridad y a los reyes demonios, desde entonces han encarado al peligro en cada ocasión en que se les necesita, sin duda, sin temor, sin piedad...
La familia Milfiore siempre han sido y serán la lanza, el escudo y la espada del imperio. y si estos llegasen a desparecer de este mundo, el resultado será apocalíptico.
Año imperial 1102, 6 de diciembre...
Un nuevo día llega al valle, iluminando poco a poco la monumental propiedad de los Milfiore.
Ya para entonces Iván estaba despierto; habiendo tomado un baño y cambiado su ropa, en este punto el joven podía moverse naturalmente por la mansión como lo haría cualquiera de sus parientes, además de descubrir nuevas funciones que desconocía.
Entre ellas la más importante fueron las puertas de atajos, puertas especiales que no estaban cerradas con llave, que lo regresaban al vestíbulo, o lo llevaban a la cocina, al lavabo o donde necesitase.
Gracias a ellas Iván fue capaz de localizar un par de almacenes, una biblioteca pequeña, además de otra biblioteca más grande, una armería y un estudio de pintura, además de muchas notas dejadas por su tío Enrique Milfiore.
Conforme más lugares el joven descubría no podía evitar preguntarse qué tan grande era la propiedad en realidad, por si sola desde el exterior su tamaño era intimidante, pero de alguna forma por dentro se siente todavía más grande.
A los ojos de Iván ese era un claro uso de algún tipo de magia.
Actualmente los humanos solamente eran capaces de manipular la alquimia y la escritura de runas.
Por un lado, la alquimia consiste en la extracción y tratamiento de elementos, minerales y sustancias, con el fin de transmutarlas en algo nuevo.
Gracias a la alquimia existen productos como pócimas y elixires los cuales han extendido la esperanza de vida de los humanos 10 veces de su límite natural, siendo que muchos de los nobles del reino incluyendo a los Milfiore tienen o han vivido más de 100 años.
Algo deprimente tomando en cuenta que la vida de un campesino o un plebeyo no suele superar los 20 o 40 años.
Por otro lado, la escritura de runas es el uso práctico del poder espiritual, también conocido como Mana, o la energía vital, también llamado Prana.
Gracias a ese poder es posible reescribir las leyes de la física o directamente escribir nuevas, adquiriendo el poder para crear materia o energía a partir de la nada, un requerimiento imprescindible para ser un mago militar del imperio.
Ya Iván estaba enterado que los humanos habían usado la escritura de Runas para crear agujeros de gusano capaces de mover objetos pequeños en el espacio, pero nuevamente la casa de las flores había llevado la teoría al extremo.
Para Iván era algo abrumador, por más que lo intentaba no era capaz de entender la naturaleza del suelo que pisaba, ya sean las leyes de la física o la magia la casa de las flores no se atenía a nada, similar a estar en un mundo totalmente distinto.
Iván estaba cansado y este necesitaba salir de la casa, sin pensarlo mucho este rápidamente tomo la perilla de la puerta de atajo que lo llevaría al vestíbulo, no obstante, justo antes de salir un extraño aroma lo impregna.
Era un aroma que el conocía y que emergía de una de las puertas de aquel pasillo, este sin pensarlo empezó a acercarse al tiempo que un ligero escalofrió lo inundaba, pero antes de llegar a hacer algo, el sonido de un objeto cayendo llama su atención.
El sonido emergió directamente del vestíbulo lo que puso al joven en alerta puesto a que ahí fue donde este había dejado su equipaje.
Rápidamente Iván cruzo la puerta de atajo de la mansión llegando al vestíbulo, notando así que alguien más había estado ahí.
Los corazones de manzana que había dejado sobre la mesa la noche anterior ya no estaban, el sillón el cual había desplazado lejos de la ventana para evitar el frio regreso a su lugar, además del hecho de que todo en el vestíbulo había sido desempolvado.