Año imperial 1102, 23 de diciembre, hoy...
Dentro de la casa de las Flores Erse procedía a retirar los platos del desayuno de Iván, desayuno que al final terminaría consumiendo ella en su lugar, posteriormente se retira.
Al mismo tiempo que Iván observaba con detenimiento las funciones del sistema, tratando de encontrar una posible respuesta a alguna de las docenas de incertidumbres que lo abrumaban.
Actualmente este había desbloqueado las funciones de inventario y la ventana de estado.
Hasta el momento efectuando una rápida indagación y pruebas el joven logro descifrar la funcionalidad del inventario, siendo este capaz de almacenar objetos en su interior, como una dimensión de bolsillo.
Durante sus pruebas había probado almacenar alimentos, libros y otros objetos pequeños en sus 5 ranuras disponibles, descubriendo así que podía almacenar múltiples libros dentro de una misma ranura, al igual que otros objetos semejantes entre si siempre que no excedan los 50 kilos.
También había hecho pruebas con objetos de la mansión, notando que no podía almacenar objetos fijados en la pared o al suelo, pero si objetos que superasen los 50 kilos, siempre que sea una unidad.
Actualmente el joven tenía en su inventario 42 libros, 50 kilos de harina, una espada sin filo de la decoración y un pequeño arbusto del jardín que el inventario arranco de raíz.
Actualmente Iván planeaba devolver los libros que había tomado como prueba, al igual que la harina de la cocina.
—Inventario... — espeta el joven desplegando la ventana.
Uno a uno el joven empezó a extraer los libros para ubicarlos nuevamente en su lugar correspondiente, dándose cuenta que el inventario no podía organizar los libros, regresándoselos en un orden distinto al que los había metido.
—¿Joven Amo...? —Espeta Erse quien había regresado a la habitación.
Iván quedo helado por un instante, pues este no tenía excusa alguna para lo que estaba haciendo, aun así, la joven no le dio importancia.
—...Así que ahí estaban los libros faltantes, es un alivio —Aclama Erse tras ver al joven sacar un libro de la nada.
—¿No estas sorprendida? —pregunta el joven.
—No es la primera vez que veo a un Milfiore usar magia rara, de hecho admiro su iniciativa de llevarse los libros en lugar de pasar el día entero encerrado en la biblioteca —señala la joven con una mirada gentil.
—Esa no era mi intención —Exclama el joven.
—Perdón si malinterprete la situación — espeta la joven con una reverencia.
—No es necesario que te disculpes por eso; aún más importante, estas segura de que has visto a otros de los Milfiore hacer lo mismo que acabo de hacer — Aclama el joven.
—Por supuesto —señala la joven —Los maestros hacen uso de esa magia todo el tiempo, almacenando sus maletas, armas, monedas de oro y en una ocasión hasta vi a uno de los amos sacar a un caballo vivo de ahí.
En ese momento la joven se da cuenta de que había olvidado lo que había venido a hacer...
—Perdón si lo interrumpo, pero vine aquí para informarle que tiene visitas —aclama la joven.
—¿Quién es?, ¿La duquesa Willburg volvió? — pregunta el joven.
—No es así, es el maestro Enrique quien lo está esperando —Espeta, dibujando un rostro de asombro en el joven.
Inmediatamente Iván cambio su expresión al enterarse de la naturaleza de la Visita.
Enrique Milfiore, ya sea en el continente de animus o en cualquier otro, su nombre es conocido por todos como uno de los mayores estrategas que el imperio haya conocido; además de ser el maestro quien más tiempo ha pasado dentro de la casa de las flores.
Bajo la tutela de Enrique El imperio ha sido capaz de prevenir y prepararse para tres guerras contra el continente de Almah, además de haber entablado en más de una ocasión relaciones diplomáticas con los continentes de Arriant y Ardelia.
Aun así, no faltan los rumores oscuros sobre este hombre, pero las proezas que ha logrado tampoco pasan de largo; por lo menos en el ojo público.
Con la asistencia de Erse Iván consigue llegar a una terraza que conecta con el jardín interior de la mansión, y tras sus puertas lo ve.
Un hombre de piel clara, cabellos blancos, lacios y largos que decoraban sus hombros además de un par de ojos de un profundo azul oscuro, quien vestía alrededor de su cuerpo un traje completo de un color vino saturado.
—Ha pasado tiempo sobrino... —Señala el hombre con una postura erguida, antes de cambiar a un tono más casual — No puedo creer que no me hayas contactado ni una sola vez...
—Han pasado muchas cosas —Aclama Iván antes de ser atrapado en los brazos de su tío.
—Ya lo sé, Olivier me lo conto todo, debió haber sido muy aterrador —Espera sacudiendo los cabellos del joven —Tan pronto como llego la noticia al frente tomamos cartas en el asunto, así que no deberás preocuparte de ver a los hombres malos nuevamente.
—Acaso... —Reclama Iván con una vena en la frente —¡Creen que tengo 5 años!, no necesito su protección soy perfectamente capaz de valerme por mí mismo.
Con ese comentario la expresión de Enrique cambia radicalmente a una más fría...
—Genuinamente crees eso... —espeta el hombre —No olvides la precaria situación en la que se encuentra la familia en estos momentos...
—Por supuesto que no lo he hecho, No soy un estúpido y lo sabes, o sino porque me mandarían a ese internado de porquería —señala el joven.
—No creas que lo hicimos solo por nuestro bien...
—Nunca he dicho eso, pero ahora las cosas son diferentes —Aclama el joven.
Iván y Enrique cruzaron una fría mirada por un par de segundos, hasta que tras un momento Enrique volviese a dibujarse una cara de tonto, enfureciendo al joven.
—Perdón, sabes que a mí no me gustan las situaciones tensas —Dijo el mayor estratega del imperio —Y ¿cómo dices que son diferentes...?