Ciudad de Tsukuyo 18vo día, 6to mes del calendario de libra...
A diferencia del país del sol, durante los últimos meses el país de la luna supo sobrellevar mejor la creciente crisis de los demonios, atrincherándose en sus ciudades principales sin excluir a nadie.
En consecuencia, la totalidad de muertes entre sus filas era notablemente inferior a las vistas en el país del sol, no obstante, lo mismo también implicaba que sus recursos se estaban agotando mucho más rápido.
Estaban desesperado, y en su desesperación vieron una oportunidad.
—¿Invadir el país del sol? —Clama un hombre adulto de alrededor de 60 años, sentado en un trono.
—Padre, nuestros recursos empezaran a escasear dentro de poco, tarde o temprano nos consumiremos dentro de nuestras ciudades... —Clama un joven de cabello negro y ojos rasgados.
—¿cómo invadir el país del sol nos ayudará? — pregunta el anciano rey.
—Gracias al Shoma descubrimos que la población del país del sol se ha reducido a poco más de la mitad y decrece con cada día que pasa, en estos momentos no podrán repeler una invasión a gran escala.
—Y nosotros no podemos movilizarla, nuestro pueblo confía ciegamente en sus dirigentes y tu sugieres explotar esa confianza en tiempos de necesidad — Reclama el monarca para acto seguido empezar a toser—Tu intención es la correcta, pero el momento es el equivocado.
—No padre, es usted quien no lo entiende — Reclama el hijo.
—Guardias escolten a mi hijo fuera del patíbulo real...
Tras esas palabras el joven es llevado por los guardias fuera de la habitación el cual no puede evitar golpear colérico una pared agrietándola...
—Por tu actitud parece que no salió como lo planeaste —Clama la voz de una mujer de cabellos blancos quien se acerca al joven —Debes ser más paciente.
—¿Paciente?, Madre he hecho todo a mi alcance para tratar de mostrarme merecedor del trono del país de la luna, aun así, el insensato de mi padre está decidido a cederlo todo a Ryan —Reclama.
—Es tal como dices, el príncipe Ryan carece de lo necesario para gobernar una nación, su único favor solo es la simpatía que los elfos tienen hacia él, pero eso no lo convierte en un monarca, un monarca debe ser fuerte, inteligente, debe anteponer la victoria, antes que nada, esa es la clase de rey en la que jure convertirte —Exclama la reina consorte.
—Así es...
—Tenemos que aprovechar la ausencia del príncipe Ryan para ganar la mayor cantidad de poder, ya no basta solo con ganarse el favor de los Daimio, debemos apuntar más alto..., Debemos apoderarnos de la espada del rey.
—¿Acaso enloqueciste?, el Clan Ayashimon es ciegamente fiel a su excelencia, ellos nunca...
—Lo mismo se decía del clan Ragadomon, pero ahora, los asesinos Shoma que han criado para proteger la nación, están a mi servicio —Espeta la mujer —No dudes del poder de una reina despechada mi querido hijo.
Tras esas palabras una sonrisa se dibuja en el joven, no obstante, antes de poder decir cualquier cosa, el sonido de una poderosa explosión se hace presente, haciendo temblar toda la ciudad.
—¿Qué está pasando? — exclama el príncipe.
—¡Las puertas de la ciudad, alguien las ha volado en pedazos...! —Exclama uno de los guardias.
—¿Las puertas...?
Incapaz de creer esas palabras el príncipe camina hacia una ventana donde puede contemplar la terrible escena, en la que las puertas de la ciudad habían sido destruidas y todo lo que había a 50 metros a la redonda estaba cubierto en llamas.
—¿Qué están esperando?, agrupen a las tropas de inmediato...
Tras esas palabras los guardias empezaron a movilizarse rápidamente, al tiempo que una niebla blanca empieza a adentrarse a través de las puertas de la ciudad, obstruyendo la visibilidad de los guerreros.
En medio del pánico y con una expresión tranquila el joven Milfiore camina en medio de los guardias y civiles alarmados; acompañado de 6 personas más, las hermanas Kela y Felis, Marc el antiguo guardaespaldas de la joven Rosengard además de 3 personas en capucha blanca.
—Ingresar fue sorprendentemente fácil —espeta Kela con un tono tranquilo.
—No digas eso, es un mal augurio — Reclama Felis.
—Oigan ustedes... —Reclama uno de los samuráis que resguardaba la puerta, antes de ser arrastrado por algo oculto en la niebla.
Conforme los jóvenes avanzan la niebla poco a poco empieza a propagarse más en la ciudad, mientras que en su interior una gran cantidad de gritos y sonidos de batalla se hace escuchar.
En un momento a la escena llegan varios escuadrones de guerreros del país de la luna, no obstante, estos no estaban mentalmente preparados para lo que verían.
Ocultos en la niebla una gran cantidad de demonios con aspecto de primates grandes se hicieron presentes, todos ellos vistiendo las armaduras y armas de varios samuráis muertos.
Ante esta grotesca escena los samuráis arremeten contra los demonios haciendo uso de sus espíritus armados, y pensando que se trataban de simples primates estos sin pensar atacan a los puntos en medio de la armadura.
No obstante, los demonios fueron perfectamente capaces de repeler sus ataques e inclusive contratacar, generando varias heridas severas en los guerreros.
Hasta la fecha no había aparecido ningún demonio con la capacidad de empuñar armas o portar armaduras, aun así, no podían negar como los demonios poseían la destreza de un espadachín novato, sumado a una fuerza y velocidad super humanas.
Los números de los samuráis empezaron a reducirse rápidamente, no obstante, antes de perder toda esperanza, la niebla empieza a volar rápidamente en una misma dirección, y cual destello celeste un espadachín acaba con media docena de demonios armados.
Al detenerse esta se evidencia como una joven de cabellos oscuros y ojos azules quien empuña una espada en la cual la niebla empieza a ser atraída en un vórtice, para luego desaparecer.
Editado: 22.10.2024