Algún tiempo después...
Dentro de un imponente castillo con una vista completa de la ciudad y el palacio del rey, se pueden visualizar a una gran cantidad de espadachines quienes entran y salen de las instalaciones, algunos de ellos con heridas profundas...
De un momento al otro a la entrada de la propiedad se hace presente un hombre mayor de tez semi canosa y una larga barba, a quienes todos ven con respeto.
—Líder del clan —espeta uno de los siervos presentes.
—20 de nuestros hombres fueron heridos, ¿hay alguna baja? — pregunta el hombre.
—Hubo una gran cantidad de bajas de los samuráis que resguardaban la entrada, pero hasta el momento ninguno de nuestro clan ha perdido la vida —Responde el siervo —No obstante, la maestra Rinne, ha estado desaparecida durante un largo tiempo.
—Está bien, mi hija tiene el detestable habito de no usar todo su poder al principio de una pelea, pero incluso sin usarlo, debería ser capaz de lidiar con algunas docenas de demonios —Exclama el hombre con una fuerte risa.
—Si son las palabras de mi señor entonces las aceptare como ciertas — Clama el siervo —también debo reportar que no hace mucho los agentes del Shoma dejaron un mensaje para el patriarca.
Tras esas palabras el siervo intenta buscar un pergamino entre sus prendas, no obstante, el patriarca ya lo había tomado y había empezado a leer, al principio este se mostró escéptico, pero luego, su mirada se oscureció y a su alrededor un aura ominosa empezó a formarse.
—¿Maestro...?
—Llama a los 4 dragones cuanto antes, y prepara mi armadura y mis espadas —Clama el hombre con una mirada llena de rabia.
—¿Maestro, acaso paso algo?
—¡Has lo que te digo...! —Reclama Extendiendo una poderosa ola de aura que extingue todas las antorchas del lugar.
—Entendido, mi señor...
Tras esas palabras, los hombres del palacio empiezan a cumplir la instrucción del hombre, mientras que a la distancia el joven Milfiore ve el palacio Ayashimon sobre los techos adyacentes.
—"Ayashimon Daiken, dentro de la obra original es otro de los personajes más fuertes, junto a Basara y Merlín, solo superado por su hija en un futuro distante" —Medita el joven Milfiore —"Me pregunto ¿que estará pensando?"
Así y tras el paso de algunos minutos un huracán azul sale de las puertas del palacio, Envuelto en una armadura de acero azul Daiken avanza hacia el este, arrasando instantáneamente con cualquier demonio que se cruce en su camino.
De un momento al otro un demonio amorfo se hace presente, con una piel mucho más sólida que los demonios ordinarios, no obstante, contra el filo de la espada de Daiken, su piel se cortó como si de una pieza delgada de pan se tratase.
Conforme este avanza, a su lado 4 sombras se hacen presentes, quienes le escoltan hacia una ubicación remota, lejos de la entrada principal de donde los demonios emergen.
Tras poco menos de media hora, el maestro del clan llego a otro palacio similar al suyo, el cual estaba rodeado por una gran cantidad de maleza y trampas.
De un momento al otro las puertas del palacio se abren permitiendo el acceso del líder del clan y los 4 dragones, solo para cerrarse tras de él, inmediatamente después.
—Daiken, llegaste a la hora acordada... —Clama una voz que resuena en el palacio.
Ante los 5 guerreros una sombra se hace presente, una mujer de edad madura de cabellos oscuros y un extenso vestido color magenta.
—Ragadomon Mirai, no pensé que volvería a ver tu rostro en lo que me restaba de vida —Reclama Daiken.
Dentro de la obra original mientras el Clan Ayashimon cumplía la función de ser la espada del rey, el Clan Ragadomon en cambio era el cuchillo envenenado, quienes, en lugar de proteger al rey, se encargaban de aplacar cualquier amenaza para el trono o la nación.
—¿Qué planeas, mujer venenosa? — reclama el hombre.
—Normalmente respondería esa provocación con otra, pero en esta ocasión nos encontramos en una situación más delicada de lo esperado —Señala Mirai —Iré directo al grano, voy a cobrar el favor que me debes...
—Maldita víbora egoísta, nos están atacando en estos momentos y tu...
—Esto tiene que ver con este ataque —Señala la mujer —La caída de las puertas y la infiltración de los demonios no fue por coincidencia, me temo que el héroe corrupto se ha infiltrado en la ciudad.
Tras escuchar esas palabras las miradas de los presentes palidecen...
—¿Estás hablando enserio?, si es verdad entonces la prioridad en estos momentos es la seguridad del rey —Reclama Daiken.
—Lo se...
Tras esas palabras la mujer con un movimiento abre un abanico frente a su rostro, mientras que a su alrededor una gran cantidad de guerreros del Shoma emergen de las sombras apuntándoles con flechas envenenadas.
—¿Qué significa esto?, ¿Acaso planeas traicionarnos? —Reclama el hombre al tiempo que sus discípulos desenvainan espadas de acero azul.
—Sabes que eso es algo impensable, mi lealtad es a la familia real como la tuya lo es al rey —Clama a la mujer con un tono tranquilo —Recibimos el reporte que durante el ataque a las puertas los 4 dragones se enfrentaron individualmente al héroe corrupto y salieron ilesos.
—¿Qué tratas de especular con eso? — pregunta Daiken.
—Fue una medida preventiva, pero, tras investigar las acciones de tus subordinados perdí toda duda, temo que uno de los 4 dragones de Ayashimon, fue asesinado y reemplazado por el héroe corrupto —Señala la mujer.
—¿Te has vuelto loca mujer? —reclama.
—¡Estoy poniendo mi vida en juego también...! —Exclama la líder Ragadomon —Asumiré toda la responsabilidad si me equivoco.
Ante esas palabras una vena se dibujó en la frente de Daiken, quien rápidamente desenvaina su espada hacia la garganta de la mujer, solo para después liberar un suspiro y volver a envainarla.
—Terminemos con esto rápido... —Clama el hombre haciéndose a un lado.
Editado: 22.10.2024