El Presagio de las Flores (libro de los Acónitos)

Volumen 6: Héroe de la corrupción Acto 3

Algunos minutos después...

Dentro de la oficina de Ash se podía ver como las torres de papel que estaban acumuladas sobre su escritorio habían desaparecido, y la joven con una expresión más amena lo recibe.

—Parece que ya has encontrado lo que necesitabas... —Señala la joven Le fay.

—No realmente, este viaje resulto ser una pérdida de tiempo...

—Ya veo, en ese caso hare los preparativos para que dejes la ciudad sin contratiempos... —Clama la joven tomando una hoja de papel y una pluma

—Antes de eso... —Exclama el joven —De casualidad... eres pariente de la familia Pendragon.

Al escuchar ese nombre la joven tira el frasco de tinta de su escritorio por error, mientras un miasma sombrío empieza a cubrir sus ojos.

—Yo ya no me identifico con ese nombre... —reclama secando la tinta derramada.

—Tu..., Escuche de Alex y Rosemary que habían perdido a una hermana, Lilia, ¿esa eres tú verdad...?

Al escuchar esas palabras la joven instintivamente abofetea al joven en el rostro callándolo; por su lado la joven empieza a encogerse en su escritorio tratando de contener la rabia mientras entierra sus uñas en sus antebrazos.

Tras unos segundos esta se recompone y contesta...

—Supongo que eres cercano a mi hermana, no nos parecemos tanto para que me reconozcas de vistazo —Señala.

—En realidad tienes mas parecido con el superior Alex —Responde — Pero eso no importa, estas con vida y eso es bueno, cuando tus hermanos los sepan...

—Ellos ya lo saben —Reclama la joven con una expresión hostil —¿Ya oíste hablar del ataque que la iglesia orquesto contra bastos hace medio año?

—Escuche que fue con el propósito de recuperar la ciudad de un organismo insurgente —Señala.

—¿Organismo insurgente?, así decidieron llamarnos, ¿no? —Expone Ash quien procede a encender una pipa con tabaco —Ese ataque fue una emboscada, arremetieron contra la ciudad matando a hombres mujeres y niños por igual, para ellos todo lo que se moviese era un hereje, al principio eran 200 hombres, pero luego llegaron 300 más, vi morir a gente buena, gente con familia y ambiciones, pero eso no les importo.

—Eso solo fue porque se defendieron, si hubiesen entregado la ciudad pacíficamente y explicado la situación.

—¡Ellos sabían la situación!, Ellos no hicieron preguntas solo atacaron, nos querían matar a todos sin piedad...

—Ellos no harían eso, existen reglas que los caballeros y paladines deben seguir incluso en una crisis —Señala el joven.

—Eso es correcto, por mucho tiempo pensé lo mismo que tú, y luego descubrí que los 300 soldados que aparecieron de la nada habían sido mandados por el cardenal Pendragon, con la orden de arrasar con todos en la ciudad y quemarlo todo —Exclama —Después de eso el apellido Pendragon no me da más que vergüenza.

—Debe haber un malentendido, tu familia no...

—¿Mi familia?, mi familia que arraso esta ciudad solo para matarme, mi familia que me mintió y delato, mi familia solo desvió la mirada cuando me enjuiciaron —Exclama —Las únicas personas que me importan están en esta ciudad...

Tras esas palabras el joven bajo la mirada y se quedó callado, relacionando esta conversación con la que tuvo con Sonia tiempo atrás, tras todo lo que había escuchado ese día, tenía mucho que pensar...

—Se que no me incumbe, pero antes de irme necesito preguntar..., Tu eres quien mejor conocía a Iván, quien paso más tiempo con él, aunque sea solo una suposición ¿no sabes donde podría estar?

—Iván y yo, nunca fuimos cercanos, el me enseñó todo sobre como gestionar una ciudad, incluso un reino de ser necesario, pero solo eso, simplemente una relación de mentor y discípula —Clama la joven.

—Comprendo... —Espeta el joven retirándose de la habitación.

—Si quieres hablar con la persona que lo conocía mejor que nadie estas en el lugar equivocado —Señala Ash —la única persona tan cercana a él como para adelantarse a sus necesidades e inclusive compartir el lecho con él... es la elfa.

—La elfa...

En ese momento el miedo empieza a inundar al joven mientras recuerda a la joven Rosengard empuñando la espada de su maestra desaparecida, Lion sabía que tarde o temprano debía de encararla, pero no pensó que sería tan pronto.

—Muchas gracias, no sé cómo pagarte por tu información...

—Yo si se, de algo que puedes hacer por mi...

Tras esas palabras ambos jóvenes salen de la alcaldía mientras el sol del medio día empieza a reflejarse en la nieve de las calles, así mismo en uno de los callejones de la ciudad se puede contemplar a un pordiosero en un abrigo gris, acostado en la nieve rodeado de botellas de licor.

—Oye, levántate esta apatía tuya ya ha llegado muy lejos... —Reclama Ash.

—Déjame en paz —Exclama el hombre.

—No me dejas otra opción, Sarah has que se levante —Exclama la joven.

—No es necesario ya estoy despierto —Afirma el hombre poniéndose de pie rápidamente.

Al verlo Lion no pudo evitar sentir un aroma desagradable a su alrededor, un hombre de tez clara y ojos rasgados, con una barba poblada y un brazo amputado.

—Durmiendo en los callejones otra vez Han, si lo deseas puedo darte una cama tibia en una celda de la comisaria —Exclama Ash.

—Aprecio la oferta, pero... —En ese momento Han logra ver al joven Hourglass sintiendo una punzada profunda en su brazo amputado, la cual le hace caer al suelo con pánico.

—Ahora vez con lo que tengo que lidiar... ¿podrías arreglarlo? — pregunta Ash al joven Hourglass.

—Yo..., está bien...

Tras esas palabras Lion extiende la espada de la fe, al tiempo que han intenta huir por miedo a ser atacado por el joven, no obstante sara logra inmovilizarlo.

—Virtud de los curanderos "Heal" ...

Tras esas palabras una luz dorada inunda el callejón, al tiempo que el hombre logra librarse del agarre de Sarah, notando rápidamente como su brazo se había regenerado.



#1929 en Fantasía
#891 en Thriller
#411 en Misterio

En el texto hay: fantasia, misterio., fantasía drama

Editado: 22.10.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.