El Presagio de las Flores (libro de los Acónitos)

Volumen 6: Ruptura de muro Acto 3

Con la mirada llena de malicia la deidad arremete en contra de los otros elfos del salón, no obstante, este es frenado por uno de los caballeros alados quien lo lanza hacia el otro extremo de la sala, no obstante, este había logrado su cometido.

En el instante en que el caballero le golpeo, la deidad estiro su lengua, atravesando la armadura del caballero por ambos extremos, y acto seguido, matar a 3 elfos que estaban en línea a su espalda.

La rabia de la santa resaltaba a la vista, mientras que el sadismo en los ojos de la deidad resaltaba su dicha...

Con el paso de los minutos el salón de ceremonias empezaba llenarse de sangre, hasta que finalmente solo dos personas quedaban de pie, la santa y la deidad quienes en su mirada resaltaban una rabia demencial.

—Te exterminare, juro que te matare de la forma más dolorosa que pueda hasta que no quede ni un rastro de ti en la historia —Exclama la santa con una expresión colérica manifestando a docenas de caballeros alados a su espalda—"Pero que me está pasando, ¿en qué punto las cosas llegaron a este nivel?"

—Maldito insecto, olvídate de una muerte rápida, en cuanto te someta, te mancillare y destrozare hasta que no quede nada de ti, y luego seguirá la diosa de la que tanto hablas —Reclama la deidad, manifestando el espadón de acero azul —"Algo no está bien, nunca había sido dominado por tantas emociones a la vez"

Tras esas palabras la deidad arremete contra la joven destrozando uno a uno a sus caballeros alados con la esgrima de luna azul hasta finalmente quedar cara a cara contra la santa, quien desprotegida estaba abierta a recibir un golpe de lleno, no obstante, esta logra frenar el filo solo con sus dedos.

—¿creías que no me acostumbraría a tus movimientos?, maldito sapo —Clama la joven quien manifiesta a uno de sus caballeros para aplastar a la deidad de un solo golpe, para acto seguido, tambalearse por todo el poder divino que había usado...

—"Maldita sea, maldita sea, no puedo creer lo que está pasando, ya he usado todas las herramientas a mi disposición, pero nada ha servido..., no, todavía me queda algo..." —Exclama la deidad manifestando una sonrisa diabólica —maldito insecto, antes de que mueras, solo quiero que sepas que fuiste tu quien me llevo a estos extremos.

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[Aviso: la habilidad "terroríficar" está pasando de estado "Pasivo" a estado "Activo" ...]

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Tras ver esa notificación una expresión macabra se hizo presente en la deidad, quien ya tenia registros del poder destructivo que una habilidad como terroríficar podía liberar si esta se llegaba a dominar.

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[Las habilidades estarán momentáneamente bloqueadas...]

[Tiempo restante para la activación 60 segundos...]

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—¿Ribitt...?

Antes de poder decir o hacer alguna cosa el caballero alado arremete contra la deidad golpeando su rostro, para acto seguido agarrarlo de sus ropas y golpear su rostro de forma repetida, mientras una sonrisa sádica se dibuja en la santa, sonrisa la cual desaparece rápidamente.

—"¿Qué me está pasando?, ¿estoy disfrutando del dolor de esta criatura?, no puede ser yo no soy así..." —Clama la santa internamente mientras se abraza a sí misma —"¿Por qué estoy sintiendo tanta ira?, ¿acaso es obra de este ser?, no, esto inicio desde antes que apareciese, en el instante en que entre en contacto con..."

En ese instante la santa cesa su ataque y retira a su caballero, mientras ve como su adversario yace inerte en el suelo, en un principio esta le ve con repulsión, pero rápidamente este se convierte en lastima.

—Je... no me mataste... —Clama la deidad con el rostro inflamado —Ahora es mi turno de jugar con tu cuerpo.

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[Tiempo restante para la activación 0 segundos...]

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En el lapso de un parpadeo el cuerpo de la joven desaparece del suelo, mientras que a la distancia se logra escuchar una ligera risa.

Los cabellos de la joven habían cambiado a una tonalidad blanca, mientras cuernos negros y rosas rojas empiezan a brotar de su cabeza; a la par que el sonido de la ropa de la joven rasgándose resaltan el hecho de que esta estaba creciendo hasta alcanzar una altura de 2.2 metros.

Así, en un lapso menor al de una respiración una poderosa energía empieza a extenderse por el salón, abrumando incluso a la santa...

—Ahora, es mi turno de jugar con tu cuerpo... —Clama la deidad.

—¿Enserio?, porque yo no recuerdo darte permiso de jugar con el mío —espeta una voz que llena de temor a la deidad.

Tras activar la Terroríficacion los ojos de Erse habían cambiado, mientras el derecho permanecía de un tono amarillo, con una pupila anfibia, el izquierdo había regresado a su tonalidad carmesí, acompañada de una cruz negra en el centro de su pupila.

—Tu... ¿Cuánto tiempo llevas despierta? — reclama la deidad.

—Desde hace un tiempo, ahora, es tiempo de que te largues...

Tras esas palabras la joven atrapa entre sus manos el ojo de la deidad, arrancándolo de su cuerpo con violencia llevándose consigo una gran cantidad de sangre, así como la piel roja y viscosa de la deidad.

No obstante, en pocos segundos la joven fue capaz de recuperar toda la piel que perdió, así como su ojo, al tiempo que la piel y la sangre de la deidad empezaba a aglomerarse hasta tomar la forma de un pequeño sapo rojo, que rápidamente huye hacia la salida.

—"Maldita sea, en qué clase de monstruo me metí, de haberlo sabido nunca me hubiese involucrado con el crisol..." —Medita internamente —"pero no todo está perdido, con el poder divino que he acumulado puedo comunicarme con el cuerpo principal y..."

Antes de poder atravesar el umbral del salón una vid carmesí atraviesa el pecho del sapo, quien rápidamente es arrastrado hacia las manos de la joven.

—Oye, ¿Quién dijo que te podías ir? —Reclama Erse estrujando al sapo —Ahora te recuerdo, tu trataste de comerme, ¿no es así?, espero entiendas lo que estoy a punto de hacer...



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En el texto hay: fantasia, misterio., fantasía drama

Editado: 22.10.2024

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