El Presagio de las Flores (libro de los tréboles)

Volumen 5: Intereses necesarios Acto 1

Existe una expresión popular, "ojo por ojo, diente por diente, mal por mal"; el significado mismo de la expresión significa que toda acción debe ser debidamente recompensada y cada castigo debe ser debidamente aplicado.

En un mundo ideal, el castigo por un crimen debería ser exactamente igual al crimen cometido y la recompensa por un día de trabajo, debería ser igual a lo recibido por los beneficiarios del mismo trabajo.

Lamentablemente la vida no es justa, quien tiene poder y beneficios suficientes puede vivir la vida sin temer por las represalias, y del mismo modo quienes no tienen poder, deben vivir con miedo de la borrachera de poder de los poderosos.

En un mundo así, ¿quién controlara a quienes tienen todo el poder?, la respuesta es simple "quienes tienen un poder superior", ¿y quienes controlan ese poder superior?, "un poder todavía mayor".

Aquello solo es un círculo vicioso, donde la justicia no es determinada por los justos sino por los fuertes, hasta finalmente llegar a la punta de la pirámide, y quien sea que este en la cima, será la única verdad y el único con la razón.

Ciudad de Ruranthel, Muchos años atrás...

En la víspera del nuevo año en los pisos superiores del palacio de los elfos una gran cantidad se hicieron presentes, preparados para festejar el principio del nuevo año.

—Caballeros, damas levantes sus calices, en pocos minutos el nuevo ciclo comenzara una vez más —Clama uno de los elfos más ancianos.

Con su instrucción los nobles levantaron sus copas de oro y plata, y acompañados con el brillo de la luz lunar en su punto más alto, beben el vino de sus calices.

Así la celebración dio inicio, rodeados de la mejor comida, los mejores licores y las existencias más hermosas y perfectas que este mundo puede crear.

—Solo Míralos, su euforia simplemente es repelente —Clama un elfo de cabellos Rubios pálidos recostado junto a un balcón.

—No te pongas así Zergil, déjate llevar un poco por la celebración, nadie te obliga a quedarte, pero la verdad sería un desperdicio —Espeta un Elfo Rubio de ojos verdes.

—La vida es más que solo esto Feral; nosotros los elfos podemos pasar días sin comer, aun así, nos atascamos de comida y licor a diario, tenemos 10 veces la fuerza de un humano ordinario, pero usamos alrededor de una docena de sirvientes para nuestras necesidades básicas —Expone Zergil —si lo piensas bien, es un sinsentido, ¿no crees?

—Bueno, supongo que tienes razón, pero ¿y eso que? —Clama con un tono tranquilo —Si no tienes hambre no comas, si puedes hacer algo por ti mismo hazlo, permite que la persona a tu lado coma y descanse en tu lugar; si todos hicieran eso el mundo sería perfecto, pero no es así, nosotros quienes estamos en la cima comemos todos los días, aunque no lo necesitamos, pero si cedemos nuestra comida a los mendigos ahí abajo, que crees que pasara.

—No llegara, para los humanos incluso las uñas de nuestros pies son sagradas, cualquier pieza de comida que dejemos caer, será distribuida entre los nobles antes de poder llegar a quien en realidad lo necesita, es un ambiente donde solo los más rápidos y los más poderosos prosperan...

—No son diferentes a animales... Pero eso ya lo sabias, ¿a que se debe que estes tan reflexivo? —Pregunta Feral con una mirada jocosa —Acaso tiene que ver con cierta señorita.

—¿No deberías estar con tu grupo de buenos para nada?

—Hoy tienen el día libre por la festividad, además tú también formaste parte de nuestro grupo al principio... —Señala bebiendo de su cáliz —Antes de conocer a Eiva...

Al escuchar ese nombre la mirada de Zergil se oscureció por un segundo, algo que Feral no pudo evitar notar por lo que con una mano en el hombro intenta consolarlo.

—Oye, no fue mi intención, ¿todavía es muy pronto?

—No, se que no lo dijiste con mala intención —Espeta Zergil.

—Oye, si quieres hablarlo eres libre de verme en mi piso, ¿todavía te gusta el teatro?

—Sabes que sí, yo nací para ser un dramaturgo —Clama con un tono mas optimista.

—Espero que este año sea bueno contigo, mi amigo...

—Lo mismo digo Feral...

Tras esas palabras los dos elfos chocan sus calices en señal de fraternidad, cuando de repente una voz llama la atención de ambos...

—¡Padre...! —Clama una voz entre la multitud.

Al escuchar esa voz, la mirada de Zergil de un momento al otro palidece inundándose de un profundo terror al tiempo que dos tatuajes de lágrimas negras se manifiestan en sus mejillas y del suelo una gran cantidad de agua empieza a correr en el suelo...

—Por favor no... —Clama con una expresión llena de llanto —Solo unos segundos más; Porque nunca me dejas verla...

Tras esas últimas palabras el Elfo abre los ojos, evidenciando que este se encontraba dentro de un palacio con vistas a la costa, y todo lo que vio, fue simplemente una pesadilla, incluso las lágrimas.

—Ridículo...

5to día del 13vo mes del calendario de Virgo...

La ciudad de Frostfira, dentro del país del sol es uno de los centros metalúrgicos más importantes donde se forjan las armas y armaduras de la mejor calidad, al igual que todas las espadas usadas por los héroes de la iglesia y los inquisidores sagrados.

Por un lado, la ciudad posee cercanía a una monumental montaña nevada y un volcán activo de donde se pueden extraer un sin número de metales preciosos y de donde se presume que salieron los fragmentos de hueso divino, de donde se forjaron reliquias como los ojos omniscientes.

Pero además de eso, es donde actualmente reside el templo de géminis, al igual que la armería de reliquias sagradas, donde se encuentran sellados objetos de gran poder solo opacados por la espada de la fe.

—Parece que ya despertaste —Espeta la voz de una mujer joven de cabellos negros y lacios al igual que ojos de un rojo profundo junto al elfo —Parecía que tenías un sueño agradable así que no quise molestarte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.