El Presagio de las Flores (libro de los tréboles)

Volumen 5: Templo de Géminis Acto 1

Ciudad de Frostfira, algunos días después...

Desde el interior la ciudad podía evidenciar una gran cantidad de edificaciones blancas en el cabo de un imponente lago tan extenso como un océano, hacia el este se podía evidenciar una imponente montaña nevada mientras que al sur un volcán activo, siendo los que le dieron nombre a este lugar.

Aun así, la situación para sus habitantes no era buena, como le había dicho el maestro Merlín; a las afueras de la ciudad una gran cantidad de personas junto a sus familias habían sido sacadas de sus casas, pero el problema no terminaría ahí.

—Todos los artesanos armen una fila y síganme. —Exclama un guardia armado de la ciudad.

Con sus palaras una gran cantidad de hombres y mujeres se pusieron en pie y siguiendo una fila empezaron a seguir al caballero.

Como en muchas otras regiones, los granjeros y artesanos eran obligados a trabajar aun a pesar de los malos tratos que recibían, sin responderles o cuestionarlos ni por un momento.

Al igual que Merlín hace tiempo aquellas personas estaban dispuestas a trabajar hasta la muerte en nombre de la iglesia, una escena que en el joven Milfiore solo genero gran repulsión.

Dentro de la obra original nunca se mencionó, pero, las personas de esta nación habían sido profundamente adoctrinados en las enseñanzas de la iglesia, totalmente carentes del deseo de levantarse.

—Apuesto a que es la fantasía de cualquier dictador, ¿no lo cree? Joven amo... —Pregunta Erse recubierta en una capucha blanca.

—Indudablemente, se supone que la función de la iglesia sea transmitir la palabra de un dios, pero aquí, parece que la iglesia tiene tanto o mas poder que el dios al que representan —Responde el joven —Además te dije que no me llamases...

—¡Ustedes dos deténganse...! —Exclama la voz de uno de los guardias.

Alrededor de ambos jóvenes una gran cantidad de caballeros se hacen presentes rodeándolos con sus lanzas.

—Identifíquense...—Clama el guardia.

—¿Qué creen ustedes que están haciendo? —Reclama el joven Milfiore —¿Acaso tienen idea de con quien están tratando?

—Jo- joven... no es necesario que abogues en mi nombre ante estos hombres que solo cumplen con su faena —Clama la joven, ocasionando que Iván se arrodille a sus pies.

Ante los presentes los guardias, así como los plebeyos presentes en el lugar bajan la cabeza ante la imagen de una elfa.

—Por favor, levanten la cabeza —Solicita la joven —Solo queríamos ingresar discretamente a la ciudad, no deseábamos causar ningún alboroto, así que pido perdón por mi impertinencia.

—Usted no debe disculparse, es nuestra culpa...

—Es nuestra culpa —Claman los guardias y plebeyos al unisonó golpeando sus cabezas contra el suelo.

—Erse... —Murmura Iván en el suelo —Los elfos nunca se disculpan ni bajan la cabeza, debes actuar con firmeza y arrogancia.

—Es nuestra culpa... es nuestra Culpa... es nuestra culpa —Exclaman al unisonó.

—Deténganse —Clama la joven con un tono imponente —Ciertamente es su culpa, a decir verdad, tenía la intención de entrar y salir rápidamente de la ciudad, pero ustedes se metieron en mi camino.

Tras esas palabras las miradas de los presentes palidecen, Erse se había pasado con su tono de voz, pues de tratarse de un elfo de verdad, fácilmente podría ordenar la ejecución de todas esas personas.

—Es por eso que su castigo será, olvidar que nos vieron pasar, y nuevamente cuando deban vernos salir, no deseo que nadie sepa que estuve aquí, si alguien habla o siquiera libera un rumor al respecto, se le cortara la lengua —Exclama la joven con un tono firme que inundo a los presentes de miedo.

Durante unos segundos solo hubo silencio, un silencio que los jóvenes aprovecharon para adentrarse en la ciudad...

—Eso salió mejor de lo que esperaba —Clama Iván.

—Soy mejor actriz de lo que puede imaginarse joven amo, aun así, no entiendo porque simplemente no ingresamos discretamente a la ciudad, ¿Qué sentido tiene exponernos de este modo? —Pregunta la joven.

—Erse dime, cuando un rey de una nación se adentra en una ciudad, ¿quién es la primera persona que debe recibirlo?

—El alcalde obviamente... —Señala la joven —Pero, si les ordene olvidar que me vieron entonces no va a anunciarnos ¿o sí?

—¿Y porque crees que estamos caminando directamente al templo de géminis ahora mismo?, normalmente nos habrían dado un carruaje.

—Bueno para empezar fue usted quien no me revelo esa parte del plan, así que no se atreva a señalarme...

—Tienes razón, fue mi culpa...

—Le dije que no... espera, ¿acaba de darme la razón? — pregunta la joven.

—Si, no es la primera vez que pasa ¿o sí?

—No..., solo se siente raro.

—No importa, te mereces estar al tanto de mis planes, en especial ahora que hay tantas variables imprevistas presentes —Señala el joven —Así que, ya que estamos dentro de la ciudad, esto es lo que sigue...

Dentro de la obra original del héroe de la fe, dos personajes con una relevancia mínima para la obra son las santas de capricornio y de géminis; después de la santa de tauro ellas dos serían las siguientes víctimas de Wilhelm.

Dentro de lo trascrito en la obra se mencionó que la santa de géminis posee una virtud especial que permite desentrañar la verdadera personalidad de una persona, con efectos muy similares a las habilidades del monarca del delirio.

El templo de capricornio es muy estricto con la pureza física y mental de sus representantes, por lo que una vez al mes la santa de capricornio siempre emprende un viaje desde su templo a la ciudad de Frostfira con el objetivo de verificar su pureza con la santa de géminis.

—Dicho día es hoy... —Clama Iván al tiempo que ambos ven como a un lado un carruaje blanco y sin ventanas cruza a gran velocidad.

—Indudablemente ese es el carruaje mas extravagante que he visto —Clama Erse.




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