El Presagio de las Flores (libro de los tréboles)

Volumen 5: Templo de Géminis Acto 3

Atravesando una pared, uno de los tentáculos de Sei se hace presente envolviendo el cuerpo de una joven cubierta en una capucha blanca, con un antifaz y una mordaza en la boca.

—¡Annette! —Exclama el héroe de los escudos.

—Esta es exactamente la escena que quería ver, así que díganme Héroes virtuosos, ¿Qué harán? — pregunta el joven Milfiore con una expresión eufórica.

—Bastardo, viste que no podías ganar y tomaste a una rehén, eres un cobarde —Reclama el hombre.

—¿Cobarde?, mi pelea siempre ha sido contra ustedes 3, la verdadera cobarde es quien pelea usando marionetas mientras se oculta en una habitación cerrada —Responde el joven Milfiore mientras Sei estruja el cuerpo de la heroína.

—¡Suéltala! —Reclama el hombre

—Liberen sus invocaciones primero, después lo considerare.

Tras esas palabras los dos héroes de géminis se ven mutuamente y sin más opción deshacen su invocación, al tiempo que el joven Milfiore suelta a la rehén, quien ya se encontraba fuertemente afectada por el veneno de Sei.

—Tienen suerte, soy benévolo así que no los matare, mi misión únicamente fue la de robar algo de su bóveda, pero como soy magnánimo decidí hacerlo sin matar a nadie.

—Bastardo dices eso después de...

En ese momento el héroe del escudo se da cuenta que a su alrededor todos los presentes estaban vivos, seriamente lastimados pero vivos.

—Pero no me malentiendas, si siguen vivos solo se debe a mi capricho, pero los otros no serán tan amables —Clama el joven.

—¿Otros?

—Miles de nosotros, cada día somos más y cada día somos más fuertes —Exclama el joven asustando a los presentes —Si este es el poder de esta nación —destruirla no será un gran reto...

Tras esas palabras el joven Libera una fuerte risa que rápidamente se convierte en una carcajada psicótica, digna de un villano.

Simultáneamente...

—Supongo que esa es la señal... —Espeta Erse tras sentir un intenso temblor —Mejor me apresuro.

Tras esas palabras la joven procede a extraer un cuchillo del inventario el cual entierra en el pecho de la santa tendida en el suelo, rasgando a través de su piel y músculos mientras rompe sus huesos con sus propias manos, abriéndose paso hasta su corazón.

No obstante, antes de que esta pudiese concretar algo, una sustancia blanca empezó a caer sobre el cuerpo de la santa, la sangre en las manos de la joven había empezado a convertirse en sal.

—¿Qué está pasando aquí? —Pregunta la santa de capricornio poniéndose en pie.

—¿Qué piensas tu qué pasa? — pregunta la joven con un tono imponente recordando su posición —¿No llamaras a los guardias?

—El miedo, así como la duda es una impureza, si un ser sagrado como un elfo decidió acabar con una santa solo significa que la impura era ella...

Tras esas palabras el cuerpo de la santa empieza a convertirse en sal, no obstante, Erse no podía permitir eso, puesto a que necesitaba del corazón...

—Espera, es necesario conservar su cuerpo —Clama Erse ocasionando que la santa cierre los ojos.

—Comprendo... —responde la mujer —Aun así, si su excelencia me permite saberlo, ¿Qué fue lo que Karma hizo para merecer este castigo?

—¿La llamas por su nombre?

—Perdóneme si le pareció indecoroso...

Al notar su posición cientos de ideas empezaron a saltar a la mente de Erse, esta sabía que no podía arremeter contra la santa de frente, por lo que su única opción seria atacarla por la espalda, no obstante, esta no parecía tener la intención de desviar su atención de ella.

—Parece que hay un ataque en la bóveda —Clama la joven —Deberías ir, con tu habilidad debería ser fácil lidiar con el enemigo.

—En lo absoluto, una santa pura nunca debe machar sus manos con sangre ni desear la muerte de ninguna criatura —Responde la mujer.

Tras escuchar esas palabras Erse pudo entender un poco mejor el como pensaba la santa, el motivo por el que no se exalto al ver el cuerpo de Karma, no es porque esta respetase el veredicto de una elfa; Literalmente Karma desconoce el valor de la vida o la muerte.

Naturalmente cualquier pecado o impureza nace del deseo de sobrevivir y del miedo a morir, si retiras ambas cosas de una persona obtienes a una existencia pura.

—"Por lo tanto..." —Medita Erse —Eso es bueno, pues los seres sagrados también hemos decidido ejecutarte.

—Lo entiendo...

Tras esas palabras la santa camina tranquilamente hacía la joven poniéndose de rodillas delante de esta, asumiendo una postura donde la joven podría matarla de un rápido movimiento.

Sin pensarlo un segundo La joven mueve su cuchillo hacia la mujer, no obstante, antes de que esta pudiese cortarla el filo se convierte en sal, mientras que de los ojos de la mujer emerge un destello blanco que ciega a la joven.

Erse cae al suelo, mientras que la mujer intenta huir de la habitación, pero en el proceso, esta le da la espalda a Erse quien, sin pensarlo, lanza su espada en contra de la mujer, no obstante, como no podía ver, solo le genera un corte superficial.

—¿Santa Pura?, sabía que algo como eso no podía ser cierto —Clama la joven con una sonrisa entre labios mientras que sus ojos segados empiezan a sangrar —Corre, veamos qué tan lejos llegas...

Tras escuchar esas palabras la mujer atraviesa la puerta de la habitación, cerrándola tras de ella; en su mirada no se evidenciaron señales de temor o tensión, puesto a que esta estaba segura de que en su estado Erse no seria capaz de salir sola de la habitación.

Aun así, sabía que al tratase de una elfa, debía encontrar una forma de silenciarla sin que nadie lo descubra, nadie podría saber que la santa de capricornio tuvo miedo de morir.

—Si... eso podría funcionar... —Murmura la mujer.

Sin tiempo que perder la santa empezó a caminar con velocidad, pero y tras haber dado unos cuantos pasos tras ella la puerta es pateada hasta el otro extremo del pasillo, mientras que la joven Rosengard se deja ver arrastrando el filo de su espada por el suelo.




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