A diferencia del imperio antes del azote de la gran oscuridad, los países del sol y la luna guardan muchos registros de la era previa a la fundación de la iglesia y sus respectivas patrias.
Aun así, dicha información es totalmente desconocida por el público en general, no obstante, aquello no se debe a que la información este prohibida, simplemente la gente no siente interés alguno de conocer dicha información.
Es debido a esa complacencia de las masas que los nombres y culturas de cientos de países fueron tragadas por las arenas del tiempo, y los pocos remanentes de su existencia, son despreciados y maltratados, siendo tratados como gitanos.
Al final, existir como un recuerdo mal visto y despreciado por el mundo, es incluso peor que ser borrado de los libros de historia.
Desde esa perspectiva tiene sentido que aquellos que alguna vez vivieron esas historias, sientan ira hacia la generación que irrespetuosamente pisotea su legado.
Ciudad de Heredia, 23er día, 1er mes del calendario de libra...
En aquel día una nube gris asolo el templo de la santa de libra, al tiempo que en su interior una rigurosa discusión se lleva a cabo entre la santa y sus cardenales.
—¿Su santidad, no puede estar hablando enserio? —Reclama uno de los cardenales.
—Apenas han pasado 2 meses y medio desde la última reunión de cardenales, y tras las muertes de las santas de géminis y capricornio, este es el peor momento para reabrir las fronteras de la ciudad —Clama otro de los cardenales.
—Ese es exactamente mi punto —Clama la santa —Ellas cerraron sus ciudades e igualmente fueron asesinadas; mientras hablamos gente inocente está padeciendo hambre y frio mientras los obligamos a trabajar para nosotros, ¿eso les parece bien?
—¡Su trabajo es su deber con la iglesia...!
—Y nuestro deber el velar por ellos —Responde la joven —Esta paranoia nos está destruyendo, si empezamos a pelear entre nosotros nunca podremos superar esta crisis.
Tras esas palabras las miradas entre los cardenales empezaron a inundarse de temor; pues ninguno de ellos confiaba plenamente en la decisión de la santa.
—Yo creo que su santidad tiene razón —Clama un hombre joven de cabellos blancos y vestimenta de cardenal.
—Cardenal Lawrence —Clama la joven con una expresión hostil.
—Caballeros, no deben temer, por el contrario, deberíamos celebrar que aun y ahora el enorme corazón de la santa vela por los necesitados, no piensen que ella no tiene miedo, sino todo lo contrario, ella tiene miedo, pero todavía está dispuesta a hacer lo correcto, o al menos así es como elijo ver a su santidad —Afirma Aster.
Tras sus palabras la expresión de temor de los cardenales poco a poco empezó a llenarse de convicción, tanto las palabras de la santa como las del cardenal Lawrence, reflejaban perfectamente la obligación real de la iglesia en una crisis.
Aun así, abrir las fronteras de la ciudad de Heredia no sería una tarea fácil, por lo que tras unos días se llevaría a cabo una votación entre los miembros del clero para llegar a un consenso claro.
Tras unas últimas palabras los cardenales se retiran, no obstante, el cardenal Lawrence elige quedarse en el ala aun cuando todos los demás ya se han ido.
Del mismo modo a ambos lados de la santa se encuentran los hermanos Percival quienes no permitirían que la santa de libra fuese dañada por ese hombre.
—Te vez bien Vanya —Clama el cardenal antes que Rory apuntase la punta de una lanza a su garganta —Tu tampoco has cambiado Rocinante...
—Cierra la boca maldita serpiente, como te atreves a dar la cara después de intentar acabar con la vida de la santa —Reclama el joven.
—¿Hablan de ese incidente de hace un año?, ya les dije entonces que yo no tuve nada que ver...
—Mentira, incluso ahora te estas riendo —Señala.
—Es su palabra contra la mía..., pero no vine aquí para pelear por cosas insignificantes —Clama el cardenal —Seré breve, se un amor y retira la solicitud de reabrir la frontera, hazlo y así volveré a desaparecer de tu vida, ¿no te parece perfecto para ambos?
—Si estas en contra de reabrir la frontera, ¿Por qué me ayudaste en la reunión? —Pregunta Vanya.
—Para castigarte obviamente, la humillación de tu misma retirando una moción que iba a ser en beneficio de los plebeyos va a dibujar una muy mala impresión tuya en ellos —Señala Aster —Así tu influencia sobre ellos se debilitara y tu habrás aprendido a no meterte con nosotros, es un dos por el precio de uno.
—Ya no lo soporto más... —Reclama Rory arremetiendo en contra del cardenal.
—¡Sir Rory deténgase! —Exclama Vanya Frenando el ataque del joven Percival a pocos centímetros del rostro del cardenal.
—Si, eso pensé...—Espeta Aster con una sonrisa entre los labios —Le daré un par de días para llegar a una decisión, y... cuídese, quien sabe cuál de las santas será la próxima en morir por ese culto malvado...
Tras esas palabras el cardenal se retira de la habitación, al tiempo que Rory inundado en colera intenta golpear el suelo para desahogarse.
—¡Rocinante detenté! —Exclama Gregory.
A pocos centímetros del suelo el joven Percival frena su golpe, aun así la energía cumulada por este fue suficiente para generar un ligero temblor en el templo.
—Comprendo tu frustración, pero, los 3 juramos ser pacientes y guardar las apariencias hasta que llegue el momento —Señala Gregory.
—Pero...
Antes de poder decir algo, Vanya rodea al joven entre sus brazos, calmando su ira.
—Lo sé, sé que estas molesto, lo comprendo perfectamente, yo tampoco lo soporto... —Clama la joven quien no puede evitar liberar lágrimas en el hombro de Rory —Pero..., si la información que ese profeta nos dio es real, entonces debemos seguir aguantando.
Tal y como Vanya le había comentado durante el último año el joven Milfiore había compartido su información de la obra original al maestro Merlín quien a su vez la compartía a Oran y a Vanya a través de los espíritus.