El Presagio de las Flores (libro de los tréboles)

Volumen 5: Presa y Cazador Acto 4

Algunas horas después...

Ha pocas horas del amanecer una gran cantidad de caballeros, héroes y paladines marchan en rumbo a la ciudad de bastos con la finalidad de terminar con todo en un golpe devastador.

—Capitán, tenemos noticias de los vigías... —Exclama uno de los caballeros al Paladín a cargo del batallón.

Extendiendo un periscopio, el paladín logra ver como los refugiados de la ciudad de bastos empiezan a ser evacuados por el frente de la ciudad, a plena vista de los soldados quienes ya habían tensado sus arcos para disparar.

El paladín muy en el fondo supo que atacar a un grupo de civiles desarmados era incorrecto, no obstante, también sabía que, si no seguía las órdenes del cardenal, este seria destituido y alguien más artificiaría la tragedia.

—Dales la orden de disparar... —Clama el paladín.

Tras esas palabras Flechas imbuidas en aura vuelan rápidamente hacia los civiles, no obstante, en el último segundo, un muro de roca y uno de hielo se hacen presentes bloqueando todas las flechas.

Oponiéndose al imponente batallón de 300 hombres 6 personas se hicieron presentes, Ash, Igor, Han, Sarah, Marc y William...

—Los vigías nos han dado la confirmación, 4 de ellos son parte de los altos mandos de la organización, los otros dos son guardaespaldas, también se confirmó la presencia de Selma Yorkshire y Romeo Freeman encabezando la evacuación —Expone el caballero adjunto al paladín —Entre los altos miembros de la organización solo faltan Meccí Denario y el cabeza de la organización.

—Según inteligencia Denario es bastante hábil con sus armas de fuego, por lo que debe de estar escondido esperando a que entremos a su rango de disparo, en cuanto a su líder no debemos preocuparnos, todo lo que se sabe de el es que es un enano con un talento diestro en los negocios, por lo que no es una amenaza en una batalla —Señala el paladín —Ordena a los hombres avanzar.

—Entendido...

Tras sus palabras el batallón de 300 hombres empezó a encaminarse en dirección a la ciudad, aun así, aquel paladín no pudo evitar tener en consideración las palabras de Natasha Nimuei.

Con un fuerte grito el Paladín sube a su caballo y cabalga hasta el frente del batallón, sorteando a sus propios hombres hasta superar la vanguardia, si llegado el caso realmente había trampas, al menos podría advertir a sus compatriotas de ellas.

El paladín cabalgo con un imponente grito, hasta finalmente llegar al centro del campo de batalla, entre sus hombres y la ciudad, dándose cuenta que no había ninguna trampa, por lo cual, con un grito victorioso, ordena a sus hombres cargar rápidamente a la ciudad.

Así los caballeros y héroes empezaron a correr rápidamente hasta la ciudad, siendo incluso capaces de alcanzar al paladín, arremetiendo junto a él.

—Era escéptico, pero todo salió como lo dijo el jefe —Señala Marc con una expresión tranquila.

—Casi siento pena por ellos —espeta Sarah.

—No bajen la guardia, después de esto oficialmente nos volveremos enemigos del país del sol —Reclama Ash, ocasionando que más de la mitad de los presentes empiece a reír.

—Señorita, Sarah y yo somos gitanos, ya éramos enemigos del país del sol desde hace mucho —Aclama Marc con una sonrisa.

—Yo ni siquiera soy de este país...—Espeta Han.

—Sinceramente ya me estaba aburriendo de esta tierra, tal vez como enemigos sea más entretenido —Clama Igor.

—Como sea, solo quería dejar claro ese punto —Exclama Ash.

Al tiempo que ellos tienen esa discusión, el batallón logra acercarse cada vez más, no obstante, el paladín no puede evitar notar como algo esta mal, por lo que procede a apretar el paso de su corcel.

—Deberíamos hacerlo ya —Pregunta Igor.

—Todavía no, Debemos esperar la señal —Clama Ash, quien rápidamente nota como los gitanos estaban saludando a los caballeros —¿Qué demonios están haciendo?

—No lo sé, pensé que sería gracioso si los despedimos así —Señala Marc.

—Realmente ustedes dos no tienen remedio, a pesar de ser gitanos no se parecen en nada al jefe —Reclama Ash.

—¿Insinúas que todos los gitanos somos iguales? —pregunta Sarah.

—Eso no es lo que quise decir, solo, ¿no podrían mostrar un poco más de respeto?

—Ellos no lo hacen... —Señala Sarah evidenciando como Han, William e Igor también despiden al enemigo.

Al tiempo que se lleva a cabo esa disputa, muy a la distancia se logra visualizar a Meccí, quien observa el avance del ejército, el cual ya se encontraba a menos de 100 metros de sus camaradas, esperando el momento idóneo para activar la trampa.

—Eso no es lo que quise decir y lo... —Antes de poder completar su oración a la distancia Ash logra ver una véngala verde, indicándole que el momento había llegado —Igor...

Con su instrucción los 6 proceden a taparse los oídos, e Igor empieza a levantar un muro de piedra gruesa delante de ellos, al tiempo que, bajo sus pies, Ash descubre un pequeño agujero, al que dispara con su espíritu armado de fuego.

Con esa acción bajo sus pies una tubería de aceite empieza a encenderse, para posteriormente detonar cargas explosivas justo delante de ellos, abriendo una fosa profunda que impide el acceso a la ciudad.

No obstante, en el último segundo el paladín apretaría el paso de su corcel, logrando saltar el pequeño abismo, aterrizando forzosamente al otro lado del muro dentro de los limites de la ciudad, lamentablemente sería el único.

Con la detonación de la primera fila de explosivos una segunda fila detono, atrapando a una gran cantidad de caballeros mientras que el resto empiezan a sucumbir al caos intentando retroceder.

Lamentablemente frente a ellos una tercera y cuarta carga detona, lanzando a cientos de hombres y mujeres a un abismo de púas y flamas...

El humo empieza a asfixiarlos, las explosiones asustan y aturden a los caballos que atacan a todos y a todos cuantos ven, mientras una a una las capas de tierra empiezan a ceder.




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