El Presagio de las Flores (libro de los tulipanes)

Volumen 4: Foráneos Acto 1

Cuando el sistema fue creado, en sus primeras etapas este fue rechazado más de una vez por sus anfitriones, quienes a razón de su ignorancia relacionaron la voz invisible del sistema con los demonios y seres maliciosos de sus respectivas creencias y mitologías.

Conforme los ciclos fueron pasando y el sistema fue evolucionando este tomo múltiples apariencias para la comodidad de sus usuarios, un libro, un pergamino, o en ocasiones una imagen familiar para el anfitrión.

Al final tras innumerables pruebas y errores, la imagen del sistema tomaría la forma de una ventana azul, inspirado en la ciencia y tecnología que otros mundos ya habían imaginado pensando en un manejo más cómodo y una imagen más agradable.

Aquel día sería la primera vez que los arquitectos del sistema tomarían inspiración de los seres mundanos y no sería la última...

Arte, música, lenguaje, política, a una velocidad lenta pero segura el sistema fue evolucionando, adaptándose a todas las necesidades que sus anfitriones puedan necesitar.

Por un tiempo fue perfecto, pero susodicha perfección no duraría y los arquitectos olvidaron el motivo por el que el sistema fue creado en primer lugar.

7mo mes del calendario de Escorpio, hace 10 años...

En la vida existen leyes que todos los seres humanos deben seguir, algunas con el fin de mantener su supervivencia, o simples doctrinas sociales que debemos entender para poder vivir en comunidad.

Conforme la humanidad ha ido evolucionando, dichas doctrinas han ido cambiando, algunas desaparecieron y fueron cambiadas por otras, y otras persisten, pero simplemente son ignoradas.

En el interior de un imponente palacio se puede vislumbrar una biblioteca y en ella un grupo de criadas se deja ver, escoltando con ellas a una pequeña niña de cabellos rubios.

—¿Estará bien la señorita?, ha actuado muy extraño las últimas semanas —Murmura una de las sirvientas.

—Antes pasaba el día entero dibujando, o con su madre, pero repentinamente empezó a venir a la biblioteca...

—Una niña tan pequeña no se debería exigir tanto.

—Aunque eso depende también de la niña, ¿ya se enteraron de lo que hizo la señorita Rosemary? —Espeta una de las criadas llamando la atención de la pequeña —Escuche que perfecciono la barrera de supresión de aura de la familia Pendragon.

—Dilo de un modo en que lo entendamos...

—Yo tampoco estoy segura, pero, según entiendo la pequeña Rosemary pudo hacer algo que ni los eruditos contratados por el señor pudieron hacer en un año, sin lugar a dudas ella es una genio...

Al escuchar esas palabras la pequeña, no puede evitar levantarse de su asiento con hostilidad.

—Si solo se van a quedar hablando, sería mejor si solo se largan —Reclama la pequeña.

Con una reverencia las criadas se retiran, dejando sola a la pequeña dentro de aquella imponente biblioteca, las horas pasan, mientras una a una las criadas se turnaban esperando el momento en que aquella joven las llame, así cae la noche y el nuevo día llega.

—¿Todavía no quiere ver a nadie? —Pregunta una de las sirvientas, lista para relevar a la anterior.

—No, ha estado ahí toda la noche —Responde su compañera.

—Ve a descansar, yo me hare cargo a partir de ahora...

Tras esas palabras la criada en turno se retira con una mirada cansada, mientras que la nueva se posa frente a la puerta, tocando esta dos veces para anunciarse.

—Señorita ¿se encuentra bien?, ¿puedo pasar? — pregunta la sirvienta.

—¡Vete...! —Clama la jovencita.

—Pero señorita Lilia, no ha salido de ahí en días, estamos preocupadas por usted...

—¡Te dije que te largues...! — Reclama antes de escucharse un sonido contundente tras la puerta.

—¿Señorita?, ¿Señorita que fue eso? — pregunta la sirvienta, pero esta no recibe respuesta —Perdóneme, pero voy a pasar.

Tras esas palabras la criada abre la puerta, encontrando así a la pequeña niña tirada en el suelo de la librería con un rostro bastante enrojecido y una fiebre alta.

—¡Señorita! —Exclama la sirvienta —¡Rápido que alguien llame al doctor!

Tras espetar esas palabras la sirvienta nota los alrededores de la jovencita, notando docenas sino es que cientos de hojas de papel llenas de cálculos.

2 días después...

Lo ocurrido con la señorita Lilia sería una seria llamada de atención para las criadas a su servicio, quien tras ser debidamente castigadas por su falta empezarían a tomar más seriamente la vigilancia de la salud de la señorita, quien por su lado recién había abierto los ojos.

Lo primero que noto fue la suavidad de sus sabanas y el aroma de su madre quien hasta no hace mucho había estado ahí, y tras unos segundos recordaría como termino ahí.

—¡Mis formulas...! —Clama la pequeña.

—Señorita... —espeta una de las sirvientas arrodillándose —Yo en nombre de todas lamentamos mucho lo que le paso, debimos estar más pendientes de usted, por favor, perdónenos...

—Eso no importa, ¿dónde están mis formulas?

—Estas fueron llevadas a la habitación del señor, este quiso revisarlas con sus propios ojos y estuvo bastante impresionado, perdone mi falta de conocimiento del tema, pero, a mi parecer él estaba más que complacido.

—¿Lo estaba? —espeta la pequeña con una ligera sonrisa en el rostro —¿Dónde está mi padre ahora?

—En el jardín, con los eruditos y la señorita Rosemary...

—¿Porque mi hermana está ahí? — pregunta.

—Aparentemente están probando lo que parece ser una jaula para espíritus, perdóneme si no se mucho del tema.

—Jaula... para espíritus...

Tras espetar esas palabras Lilia se levanta de la cama y sin pensarlo ni un segundo sale corriendo fuera de la habitación hasta el jardín, lugar donde la esperaba una imagen familiar.

Una jaula hecha de la luz de múltiples piedras mágicas, la cual es capaz de retener en su interior un espíritu de alto rango, el cual por mucho que la fuerza no es capaz de romper, aquello era en lo que su padre tanto estaba trabajando.



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En el texto hay: fantasia, mafia, suspenso

Editado: 05.06.2024

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