El Presagio de las Flores (libro de los tulipanes)

Volumen 4: Foráneos Acto 2

Tras esas palabras el decano recibe en sus manos la imponente espada la cual, haciendo uso del mismo encantamiento logra convertir nuevamente en un pequeño collar, el cual guardara muy cerca de si a partir de ahora.

—Dedicare todo de mi a este honor...

—Bien, entonces eso es todo —Espeta la joven quien procede a retirarse, no sin antes detenerse al último momento — pero antes hay algo que me gustaría saber...

Al escuchar esas palabras el anciano no puede evitar sorprenderse, pues el joven Milfiore nunca las había mencionado.

—Escuche que entre los aprendices de este año había un gitano, ¿no es así? —Señala —No siento particular desagrado hacia ellos, pero mientras tenga la espada de la fe consigo, seria mejor evitar riesgos innecesarios.

—Lo comprendo, y eso no será necesario, como dije algunos estudiantes desertaron tras el incidente, no creo que lo volvamos a ver en esta academia...

—Ya veo —espeta con una expresión hostil que cambia a una tranquila —Es un alivio, si no tienen nada que decir entonces me retirare de inmediato.

Tras esas últimas palabras la joven se retira de la habitación junto a sus escoltas, al tiempo que el decano medita con respecto a la última pregunta de la santa.

—"Al parecer los rumores son ciertos..." —Espeta internamente.

Tras liberar un suspiro el anciano se sienta en su escritorio mientras medita sobre el desarrollo de la situación actual, rememorando en su cabeza el hecho de que resta aproximadamente un año para que los demonios emerjan, pero además de eso...

Haciendo uso de sus ojos Merlín enfoca su visión en un punto muy lejano en los límites del país del sol, logrando divisar así una imponente ciudad con un lago azul cristalino, una cabaña escondida entre los árboles del bosque y en ella una joven de cabellos dorados con una férula alrededor de la pierna.

—Llegaste temprano hoy... —Espeta la joven.

Tal y como lo señalo, la puerta de aquella cabaña se abre mostrando así al joven Milfiore quien consigo trae un costal lleno de provisiones, curiosamente el mismo costal con el que Lilia había sido ejecutada, no hace mucho...

Pero para eso, es necesario remontarnos un tiempo atrás...

5 días atrás...

A solo unas horas de la ejecución de la joven Pendragon, uno a uno los prisioneros serían preparados y restringidos para ser transportados de manera segura...

Así dentro de la celda de la joven un hombre se haría presente, al tenerlo de cerca Lilia pudo sentir la peste a sudor y pobreza que este emanaba, aun así dada su frágil posición se ahorró sus comentarios al respecto.

—Reclusa, póngase de pie —Espeta el hombre y la joven acata, una oportunidad que este aprovecha para poner sus manos alrededor de su rostro —Eres bastante bonita, que desperdicio, al menos tendré el privilegio de ser el ultimo hombre que te toque.

Tras esas palabras la joven dio su mayor esfuerzo para contener la rabia, mientras aquel hombre procede con su trabajo...

Al trasportar prisioneros, en especial aquellos que usan aura, es necesario tomar múltiples medidas. En primera instancia, estos son provistos de argollas con piedras mágicas alrededor del cuello y las extremidades con el fin de bloquear su flujo de aura.

Posteriormente haciendo uso de cuerdas y grilletes, estos son inmovilizados de cuerpo completo, brazos, así como las piernas, asegurándose que los únicos dos movimientos que puedan hacer sean sentarse y ponerse de pie.

Seguidamente son recubiertos en un overol blanco y pesado donde solo sol visibles sus tobillos y su cabeza, finalmente todo el amarre se cierra con 10 correas de 5 mm de grosor, inmovilizando desde su cuello hasta sus tobillos.

Cuando todos los preparativos están hechos, los prisioneros son transportados sobre sillas de ruedas hasta sus trasportes y posteriormente cargados hasta su área de ejecución, lugar donde se les colocaría una soga alrededor del cuello.

Cuando llego el momento de Lilia, esta nuevamente empezó a sentir un aroma desagradable el cual emerge de uno de los verdugos, el cual antes de colocar la soga alrededor de su cuello, lo toca suavemente.

—¿Podrías terminar con esto de una vez? — espeta la joven, quien en este punto ya no le daba importancia a lo que le hicieran.

—No es tan divertido cuando no oponen resistencia — espeta el verdugo con una ligera sonrisa antes de colocar un costal sobre su cabeza y la soga alrededor de su cuello.

Así la elegia de los condenados iniciaría, al tiempo que la joven Pendragon, solo hacia un esfuerzo por no pensar en nada, ella sabía que tras todo lo ocurrido, esta nunca podría recuperar su vida y el nombre de Lilia Pendragon quedaría por siempre como una mancha en la historia.

Esta sabía que morir seria la salida mas honorable, aun así, bajo el costal su rostro no paraba de cohibirse, conteniendo las ganas de gritar y llorar por su vida, ante las puertas de la muerte, deseaba renunciar a su honor y seguir viviendo, lamentablemente, en ese mismo momento la elegia concluiría.

Cuando el momento llego la joven se dejaría caer al vacío, por un lado, porque esta no deseaba ser tocada, y por el otro porque así podría camuflar su llanto con los gritos de su caída.

—Salto por su cuenta... —Clama el verdugo que trato de empujarla.

—No importa, solo pasa al siguiente —Señala el verdugo que puso la soga alrededor del cuello de la joven, el cual mira con detenimiento su cuerda notando como esta se balancea de un lado al otro —"Todo va de acuerdo con el plan..."

Alrededor de las manos de aquel verdugo un circulo de runas se hace presente, alterando así la percepción de los verdugos quienes en lugar de poder ver la cuerda balanceándose, solo ven una cuerda inerte...

Todo estaba saliendo como el joven Milfiore lo esperaba...

Varias horas atrás en el instante en que los carceleros estaban por preparar a los prisioneros para su traslado, Iván tomo la oportunidad para remplazar a uno de los guardias.



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En el texto hay: fantasia, mafia, suspenso

Editado: 05.06.2024

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