El Presagio de las Flores (libro de los tulipanes)

Volumen 4: Foráneos Acto 3

Según lo que el joven Milfiore interpreto de la historia de Björn, actualmente su familia arrenda el terreno de su fragua al señor regional, por lo tanto, y como el protocolo lo dicta, es necesario tener una copia del contrato de alquiler dentro del establecimiento en caso de expropiación de bienes.

Tras registrar los gabinetes y documentaciones de la fragua el joven logra evidenciar dos cosas, la primera es que antes de tener que cerrar, la fragua había tenido bastante éxito, logrando recaudar el doble de su ingreso anual, una firme evidencia del talento de los enanos...

Lo segundo que el joven noto es la presencia de moho negro en las paredes, algo sumamente inquietante, por lo que con fines de estudio este opto por llevarse una muestra.

Así y sin mas demora el joven logra encontrar la copia del contrato de alquiler y con ella, consigue encontrar la dirección de residencia actual del arrendatario.

—Jared Afton... espero que todavía no sea muy tarde.

Tras esas palabras el joven Milfiore regresa todo lo encontrado a su lugar, para posteriormente, retirarse a través del agujero que dejo en el techo.

Así las horas pasaron y la noche cayó sobre la ciudad, tras hacer uso de la dirección que obtuvo, el joven Milfiore logro localizar al arrendador, lamentablemente, este parecía estar en un estado de salud delicado y dada la hora avanzada, opto por posponer su visita un día más.

Así, el joven Milfiore con una expresión de cansancio centra su rumbo de regreso a las montañas, lugar donde con algo de suerte, podría beber algo de agua y dormir sin interrupciones.

Lamentablemente, a poco más de 20 metros de la cabaña, el joven no puede evitar liberar un suspiro y cambiar su rumbo montaña abajo; lugar donde actualmente se encontraba la joven Pendragon, quien en un intento de escapar había roto su férula y golpeado su cabeza con una roca.

—Me decepcionas Lilia, no imaginas cuanto..., Pero descuide, no planeo dejarla morir, sin importar cuanto lo desee usted —Espeta el joven Milfiore, quien tomándola entre sus brazos la regresa a la cabaña.

Algunas semanas atrás...

Pocos días después del ataque al templo de leo, el juicio de Lilia Pendragon fue llevado a cabo...

Originalmente se suponía que sería un juicio imparcial, pese a las innegables infracciones de Lilia bien eran dignas de una grave sanción, solo basto la intervención de una persona para cambiar las tornas.

Una palabra de la santa de leo hizo que los nobles del país del sol contratasen investigadores privados para encontrar hasta la más insignificante de las evidencias incriminatorias, al punto de alterar la evidencia según su beneficio personal.

El decano solo se sintió indignado, la fe y la nación en las que creía fervientemente, al final acabaron traicionándolo...

Originalmente la sentencia de Lilia había sido decidida, no obstante, Merlín movería hilos y prometería favores a todos cuantos conocía y podía, con la finalidad de crear una alternativa para ella, una en la que pueda seguir viviendo.

Una alternativa, que ella rechazaría...

—¡En qué demonios pensabas! —Reclama el anciano a la joven —¿Por qué elegiste la ejecución?

Al espetar esas palabras el anciano no puede evitar notar una expresión confundida en el rostro de su nieta, algo que lo deja sin palabras...

—¿Por qué me estás diciendo esto...? —Pregunta.

En su mirada se reflejaba la incomprensión que sentía, en su mente Lilia sentía que la muerte era la decisión correcta, incluso con la clara presencia del miedo en su voz.

Impotente el anciano solo pudo ver como su nieta elegia voluntariamente la ejecución a renunciar a su apellido, el anciano no pudo evitar derrumbarse, no solo por la rabia, sino también por la tristeza.

Durante los días siguientes el anciano seria testigo del castigo de la joven, pero solamente el, pues tanto su padre como sus hermanos no hicieron acto de presencia, algo que solo lo llevo a preguntarse «¿Qué clase de familia es la que había construido?»

Días después, Merlín asistiría a la casa de los Pendragon, dispuesto a ver con sus propios ojos la familia que su hijo putativo había construido, mas lo que encontró, solo lo desilusionaría.

Mordred el hijo mayor, sin reparos dijo que el castigo de Lilia era más que merecido, señalando que dentro de la familia Pendragon no había lugar para personas manchadas como ella.

Rosemary la hija menor, quien, tras estar recluida dentro de la mansión durante una semana, ni siquiera se había enterado de lo ocurrido, e incluso entonces no le dio importancia, para ella las palabras de un libro poseían mas valor que la vida humana.

Con Alexander fue distinto, pese a ser el hermano con quien Lilia mas rivalizaba, este era el único realmente afligido con su sentencia, pero el único quien realmente entendió la forma de pensar de la joven.

Pero lo peor vendría al hablarlo con su padre...

Arthur menciono como había hecho uso de su poder e influencia para proteger el nombre de su hija, aun así, cuando a este se le señalo por las acciones fraudulentas que la joven realmente había cometido, este no las negó...

No porque no quisiese protegerla, sino porque el mismo y en su propia convicción se negaba a mentir u ocultar información, por lo que acabaría entregando al juicio toda la información que descubrió, tanto la buena como la mala, dejándolo todo en el divino designio de la diosa.

Al final, si el castigo de Lilia era la muerte, este como su padre por mucho que lo carcoma por dentro debía de aceptarlo.

El anciano no pudo evitar palidecer ante esta declaración, en el fondo de su ser deseo golpear el rostro de su hijastro por fracasar como padre de esa niña, pero no pudo, porque, para empezar, fue Merlín quien le enseño esos valores inamovibles que ahora lo torturan.



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En el texto hay: fantasia, mafia, suspenso

Editado: 05.06.2024

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