Volumen 4: Ser temido y amado Acto 2

Varias horas después...

La noche había caído en los bosques de la región, y con la ausencia de la luna oculta tras el velo de las nubes, una profunda oscuridad se hizo presente, condiciones que invitan a los animales de la zona a cazar.

Es en esas condiciones donde una pequeña luz se deja ver, una fogata dentro de una cueva al pie de un peñasco, lugar donde la joven Rosengard pierde su vista en la oscuridad de la noche.

—Pronto lloverá... —Espeta la joven.

Así mismo, en las profundidades de la caverna se podía apreciar al joven Milfiore, cuyas heridas habían sido descuidadamente tratadas, no obstante, Erse había sido capaz de frenar su hemorragia.

Tras unos minutos y como lo intuyo una fuerte llovizna empieza a caer, la cual se convierte en un fuerte diluvio; obligando a la joven a adentrarse más en la cueva antes que el cuerpo de su joven Amo se moje todavía más.

Agachándose haciendo uso de las piernas la joven toma los extremos de un abrigo que había situado bajo el cuerpo de Iván, siendo así capaz de moverlo con cuidado hasta el interior de la cueva, siendo ese el momento en que el joven Milfiore despierta.

Al ver sus alrededores este no tardo en deducir la situación, no obstante, no dijo nada...

Aun y ahora que todo había terminado, Iván no podía entender que fue lo que lo llevo a tomar una decisión tan estúpida, muy en el fondo de su ser sabía que de haberse atenido al plan todo se hubiese resuelto.

Iván actuó por impulso, algo que no es propio de èl...

Por el momento solo podía sentir alivio de que la joven Rosengard estuviese a salvo y haber salido de aquella situación con todas sus extremidades intactas, aun así, no podía olvidar la sensación que tuvo cuando la taza de sincronía subió.

Aquello no se pareció en nada a lo que ocurrió con la monarca del delirio, al principio el joven se sentía exaltado, y aquella exaltación gradualmente fue aumentando hasta el punto en que ya no pudo controlar sus palabras ni sus acciones, y antes de darse cuenta su conciencia se había dormido.

De alguna manera había logrado reiniciar el porcentaje de la taza de sincronización, no obstante, una vez mas no entendía como...

—Demonios... —Espeta el joven alertando a Erse.

—Joven amo —Exclama exaltada y aliviada de que Iván se encontrase bien.

Al ver su sonrisa de alivio, el joven Milfiore no pudo evitar sentirse escéptico, «¿Acaso estos son sus sentimientos reales?, ¿en este estado siquiera puedo tratarla como una persona?, ¿todavía puedo llamar eso una sonrisa genuina?» se preguntaba internamente cada que la ve.

En estos momentos había muchas cosas que quería decirle, algunas buenas, pero en su mayoría hirientes, pero antes que nada...

—¿Estas bien, Erse? — pregunta el joven.

—Eso debería decir yo... —Clama la joven con una leve risa y ojos lagrimosos —estaba muy asustada de que no despertase.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—No lo sé, alrededor de unas 8 horas tal vez 10...

—Significa que ya es de madrugada, eso es bueno, no creo que sigan siguiéndonos en este punto —Señala el joven —"Solo espero no haber dejado una mala impresión ahí atrás, Zasara es un personaje que interactuara mucho con Lion, por lo que espero no haberle dado una impresión mía tan mala, o peor..."

—Joven amo, esas personas... ¿Por qué nos atacaron?

Al escuchar esa pregunta Iván no dudo e intento responder, no obstante, al momento de liberar sus palabras este sintió un enorme peso en su pecho, pues sabía que lo que le diría la lastimaría.

—Ellos... yo...

El joven sabia las palabras y las organizaba correctamente en su cabeza, pero por más que lo intentase estas no salían; en un principio este se desesperó, pero luego trato de tomar otro enfoque.

—Hace tiempo mate a algunos de los suyos, probablemente ellos vinieron a vengarlos —Aclama el joven —No planeo justificarme, en el momento lo hice para sobrevivir y sabía bien que habría represalias.

—Usted, mato a su gente... y hoy... lo hizo otra vez...

Al escuchar esas palabras el joven Milfiore solo se dispuso a desviar la mirada, este no tenía nada que decir ni tampoco una justificación entendible por sus acciones, o por lo menos una que pudiese decirle.

—Ya veo..., lamento haberlo obligado a llegar a esto, la otra yo probablemente no hubiese tenido estos problemas —Espeta la joven —Usted, ¿quiere que vuelva a ser como era antes?

Al escuchar esas palabras la expresión del joven Titubeo, pero este no dijo palabra alguna, ni tenía la intención de mostrar debilidad...

—No debe responderme, lo conozco joven amo, puede que haya cosas que todavía no puedo recordar bien, pero, hay cosas que se, usted es un hombre frio y muy objetivo, en estos momentos no necesita una sirvienta, lo que quiere es a una guerrera, ¿o me equivoco? —Señala la joven, pero no recibe respuesta —Si me lo ordena, daré mi mejor esfuerzo para volver a ser esa mujer, siempre que pueda serle útil no me importa ponerme nuevamente en la línea de fuego...

En su mente el joven Milfiore sabía que aquellas promesas eran solo para disimular, o por lo menos este trataba de convencerse de eso, pues este desconocía a detalle la vida que la joven ha tenido, las traiciones y la gran cantidad de personas que le han dado la espalda.

Incluso desde antes de llegar a la casa de las flores Erse ya era poseedora de un arraigado miedo al abandono, miedo que ella había elegido ocultar con sus máscaras de sirvienta y Berserker, sin ellas, no podría soportar una decepción más.

—En este mundo, no tienes el sello de servidumbre de los Milfiore, yo no puedo ordenarte nada, tú eres libre... —Espeta el joven.

Aquellas palabras Ivan las dijo con la intención de tranquilizarla un poco, pues empezaba a notarse agitada, cuando realmente la joven estaba desesperada, por lo que al escuchar la frase "Eres libre...", sintió que el joven la estaba dejando ir.