El Presagio de las Flores (libro de los tulipanes)

Volumen 4: Una balada de caballeros y polillas fatuas acto 3

Algún tiempo después...

Dentro de una habitación sentada en el suelo con las piernas cruzadas se podía vislumbrar a la joven Rosengard, quien yace meditando al tiempo que hace uso de la habilidad Berserker la cual consume rápidamente sus puntos de durabilidad.

—No puedo permitirle pasar, ni siquiera a usted — Exclama la voz de Sarah tras la puerta.

—Hazte a un lado, es una emergencia... — Reclama Iván abriendo la puerta abruptamente para posteriormente cerrarla tras él.

Dentro de la habitación Iván contempla la escena conforme sus años de vida empiezan a deslizarse entre sus dedos.

—¿Qué crees que haces? — Reclama Iván quien con horror nota lo que estaba pasando.

Haciendo uso de su propia habilidad Erse estaba rasgando sus tendones y reventando sus huesos de forma deliberada, algo que simplemente podía ser visto como una completa locura.

—¡Has perdido la cabeza!, detente de una vez tus heridas... —En ese momento el joven Milfiore se da cuenta, todas las heridas que Erse se había generado originalmente tras unos días ya se habían recuperado.

—El método que estoy usando en estos momentos puede que le parezca poco usual, pero bastante efectivo, los músculos se destruyen y se reconstruyen solos a alta velocidad, para posteriormente destruirse y volver a reconstruirse más fuertes, debería saberlo, ¿no es así joven amo?

Erse tenía razón, es de conocimiento general en la medicina que tras romperse los huesos se recuperan con el doble de fuerza, y que la mayoría de los ejercicios físicos son con el fin de desgastar los músculos y recuperarlos con el doble de grosor y fuerza.

Pero lo que estaba viendo en estos momentos era una total barbaridad, pero aún más impactante era la forma en como la joven destruye sus propios músculos sin pestañear, ni siquiera Iván sería capaz de algo así.

—Si es todo lo que ha venido a decir, entonces retírese por favor... —Espeta Erse.

—No, no me iré hasta que detengas esta barbarie —Reclama.

—Joven amo, este cuerpo es demasiado débil para poder usar mi fuerza al completo, necesito entrenarme como es debido para...

—¡Eso no tienen nada que ver!

—¿No es esto lo que quería? — Exclama la joven —Así le puedo ser útil, así podremos regresar al imperio, ¿Qué eso no es lo que quiere?

—Te equivocas, lo que haces no tiene nada que ver con nada que yo quiera...

—Joven amo, no mienta, yo lo recuerdo todo, cada día desde que desperté, la forma fría como me trato y lo entiendo, en ese estado era inútil para usted —Espeta la joven.

—Erse...

—Usted es muy cruel joven amo... —Clama la joven con unas ligeras lágrimas en los ojos —Si yo quería recordar era por usted, pero también porque no sabía lo que había olvidado, olvide el dolor, olvide el crisol, la guerra la sangre el haber visto a quienes pudieron ser mis amigas quemadas, mutiladas, mancilladas; mi vida ha sido un infierno, porque no me pudo permitir solo olvidar, tanto así necesitaba un peón.

Al escuchar esas palabras el joven no puede evitar desviar la mirada, pues Erse no se equivocaba en sus palabras, no obstante...

—"¿Erse ha estado ayudando en los quehaceres de la casa?, le dije que se quedase quieta, ella nunca hace lo que le digo" —Rememora el joven Milfiore quien en su momento se vio disgustado, pero en secreto libero una sonrisa.

—"Parece que la señorita ha formado una buena relación con casi todos nuestros empleados, ellos la estiman mucho" —Señala Sarah —"Pero como dijo, eso va en contra de sus órdenes, por ello la incitare a detenerse"

—"Hazlo..."

En aquel momento Iván solo pudo ordenar con frialdad que aislasen a la joven, desde su perspectiva, él tenía miedo de que al involucrarse tan abiertamente con la mafia se viese involucrada en otra situación desagradable.

Lamentablemente, aquella no sería la última vez que algo así pasaría...

Semanas, días y en ocasiones varias veces el mismo día, la joven Rosengard siempre trato de encontrar una manera de servir a sus compatriotas y sentirse útil para el joven Milfiore, algo que le hizo centrar su atención en ella.

En algún punto incluso llego a esperar aquellas noticias a lo largo del día, pocas habían sido las personas que habían generado este sentimiento en el joven, de querer saber mas de ella, de preguntarse lo que estaba haciendo cuando no la veía, de preguntarse qué es lo que esa persona pensaba de él en este momento.

Y sin darse cuenta, este cruzo una línea que no tenía pensado cruzar.

—"Oye"

**

[Si, maese...]

**

—"Tengo curiosidad por algo, ¿existe alguna manera de desbloquear la ventana de estado de Erse, sin que ella recupere sus recuerdos?"

**

[¿Por qué lo pregunta?]

[El curso de acción lógico es recuperar las memorias de la joven Rosengard...]

**

—"Podrías solo responder la pregunta..."

**

[En efecto es posible...]

[Pero aquello requiere mucha energía y materiales, muchos de ellos extremadamente raros...]

[Desea que redacte una lista para usted...]

**

—"No, simplemente tenía curiosidad..."

De regreso en el presente...

Las palabras de Erse se sintieron para el joven como un disparo en el centro del pecho, lamentablemente no podía decir nada, pues ella tenía razón y se equivocaba al mismo tiempo, podría decirle una mentira, pero no cambiaría nada.

—Erse, alguna vez te Conte sobre porque me llaman el milagro maldito de la familia Milfiore — espeta el joven con una expresión sombría.

—Lo sé, la gente que lo rodea suele morir de formas extrañas, esa es la razón por la que todo mundo piensa que estas maldito...

—Así es, pero hay más... una parte de la historia que nadie sabe, ni siquiera mis tíos, Yo, puedo ver la muerte... —Clama el joven —No, más específicamente puedo ver el tiempo de vida restante de las personas, pero por alguna razón aquellos cuya vida está por expirar tienden a acercarse a mí, como transeúntes en la calle, o como sirvientes a mi cuidado.



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En el texto hay: fantasia, mafia, suspenso

Editado: 05.06.2024

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