El Presagio de las Flores (libro del lirio azul)

Volumen 2: Crisol Acto 4

Y así 6 años pasaron...

Tras haber recibido el parasito de mana y haberse sometido a las rigurosas pruebas del Crisol, el cuerpo de aquellas jovencitas maduro maravillosamente.

Reflejos, fuerza, agilidad y poder mágico, cualquier debilidad había sido eliminada de sus cuerpos, convirtiéndolas a cada una en máquinas perfectamente calibradas para la guerra, o por lo menos la mayoría...

Avanzando con velocidad entre los gruesos arboles del bosque se podían visualizar un grupo de sombras, dos de ellas tomando la delantera por sobre las demás, moviéndose de una manera elegante que no dejaba rastros ni sonidos a su paso.

—¿Qué crees que estás haciendo? —Reclama Fine quien para este punto ya había alcanzado los 14 años.

—No lo tome personal capitana, simplemente no me quería quedar atrás con esas perdedoras —Espeta una joven Poemia quien había cumplido recientemente la misma edad—¿Porque no hacemos una carrera de regreso al campamento?, la perdedora deberá limpiar las barracas por una semana.

—A veces creo que nunca aprenderás —Señala la joven con una mirada de decepción —Espero estes lista para limpiarlas.

Con esas palabras, de las suelas de Fine gotas de sangre se hicieron presentes, junto a la presencia de un relámpago azul, el cual la dríada uso como impulso para acelerar exponencialmente su avance.

Del mismo modo Poemia, libero un par de gotas de sangre de sus muñecas, junto a un trueno carmesí que usa para propulsarse por encima de las ramas de los árboles.

—Ahí van otra vez... —Señala una Lera de 12 años —Creo que ya no es necesario seguirles el ritmo, aflojemos el paso un poco.

—Si son las ordenes de la sub capitana por mi está bien —Espeta Eldride.

—Aunque esas dos se quedaron atrás de nuevo, tendríamos que detenernos totalmente si queremos darles una oportunidad de alcanzarnos —Expone Vitra, ambas ahora de 13 años.

—No podemos hacer eso, no podemos llegar tarde, en especial hoy que el 4to instructor está en el campamento —Señala Lera con una mirada levemente afligida —Lo mejor que podemos hacer es esperar que lleguen sin causar ninguna alarma.

Con esas palabras las tres dríadas siguieron su camino, perdiéndose en las profundidades del bosque, al mismo tiempo que a varios metros detrás de estas, dos jóvenes les seguían el paso.

—Ya no puedo verlas en lo absoluto —Aclama una joven Reva de 12 años —Probablemente Poemia y la capitana empezaron a competir nuevamente; supongo que nos dejaron atrás otra vez; si la capitana se entera nos reprenderán otra vez... Perséfone.

Junto a Reva, una joven Perséfone de tan solo 13 años, la acompaña, quien no atiende ni responde a ninguna de las preguntas de la joven, y procede solamente a seguir el paso en silencio.

Durante estos 7 años el poder mágico de las jóvenes maduro y evoluciono dándole a cada una de ellas dominio sobre la naturaleza y sus elementos.

Fine y Poemia adquirieron dominio sobre el rayo y el trueno respectivamente siendo estas las más poderosas de su escuadrón, Vitra y Eldride por su lado dominaron el fuego, siendo ellas las primeras en hacerlo, Reva por el contrario fue la última en adquirir dominio sobre el elemento del hielo.

En este punto solamente Lera y Perséfone fueron las únicas incapaces de desarrollar dominio sobre algún elemento, pero no por eso eran iguales...

Aun sin adquirir ningún elemento Lera adquirió un poder mucho más raro, dándole la fuerza y dureza física de 100 hombres; además de poseer dominio en casi todas las armas de media distancia, ganándose el puesto de sub capitana.

Tras estos 7 años, Perséfone se convirtió en la única en no desarrollar ningún elemento ni destreza en especial, volviéndose la más débil de su escuadrón, siendo su único mérito notable su inquebrantable persistencia.

Mientras sus compañeras estudiaban el uso del mana, Perséfone uso el tiempo para aprender el uso de armas, empezando con dagas, lo que la llevaría a las espadas, lanzas, porras y mazos; siempre que pudiese cargarlo podría empuñarlo.

No obstante, aunque su destreza fuese buena, esta nunca pudo superar a las dríadas veteranas del campamento, por lo que el esfuerzo que ejercía era inútil, aun así, sin esa persistencia no le quedaba nada, o al menos eso es lo que pensaba.

La noche cae al campamento, pero incluso así las actividades no cesan...

Ya sea de madrugada o a mitad de la noche las dríadas del crisol se entrenan para cualquier escenario, en especial las menores, quienes siempre llegaban en docenas cada año.

Dentro de uno de los edificios del campamento una reunión se lleva a cabo, por un lado, se encontraban los principales supervisores del campamento, así como parte del personal médico, todos ellos arrodillados frente a una persona.

Una mujer con una máscara blanca sobre su rostro, de cabellos y pétalos negros, sentada sobre una silla, y a quien todos se referían como...

—Por favor perdónenos 4to instructor —Aclaman los supervisores refiriéndose a la imponente mujer.

—No necesito las disculpas de todos, Hace dos días el alquimista Rudolf se las arregló para escapar del campamento, alguien en su condición no podría escapar por su cuenta, es por ello que uno de ustedes debió ayudarle —Exclama la mujer.

—4to instructor, por favor, Lanka es la única de los supervisores que pasaba el día entero con el alquimista, ella es la única que pudo haber sido su cómplice —Expone una de las supervisoras.

—¿Puedes jurarlo por tu vida? —Pregunta el instructor.

—Yo...puedo...

Con esas palabras el 4to instructor chasquea los dedos, y en respuesta una persona es lanzada desde la oscuridad, era la asistente del anciano, atada de manos y piernas, evidenciando quemaduras con la forma de unas enredaderas que recorren su cuerpo entero.

—Ya habíamos investigado a la supervisora Lanka, puedo asegurarte que ella no sabe nada —Aclama el instructor.




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