El Presagio de las Flores (libro del lirio azul)

Volumen 2: Velada Acto 4

Con esas palabras los tres espíritus se reúnen en un círculo para hablar y debatirlo, al tiempo que Iván las observaba, ninguna de ellas era poco atractiva, por el contrario, su belleza incluso superaba a la de las dríadas.

Pero si a Iván solo le importase eso, ya hace mucho que hubiese caído en las tentaciones de Erse.

Después de unos minutos la primera de los espíritus da un paso al frente, una joven espíritu de cabellos y ojos negros además de piel pálida como la de un fantasma.

—Interesante, la primera en animarse fue la joven del clan de los Wilis, quien diría que un hada de sombras tomaría un papel tan activo —Aclama Enrique como un espectador.

Al verla más de cerca Iván pudo notar sus casi trasparentes ropajes similares a la seda, que apenas cubren su cuerpo, en los cuales, si se ponía la suficiente atención, se podían notar los arcos de sus pezones, así como las líneas de su entrepierna.

Ella trata de hablarle, pero Iván se disculpa pues no es capaz de escucharla...

El espíritu se le acerca posándose en el rango de sus brazos, Iván estaba nervioso, pues este sería su primer beso, en su mente él sabía que hacer, pero su cuerpo solo se paralizo.

La Wili con intención de tomar la iniciativa posa su pecho contra el suyo, ocasionando que Iván por fin la rodee con sus brazos; pese a ser un espíritu su cuerpo era cálido y suave similar al de una persona viva.

Iván desliza suevamente una de sus manos por la curvatura de su cintura mientras con la otra toma delicadamente su mejilla, y ahí ambos efectúan un delicado beso.

Iván es capaz de sentir entre sus labios cierto movimiento del labio inferior de la Wili, llevándolo a levemente posarle entre sus dientes mientras el beso se proseguía, hasta finalmente separarse tras casi 140 segundos.

—vaya, eso no estuvo mal...

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[Enhorabuena, has obtenido una habilidad...]

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[Beso de las Wilis (Avanzado)...]

[Efectos: "Todas las estadísticas incrementan un 10% en la oscuridad", "Leve resistencia a la magia Oscura"]

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Iván estaba sorprendido ante la ventana de estado que había emergido ante sus ojos, mientras dirige su mirada a Enrique quien claramente sabía que esto pasaría.

—Así que a esto te referías con regalo de despedida ¿No? —señala.

—Que puedo decir, siempre he sido bueno con los regalos —Aclama con soberbia —Por cierto, tu segundo regalo te espera...

Junto a Iván un nuevo espíritu hace acto de presencia, con el aspecto de una joven de tez morena, cabellos rojizos y ojos rojos, además de una larga cola escamada.

—Ahora una candidata del clan de las salamandras, los espíritus de fuego son conocidos por ser rencorosos hacia los mortales, pero eso no evita que sean sublimemente pasionales —Expone Enrique —Ten cuidado sobrino, si no domas bien este fuego, te quemaras.

Ante esa advertencia Iván trata de tomar un papel más activo en esta ocasión, pero la salamandra rápidamente lo atrapa dándole de lleno un beso de boca abierta.

El joven podía sentir la lengua de esta entidad extenderse por toda su boca hasta el fondo de su garganta, mientras poco a poco esta lo empuja hacia atrás; pero Iván no se lo permite.

Los jóvenes separan sus bocas por un segundo para tomar aire mientras el joven aprovecha para dirigirle una mirada intimidante a esta entidad, tomando él la iniciativa hostil en esta ocasión, empujándola hasta derribarla en el sillón, donde la deja totalmente sometida.

Al final ambos separan sus bocas tras el paso de 220 segundos...

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[Enhorabuena, has obtenido una habilidad...]

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[Beso de las Salamandras (Avanzado)...]

[Efectos: "las habilidades con afinidad de fuego ganaran un 10% de fuerza", "Leve resistencia al fuego"]

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Para este punto el joven ya se había acostumbrado a la sensación, llegando incluso a estar tranquilo como si se tratase de algo casual.

—Admito que eso me gusto...

—Lo imagine, la verdad es que los Milfiore siempre hemos tenido la tendencia de ser sádico dominantes —Aclama Enrique.

—Realmente no me siento para nada cómodo con el hecho de que tú me estes observando en esto —Señala el joven.

—Yo no veo el problema... —Señala Enrique justo antes de que una burbuja de agua reviente sobre su cabeza, empapándolo.

Haciendo caso a la afirmación del joven Undine chasquea sus dedos provocando que un velo de agua divida la habitación, obstruyendo la vista del espíritu y el hombre.

Iván se sentía agradecido con la acción de Undine, aunque no supiese que dicha acción no fue tomada considerándolo a él.

A un lado de Iván la última de los 3 espíritus hizo acto de presencia, a diferencia de las otras dos esta se mostraba más nerviosa y temerosa del joven, algo que él pudo percibir, por lo que mantuvo su distancia.

Haciendo uso de su posición Iván aprovecho para verla mejor, una joven un tanto más delgada en comparación a sus semejantes, de cabellos azules y ojos dorados que rápidamente la delataron como un miembro del clan de las Undinias, quien inmediatamente se cubre el rostro al notar los ojos del joven.

Iván no puede evitar liberar una leve risa al ver su reacción, tras ver la actitud y las vestimentas de los espíritus, inmediatamente las estigmatizo como seres de libre pensamiento, carentes de las inseguridades humanas.

Pero ver a un espíritu ruborizado y con nervios le pareció simplemente adorable, como ver a la cría de un dragón tropezando durante su primer vuelo.

La Undinia trato de hablarle, pero el joven fue incapaz de escucharla, ocasionado que ella solo se avergonzase todavía más pues para este punto ya debería saber eso.

Iván con el fin de tranquilizarla con extrema delicadeza, posa la punta de algunos de sus dedos sobre su hombro, mientras le expresaba una mirada tranquilizante que le decía que todo estaba bien.




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