El Presagio de las Flores (libro del lirio azul)

Volumen 2: Velada Acto 5

—Cierto, probablemente ustedes ya querrán regresar a casa, déjenme darles un aventón —aclama el hombre abriendo la "puerta de los espíritus" nuevamente.

Con esa señal las primeras en partir fueron los espíritus de fuego y oscuridad respectivamente, seguida de Undine quien dirige una mirada llena de hostilidad a Sei, quien no puede evitar bajar la mirada por lo ocurrido.

Tras esa acción Sei cruza la puerta, no sin que antes Enrique disimulando una tos, dispare de entre sus dedos un pequeño destello blanco que se pega a la espalda del joven espíritu.

Posteriormente Undine Cruza la puerta, desapareciendo del lugar junto a toda la humedad que trajo, limpiando así el estudio...

—Oye, ¿no te olvidaste de algo...? —Reclama Enrique cuya cabeza seguía mojada.

Tras esas palabras la puerta se cierra y con la misma facilidad con la que llegaron ante los ojos del joven se esfumaron.

—Se fueron —aclama el joven —Eso fue bastante intenso...

—No tienes idea sobrino, Pero el día todavía no termina, por lo que lo mejor será prepararnos para la noche ¿no crees?

—Si, así es —Señala el joven —Todavía tengo bastantes cosas que hacer.

—En ese caso te vere en la noche —Aclama el hombre despidiéndose de su sobrino —...Bueno ahora que él esta distraído podre idear una forma de ayudar al otro rayito de sol de esta casa.

Tras esas palabras el hombre se pone en pie, y se adentra en las profundidades intrincadas de la mansión donde la joven sirvienta se encontraba, a sus pies, una gran cantidad de Surias muertas empezaban a apilarse y en su mirada un extremo cansancio se deja ver.

Varias horas más tarde...

El atardecer empezaba a percibirse, mientras la hora prometida estaba a unos pocos minutos de llegar, mientras por su lado el joven Milfiore se acomoda en una esquina del gran salón con una expresión tranquila, mientras mordía fieramente sus uñas en señal de pánico.

Esta sería la primera vez que el joven organiza un evento, y aunque este evento no fuese destinado para la aristocracia semejante, igualmente el joven había puesto su mayor esfuerzo en ello.

En ese instante un fuerte estruendo se hace sentir llamando la atención del joven, quien rápidamente acude para ver que ocurre...

En un costado del salón con bastante consonancia acústica, los instrumentos afinados y preparados para la fiesta habían sido ubicados; no obstante, en el mismo lugar los dos músicos contratados por el joven, discuten con la Dríada.

—¿Qué demonios está pasando aquí? — reclama Iván.

—Joven maestro, por favor le pido disculpas. —espeta Mimy.

—Realmente eres molesta, en cuanto vez las faldas de tu amo vas llorando hacia ellas —Reclama uno de los músicos —maestro Milfiore, no puede solo pedirnos ser los acompañantes de esta dríada.

—No veo el problema, después de todo los contrate precisamente para esta labor, y ustedes dos no estuvieron en desacuerdo —Señala el joven —O acaso su orgullo le impide dejar que una Dríada resalte sobre usted.

—Con todo respeto no ponga palabras en mi boca joven maestro —Aclama el hombre —No me importa servir de acompañante de una dríada, no sería la primera vez que me contratan para algo así; mi problema es que esta dríada es una mocosa irrespetuosa.

—Hugh no es para tanto —señala el compañero.

—No me corrijas Vasil, he trabajado por más de 25 años como musico, tal vez no esté al nivel de la orquesta imperial o la familia Diamanta, pero se bien que no soy un mal musico; esta escuincle no ha escatimado en oportunidades para decirme como tocar mis instrumentos —reclama el hombre.

—¿Y qué?, ¿eso es todo? —Pregunta el joven con un rostro lleno de hostilidad —Si como usted dice ha trabajado 25 años en este medio, sabrá que el peor momento para hacer una escena como esta es a minutos del inicio de un evento. No me importa cuál sea el problema insignificante que tenga, pero arréglelo; De valor a las referencias que he escuchado sobre usted, aquellas que llevaron a contratarlo, y supérelo....

La expresión de Iván hizo palidecer a los dos hombres y a la dríada que de inmediato empezaron a verlo como un imponente basilisco a quien no debían molestar.

Tras esas palabras los tres se calman y ante el joven hacen las paces, posteriormente Iván se retira...

El joven Milfiore había perdido momentáneamente los estribos, por un lado, a causa de las acciones irresponsables de los músicos, y por el otro lado las horas sin dormir que ha estado acumulando durante los últimos días.

En estos momentos Iván no era en nada distinto a una bomba de tiempo listo para estallar ante la presión suficiente...

Tras solucionar aquel ligero inconveniente, el joven procedió a inspeccionar nuevamente la casa, asegurarse que la cocina estuviese trabajando sin contratiempos, Asegurar los accesos al salón y el jardín, además de que los garzones estuviesen acordemente uniformados y en fila.

No obstante, entre sus labores, el joven no pudo evitar notar la ausencia de Erse, algo que en él género gran preocupación, pues aún y ahora era incapaz de ver a través de su ventana de estado.

**

[Sin señal...]

**

Iván no podía entender lo que estaba pasando, en especial ahora que estaba tan cerca de superar el límite del 0% de simpatía; la joven sirvienta lo estaba evitando e Iván era completamente consciente de esto, no obstante, no entendía el motivo.

Si tan solo se tratase de la presencia de Mimy en la casa, la existencia de su prometida o toda la atención que Iván ha puesto en el evento entendería su rechazo, no obstante, eso no influenciaría los datos de la ventana de estado.

En su mente el joven se preguntaba si debía consultar lo ocurrido con su tío o con el Golem negro, pero eso no le garantiza nada, por un lado, Enrique desconoce la existencia de la ventana violeta, y el Golem negro probablemente evada la pregunta al no poseer la plausibilidad suficiente.




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