El presente de los miedos

Capítulo 24

17 de junio de 2014

 

Tras prepararme el desayuno, me senté para comerlo. Aquel día me había levantado temprano y me daba tiempo a tomármelo todo con más calma antes de ir al trabajo. Me gustaba el turno de mañana, ya que el escocés no era lo suficiente madrugador como para andar molestando antes de la una de la tarde.

 

Entre cucharada y cucharada de avena con frutas husmeaba mi teléfono móvil. Casi me caí para atrás al ver la gran aceptación que la última foto que habíamos subido apenas hacía unas horas de Jacquie con un nuevo conjunto había causado. La cuenta ya contaba con más de veintidós mil seguidores. Me daba vértigo pensar que mis diseños estaban a alcance de miles de personas, pero intentaba tomármelo con positividad. Gustaban, y eso era algo a lo que siempre le había tenido miedo. Un diseñador de moda sin la aceptación del público no es nada.

 

También me sorprendía la de gente que me preguntaba si estaban a la venta. Para mí, ver a las chicas pasear con ropa diseñada por mí era la cima de mi sueño, pero aún me quedaba lejano.

 

—Buenos días —saludó Jasmine con los ojos casi cerrados.

 

—Uy —dije bloqueando el teléfono—. ¿Qué haces tan temprano despierta?

 

—Hoy tengo que ir al médico... y apenas he podido dormir.

 

Tomó asiento a mi lado.

 

—¿Quieres? —Le ofrecí mi tazón de leche e introdujo la cuchara para comer un poco—. ¿Me llamarás con lo que sea?

 

—Claro, Jojo.

 

—¿Qué tal con Asher?

 

Nada más escuchar aquel nombre, mi hermana sonrió ampliamente.

 

—Bien... también quiere que le avise con lo que sea.

 

—Y... ¿sois amigos, sois...? ¿Qué sois, exactamente? —me interesé. La verdad que esa duda me surgía de vez en cuando.

 

—Sí, somos amigos...

 

Entrecerré los ojos.

 

—Buenos amigos, nada más —agregó—. ¿Y tú y... Elliot? Me encantaría conocerle.

 

La que sonrió como una tonta en ese momento fui yo. Llevábamos varios días sin vernos demasiado –él estaba bastante ocupado pero no sabía precisamente con qué–.

 

—Él a ti también —contesté—. Y bueno, también somos amigos.

 

—¡No te creo! —exclamó riendo—. No te creo. ¡Te brillan los ojos, Jojo! Recuerdo el día del partido de fútbol... ¡cómo te pusiste cuando el se mareó!

 

—Tú también te pondrías así por Asher...

 

—¡Pues por eso!

 

—¿Por eso qué?

 

Jasmine suspiró. Rascó su nuca y sonrió levemente.

 

—Te gusta Elliot, y a mí me gusta Asher.

 

Su confesión me hizo sonreír.

 

—Es verdad, me gusta Elliot —respondí—. Pero por ahora no podemos tener... nada serio.

 

Me levanté y recogí mi desayuno.

 

—¿Por qué? —preguntó.

 

Me giré a ella. ¿Por qué? Pues porque no quería que se sintiera apartada.

 

—Tengo prioridades...

 




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