El presente de los miedos

Capítulo 27

23 de junio de 2014

 

Abrí los ojos y ahí estaba, el mejor despertar de toda mi vida. Tenía la cabeza sobre su pecho, viviendo su entrecortada respiración, mientras él acariciaba mi cabello y me miraba con admiración.

 

Alargué mi mano y la posé sobre su cara, desperezándome. Pude notar su bella sonrisa en la palma de mi mano, la cual deslicé para poder observarla.

 

—Uhm... ¿cuánto llevas despierto? —pregunté abrazándome fuertemente a él, notando aún su cuerpo desnudo junto al mío.

 

—No lo sé, un rato. ¿Qué tal has dormido?

 

—Bien... —Sonreí—, muy bien. ¿Te he molestado mucho? Creo que me muevo mucho por las noches.

 

—No importa —respondió acariciando mi mejilla—. ¿Qué quieres de desayunar?

 

—Qué pregunta es esa... —murmuré subiendo a horcajadas sobre su pecho—. A ti, te quiero a ti.

 

Sonriendo, Elliot rodeó mi cuello con sus dedos e impulsó mi rostro hasta el suyo para besar mis labios dulcemente.

 

—¿Quieres que nos duchemos juntos?

 

—¡Sí! —exclamé—. ¡Sí que quiero!

 

Elliot y yo nos levantamos de la cama y nos dirigimos directamente a su cuarto de baño. Como ya estábamos desnudos, solo tuvimos que templar la temperatura y acto seguido, sumergirnos en el torrente de agua. Mientras las primeras gotas se resbalaban por nuestro cuerpo, Elliot y yo nos besábamos. Sus dedos deslizándose por todo mi cuerpo mientras el agua corría por mi piel era una sensación profundamente grata. Continuó acariciándome hasta que sus dedos llegaron a mi entrepierna, hundiéndolo uno a uno en mi interior.

 

—Uhm... joder —jadeé aferrándome a su cuerpo mientras él continuaba con gloriosos movimientos.

 

—¿Te gusta?

 

—Me encanta... ¡Ah, joder!

 

Elliot continuó tocándome hasta que, inevitable, exploté en mil emociones. Elliot sonrió satisfecho. Después, agarró una esponja y la untó en un gel que olía delicioso, para restregarla con mimo primero por mi espalda, después por el resto del cuerpo.

 

—Quiero decirte algo, pero no quiero asustarte —murmuró mientras continuaba enjabonando mi espalda.

 

—Dilo, no lo vas a hacer. Al menos voy a intentarlo.

 

Elliot rio y me dio la vuelta para que nuestras frentes se unieran.

 

—No sé qué has hecho exactamente en mí, pero creo que debe ser algo mágico porque no quiero apartarme de tu lado. En este momento eres, increíblemente, la persona que más me importa en este mundo, Josephine. Nunca había deseado tanto cuidar de alguien y que alguien cuidara de mí. Te quiero —Apartó un mechón de mi rostro, el cual estaba usando para esconder mi semblante emocionado—. Te estoy comenzando a querer de una forma que llega a asustarme un poco.

 

—Yo también te quiero, Elliot. No sé qué sería de mí en estos momentos sin ti. No quiero imaginarlo.

 

—Sin ti no sería nada. Ambos lo sabemos. Y nunca podré agradecerte todo lo que has hecho por mí sin ni si quiera conocerme.

 

—Estamos conectados, Elliot. De todas las maneras. Y eso hace de lo nuestro lo más especial que he tenido en la vida.

 

Elliot asintió, emocionado. No le quedaban palabras por decir. Sin necesidad de escuchar nada más, acerqué mi boca a la suya y le besé. Sentí todas las emociones y todos los sentimientos que él había sido incapaz de verbalizar, y me sentí la mujer más afortunada del mundo.

 

* * *

 

28 de junio de 2014




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