El primer amor de Lara

capitulo 2

Capítulo 2

 

—¿Lo puedes creer, mamá? ¡Él quiere que yo esté en su graduación! —Lara saltaba por todos lados en la sala de su casa mientras reía a carcajadas. Estaba haciendo todo el escándalo que no pudo hacer frente a Dante. Eso habría sido vergonzoso.

Marie trató de sonreír ante el entusiasmo de su hija, entusiasmo que le preocupaba de gran manera. Lara estaba creciendo y ese gran cariño que declaraba por el vecino de enfrente –que era casi diez años mayor que su pequeña–, la había comenzado a inquietar, sobretodo porque empezaba a sospechar que Lara ya no lo veía como el chico que la había salvado de ser arrollada.

Dante era un buen chico, jamás se le había visto con una chica y otra lo que lo sacaba del rango de mujeriego, mucho menos haciendo de playboy, confiaba en él, sabía que no se aprovecharía de una niña. Estaba segura que veía a Lara como una pequeña hermana a la que debía proteger y su intuición de madre le decía que sus sentimientos eran sinceros, por eso mismo dejaba que su hija pasara tiempo con él y esa era la razón por la cual le preocupaban los sentimientos que su pequeña estaba comenzando a exponer, estaba casi segura que su hija tendría su primera decepción amorosa.

—¡Para, estás loca! —gritó Damián. Lara paró en seco a ver a su pequeño hermano de seis años que hacía sus tareas en la sala, se acercó a él y comenzó a besar sus mejillas sin parar mientras el pequeño se retorcía tratando de alejarse de ella— ¡Mamá!

Hans entró en el mismo instante que su hijo lograba sacarse a su hermana de encima y corría hacia él escondiéndose tras sus piernas, el hombre miraba hacia todos lados sin entender qué pasaba, solo parecía que Lara, esa pequeña a la que quería como si fuera su hija, estaba muy feliz.

 

 

—Estás preocupada —Hans alzó las manos en señal de paz ante la mirada fulminante de se esposa.

Marie suspiró arrepentida a los cinco segundos y caminando hacia su esposo rodeó su cintura abrazándose a él. Hans llegó a su vida cuando no estaba interesada en una relación, pero con esa personalidad chispeante —y cuerpo envidiable— hizo que comenzara a gustarle de una manera casi desesperada, pero cuando realmente se ganó su corazón fue cuando vio que se esforzaba por ganarse el cariño de Lara y comprendió que Roger —por ser el padre de su hija— siempre sería parte de su vida.

—Lo siento, cariño —susurró pegada a su pecho. Hans la rodeó con sus brazos y dejó un beso sobre su cabeza—. Tienes razón, estoy preocupada por Lara, no quiero que a mi bebé le rompan el corazón.

—¿Lo dices por Dante? Es un buen chico y la quiere.

—Sé que es un buen chico y que la quiere. Pero me temo que no de la forma que ella a él —se separó un poco para poder ver a Hans a la cara—. Creo que Lara está enamorada de él.

—No creo que él se vaya a aprovechar de eso.

—Tampoco lo creo, pero tampoco puedo estar segura.

—¿Qué es lo que más te preocupa nena, que él no sienta lo mismo o la diferencia de edad?

—Ambas.

Quizá estaba exagerando o tal vez estaba teniendo una pequeña crisis al ver que su bebé estaba creciendo pero había algo que no la dejaba estar tranquila. Se preguntó si debía hablar con Roger, cuando él se fue —porque la empresa en donde trabajaba lo necesitaba en otra ciudad— las únicas cosas que le pidió fueron que cuidara de Lara y que jamás le ocultara lo que sucediera con ella.

—¿Crees que deba decirle algo a Roger o estoy siendo paranoica? —vio angustiada a su esposo que asintió a ambas cosas, fruncido el ceño bajo su mano para darle una nalgada.

Hans sonrió con ternura. Lo primero que llamó su atención de Marie fue ese amor incondicional y ese complejo de mamá gallina que solo se exacerbó al nacer Damián. Inclinó su cabeza y dejó un suave beso en los labios de la mujer que amaba antes de abrazarla con todas sus fuerzas. ¡Dios, como amaba a esa mujer!

 

 

Lara, tumbada sobre la cama, miraba el techo de su habitación ajena a la preocupación de su madre. En ese momento —aunque ya le dolían las mejillas— nada podía borrar la sonrisa de su rostro, Dante la quería en su graduación y eso la llenaba de felicidad.

En realidad, ese chico podía invitarla a botar la basura al depósito de la esquina y ella sería feliz. Así de enamorada estaba.



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En el texto hay: decepciones, primer amor, amigo enamorado

Editado: 11.05.2019

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