La batalla por la hermosa vicepresidenta del consejo estudiantil estaba por comenzar. Tenía tanta confianza en mí, que sabía que alguien como Jung no terminaría siendo la pareja de Hye, sin embargo, para ser sinceros, desde muy el fondo tenía miedo que ese nerd tuviera una mínima oportunidad.
El primer paso para acercarme a ella, ya lo había concluido ayer. Ya había logrado romper el hielo conversando en el comedor, lo siguiente sería mantener una conversación más larga con ella ¡no sólo una! Tantas como fueran posibles.
Si me arreglaba mucho mejor a como casualmente lo hacía, podía darle altas expectativas de mí a la vicepresidenta, tampoco llegaría tarde al instituto, porque podría ser que el estúpido Song Jung se encontrara con la linda de Hye, conversando a las 6 de la mañana. Creo que fue la primera vez que llegué temprano al instituto. No había nadie frente a la puerta principal o tan siquiera estaba abierta. Estuve esperando poder entrar al menos unos 30 minutos o quizá una hora... pero la espera había valido la pena, Hye se acercaba al instituto al lado de una amiga suya. ¿Qué iba importar si me acercaba a las dos e interrumpía su conversación? Me acerqué, en verdad no tenía ningún tema en mente o algo que pudiera decir ¿tenía que saludarla con un "buenos días" o eso es muy anticuado? ¿era mejor decir simplemente un "hola"? Ya no había tiempo para estar pensando en esos detalles, Hye estaba frente mío.
—¿Pasa algo, Lee Ryan...?
—Bolas.
¡Definitivamente la había cagado! ¿de dónde había salido ese estúpido saludo?! ¡agh! ¡que la tierra me trague hasta el núcleo y me funda con la lava! Quise irme de ahí lo más rápido posible, desaparecer, volver a los Estados Unidos, que ella me bloqueara de todas sus redes sociales, aunque... ni siquiera nos teníamos agregados en Facebook...
—... ¿Bolas? —preguntó Hye con una gran sonrisa y seguido de unas cuantas carcajadas. Su amiga la vio reír un tanto extrañada y yo traté de seguirle las risas un poco más... decente.
—Lo lamento... quería decir "hola" y agregué una "b" por accidente. No quería ofenderte o algo así, lo lamento.
—¿Ofenderme?
—¿No estás ofendida?
—Para nada. El hijo del actor Lee Maverick definitivamente nació para grabar programas de comedia.
Le dediqué una sonrisa y mis mejillas se calentaron; estaba sonrojado. Desvié la mirada hacia un costado y ella acarició mi mejilla, de algún modo hizo que ambos intercambiáramos miradas y quisiera derretirme.
—Estás muy rojo ¿estás apenado por tu saludo o porque soy bonita?
—¿Sonrojarme por ti? No, no, no, no, no... fue por el saludo, ¡definitivamente!
Hye bajó su mano y sus ojos mostraban más vacío que las páginas de mis libretas, creo que se había ofendido esta vez.
—¡No me malentiendas!
Las puertas del instituto finalmente habían abierto y ella pasó de largo frente mío, como si no nos conociéramos en absoluto.
—¡Dong Hye! ¡Eres muy bonita, no malentiendas mis palabras!
La vicepresidenta del consejo estudiantil se detuvo en medio del pasillo, el cual se empezó a llenar cada vez más y más; más rápido de lo que se llenan mis publicaciones de comentarios en las redes sociales, bueno, ni tanto así.
Otra voz ajena a los murmullos de los estudiantes, la mía y la de Dong Hye, gritó el nombre de la vicepresidenta. Era la voz del gran estúpido e insoportable Song Jung.
—¿Hoy llegaste temprano, Dong Sunbae?
—Sí, tenemos que arreglar las actividades para el festival de verano. Necesito que me digas lo que tiene planeado hacer tu club.
—Lo haré y te lo entregaré antes de que acabe el día.
—Y si piensas postularte para formar parte del consejo, también tienes que pensar qué harás. Ten por seguro que votaré por ti para tener al lindo Song Jung Hoobae como compañero.
El rostro de Jung también parecía haberse enrojecido por el cumplido de Hye. Así que ese nerd tenía planeado postularse para estar con la vicepresidenta, era momento de meterme en su conversación.
—¿Postulación para estar en el consejo estudiantil?
Entonces el enrojecido rostro de mi socio, había cambiado completamente; volvió a su color y a pesar de no hacer ninguna expresión de odio a mi persona, pude sentirlo mediante la forma en cómo me miraba. Esa era su técnica; mostraba hipocresía de la buena cuando él, Hye y yo estábamos cerca.
—Sí— respondió la presidenta, sonriendo.
—Debes tener buena reputación en el instituto para tener más oportunidades de quedar en el consejo estudiantil, Lee Ryan—comentó Jung.
—No pienso postularme, ni quiero explicaciones, cerebrito.
—Que bien, no sé qué sería del consejo estudiantil si quedas tú el siguiente año.
Estaba furioso... haciéndome quedar mal frente a la vicepresidenta, no iba tolerar una ofensa más viniendo de Song Jung. Sin pensarlo, lo tomé de la camisa y estando a nada de golpear su rostro tantas veces la energía de mi cuerpo me diera o la razón me detuviera. De pronto sentí las cálidas manos de Dong Hye sobre mi muñeca. Ella lucía enfadada.