El primer amor nunca funciona

Dejar nuestras diferencias de lado

Jung nos hizo ir al instituto el fin de semana para arreglar el jardín. Convenció a los integrantes de su club feo diciendo que les pasaría el primer examen que fuéramos a realizar en segundo grado. En fin, yo no sólo vine por ese examen, vine porque iba cuidar que no se le acercara a Hye. Dentro de dos semanas sabríamos en la ceremonia de graduación, quienes formarían parte del consejo estudiantil.

A pesar de no tener clases, todos fuimos con uniforme.

Incluso trabajé en la misma zona del jardín donde estaba Jung, arrancando flores y hierbas.

—Oye Jung.

—¿Qué quieres?

—Si en dos semanas te nombran como un miembro del consejo estudiantil, ¿qué harías?

—¿Recuerdas lo que dijo Thanos en una de las películas de Marvel?

—¿Eh? — lo miré confundido— ¿Cuál de todas?

—"Al fin descansare, y veré el amanecer de un universo agradecido"— proclamó Jung, arrancando un hierbajo.

—Great! — reí— no imaginé que vieras de esas películas.

—Las veo por mi hermano mayor.

—¿Tienes un hermano mayor? ¿Por qué no me dijiste?

—No me preguntaste y además no tengo por qué decirte.

—Estás contradiciéndote— sonreí.

—¡Claro que no! — Jung respondió enrojecido de la vergüenza— ¿Qué estás esperando? Las flores no se plantarán solas.

Sin borrar la sonrisa de mi rostro, seguí con mi tarea encomendada. Un silencio creció entre nosotros y nuevamente fue destrozado por mis palabras.

—Jung.

—¿Ahora qué?

—Si te vuelves miembro del consejo estudiantil, ¿dejarás el club?

—¿Por quién me tomas? No voy a dejarlo hasta que salgamos del instituto y me encargaré de conseguir un presidente digno.

—Entiendo, me suponía que no ibas abandonar el club, pero...

—¿Qué?

—Si te vuelves miembro del consejo estudiantil, ¿dejarás de hablarme? —detuve mi trabajo y lo miré con seriedad.

Mi pregunta fue más que nada un impulso. ¿Por qué había cuestionado eso? Nuestra relación nunca fue buena, evidentemente porque somos rivales de amor, socios o como sea que queramos llamarlo, pero hasta la fecha, la persistencia de mis sentimientos hacia la presidenta había avanzado tanto, ciegamente, como suele ser comúnmente un joven amor y creo que también mi relación con Jung lo había hecho. Sí, éramos más como amigos. ¿Qué estoy diciendo? Esto es tan contradictorio.

—¿A qué punto quieres llegar preguntándome eso? —preguntó Jung, quien igualmente detuvo su trabajo.

—No lo sé ¿dejarás de hablarme?

—Si no lo sabes, no tengo porqué responder esa pregunta.

—¿Dejarás de hablarme?

Jung suspiró.

—Jung, respóndeme, por favor.

—Nosotros no hablamos mucho.

—Quizá sea cierto, en cambio, hemos salido a lugares gracias a nuestra rivalidad de amor ¿no? Somos como amigos.

—Sí, pero no tiene nada que ver con ser amigos.

—Lo tiene.

—¿Por qué?

—Antes solías evitarme y ahora nos hemos vuelto un poco más cercanos.

—Me parece genial la idea de tener una mascota en el club, es original. 

No fue la respuesta que me esperaba, sentía que mi felicidad era similar a la de un perro que no había visto a su dueño en todo el día y que, por la noche, llegara agotado, con un premio para su mascota, para compensar su perseverancia. Creo que desde hace tiempo comencé a disfrutar el tiempo en que pasaba con Jung y sin pelear por Hye. 

—Me alegra escuchar eso de ti— sonreí.

—¿Por qué estás satisfecho con mi respuesta? — preguntó Jung, extrañado— Aborreces mi presencia y te burlas de ella ¿es por eso? No, no tengo que preguntar algo obvio.

—Es verdad, no tienes que preguntar algo obvio. Tendremos rivalidad por Hye, pero fuera de ese tema creo que eres una agradable persona.

—Estás ciego.

—¿Qué? ¡Pero estoy diciendo la verdad! Si no te obsesionaras tanto a los prejuicios, al qué dirán las personas de ti, o no tuvieras temor o vergüenza de expresarte, serías la persona más cálida y gentil que nunca hubiera conocido. Ni la calidez de Hye o las palabras de Shin podrían alcanzarte.

Las mejillas de Jung volvieron a colorarse tanto que el color se extendió por toda su cara. No respondió nada y continuó con su trabajo. 

—Por cierto, Jung— volví a lo mío—. Después de que el festival termine voy a confesarle mis sentimientos a Hye. No planeaba decírtelo, pero ahora que somos más cercanos...

—No hay de qué preocuparse, Lee Ryan; tu confesión será la última que Hye escuche ese día.

 

 




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