El primer amor nunca funciona

No quiero empezar de cero

Al finalizar el primer período, salí y me encaminé hacia el salón del consejo estudiantil. Si no mal recuerdo, ella me mencionó ayer que estaría muy ocupada por los estudiantes de nuevo ingreso. Me había pedido por mensaje que le llevara su desayuno.

Cuando entré al salón del consejo estudiantil con su desayuno, ella estaba en el mismo escritorio de siempre, llenando papeles de una pila de hojas, no era la única que llenaba papeles; también estaban otros miembros ayudándola y entre ellos sobresalía Jung: el chico nerd de cabellos castaños e inestable personalidad que en algún tiempo fue mi rival de amor.

—Traje tu desayuno— interrumpí.

—¿Y no tocas la puerta antes de llamar? — protestó una chica que formaba parte del consejo.

—Lo lamento...

—Déjalo Moobon Hobae. Yo le dije que viniera y no tocara la puerta, nos podría interrumpir— Hye se interpuso.

—Da igual, también interrumpió cuando habló...— Jung se entrometió.

—Oh, Hola Jung— me acerqué a él, dejando de lado el propósito al que venía y el problema que había causado mi intromisión.

Jung hizo lo mismo que la primera vez en que lo conocí; me ignoró y siguió con lo suyo.

—¿Entonces como empezamos un nuevo año también te reinicias? —pregunté irónico.

No recibí respuesta alguna de Jung, él siguió leyendo los papeles y de vez en cuando escribiendo sobre ellos.

—Soy Lee Ryan ¿tú eres?

Jung alzó la mirada y acomodó sus lentes de montura roja. Me miró despectivamente, como lo hizo la primera vez— No seas estúpido y déjame trabajar.

—¡Hey! Tú eres el que actúa como estúpido— fruncí el ceño y le arrebaté su bolígrafo—. ¿Por qué actúas extraño? ¿Es porque Hye te...

Antes de poder terminar con mi oración, Jung pateó mi espinilla; un ardor recorrió la zona donde recibí el golpe y se volvió un dolor que invadió toda mi pierna. Dejé escapar algunas lágrimas y dejé la comida de Hye sobre el escritorio.

—No empiecen— dijo Hye con molestia.

Otro golpeteo proveniente de allá afuera detuvo la discusión entre ambos.

—¡Adelante! — exclamó Hye

Entró una chica de cabello corto y reluciente sonrisa; era de nuestra edad y la recordaba perfectamente, Era la chica que venía regularmente al club de biología en busca de la sabiduría de Jung

—¡Oh! La chica que venía al club.

—Sí, soy yo— afirmó la chica.

—¿Cómo dices que te llamas? — pregunté.

—Kim Young Mi.

Tardé en procesar su nombre ¡demasiado largo para aprenderlo todo! 

—Te llamaré Kim, es más fácil de recordar. 

Hye carraspeó— demasiadas personas aquí dentro. ¿Qué necesitas Kim Young Mi?

—Venía a dejarle el desayuno a Jung—sonrió dulcemente y dejó una pequeña caja de plástico junto con un par de palillos de metal cerca de la mesa donde estaba Jung—. Supuse que estarías muy ocupado y no tendrías tiempo para venir a la cafetería y comer.

Jung hizo lo mismo a cuando yo le dirigí la palabra; la ignoró y su rostro mostraba una expresión de pena ajena. Que placentero era saber que no era el único ignorado por ese enano.

—¿Jung-ssi? — preguntó Kim y se acercó a él lentamente.

Todos detuvieron su trabajo y juntos miramos a los dos en un silencio intrigante. Parecía que todos conocíamos el modo de Jung y sabíamos lo que sucedería.

—llévatelo— ordenó Jung sin mirarla.

—Pero tienes que comer— Kim insistió.

—No lo quiero y no somos nada para que me llames así.

—¿Por qué? No sabe mal.

—¿Acaso lo probaste? Con más razón, no lo comeré. Dáselo a alguien que necesite comer, porque ahora mismo no tengo hambre de tu comida. 

La chica guardó silencio, muy incómodo por cierto y Jung siguió con lo suyo como si nada hubiera pasado o como si no le importara la incomodidad que nos había causado a todos. Alguien tenía que romper ese silencio.

—Muchas gracias Kim— dijo Hye en nombre de Jung—. Jung ahora no tiene hambre porque estuvo comiendo de los dulces que nos entregan, pero me aseguraré de que él coma más tarde.

Los ánimos de Kim volvieron y eran expuestos con gesticulaciones. Dejó la comida sobre el escritorio.

—¡Gracias Dong Sunbae! —hizo una reverencia y después volvió donde Jung—. Gracias por aceptar la comida, espero que sea de tu agrado— sonrió y sus mejillas tomaron un rojizo color al mismo tiempo en que hacía una reverencia.

—Meh— respondió Jung.

Kim caminó hacia la puerta y antes de salir, se dio la media vuelta e hizo una reverencia.

—Muchas gracias y lamento las molestias.

Y sin más, se fue.

—Esa chica es agradable— miré a Hye.

—Sí, es una buena chica—Hye afirmó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.