El primer amor nunca funciona

Tu presencia me enferma

Después de que todo el trabajo duro del consejo estudiantil se había terminado tuve a libertad de ir a comer a la cafetería. La mayoría de las mesas estaban llenas como siempre y sin embargo eso no me impedía tomar asiento con desconocidos. Esa mañana desayuné cerca de una mesa donde estaban comiendo unas chicas que, con frecuencia me saludaban

Parecían conversar sobre temas cotidianos, chicos, sus modas, crushes y profesores; debido a que no tenía mucho que hacer me dediqué a escuchar sin poner total atención.

—¿Vieron cómo estaba ayer Kim Young Mi? — preguntó una de las chicas, la cual lucía un peinado extravagante de color rojizo.

—Sólo vi como el profesor la miraba ¿Por qué? — respondió su amiga.

—Porque me contó el porqué estaba así, de verdad, se veía súper graciosa.

La chica de cabello rojizo liberó una risilla. Su amiga junto con otra, la miraron con curiosidad y dejaron del lado a lo que venían.

—¿Qué fue lo qué pasó?

—Dios, te juro que tenía cara de idiota— comentó la chica de cabello rojizo—. Estaba sentada pero su mirada estaba picada en el libro, tipo perdida en sus pensamientos. Cuando terminó el primer período que fue cuando ustedes fueron al baño, me acerqué a preguntarle porqué estaba así en la clase del profesor de física, supuse que era porque a ella le gustaba, pero fue otra su respuesta.

—¿Cuál fue? 

—Me dijo que no estaba poniendo atención a esas aburridas fórmulas que ni siquiera puede recordar porque su mente estaba ocupada en el chico apuesto que le gusta, quien sigue amando sin tomar relevante el rechazo por parte de su crush. 

Sus amigas dejaron escapar un pequeño grito y estremecidas por el chisme que recién escucharon, preguntaron:

—¿Quién le gusta?

Guardaron un silencio entre las tres, de pronto sentí la mirada de dos de ellas sobre mí y decidí ignorar esta incómoda situación. Si rumoreaban de Kim Young Mi y su amorío, por ende, me señalarían a mí.

—¿Te dijo algo más? —preguntó una de sus amigas.

—La seguí. No terminó de contarme sobre su crush cuando se paró de su asiento y tomó sus libros, después salió del salón a toda velocidad. Creí que lo hizo por falta de interés en la clase antes de decidir seguirla, pero las cosas no fueron así... la razón de su partida fue el poder encontrarse con su crush cuando todos salían apresurados de sus salones. Noté que desde un principio ella no logró captar la dirección donde podría estar ese chico y en en exiguos instantes lo vi salir de su salón llevando con él su mochila, que pronto colocó en su hombro, para tomar un paseo por los pasillos de la institución, ella también lo había visto poco después. 

Kim Young Mi se veía a simple vista, satisfecha por haberlo encontrado y desde mi escondite vi como ella sacó una cámara, la trajo a escondidas porque nunca la vi traerla en sus manos, y tomó algunas fotos acompañadas de leves gemidos por la emoción.

Por las expresiones que alcancé a ver qué hacía, supuse que tenía esos pensamientos más mundanos que para su punto de vista eran románticos. 

En el segundo periodo quise volver a seguirla para enterarme mejor de todo lo que le hacía a ese pobre chico. Estábamos ya en la azotea y ella se escondió en una de las paredes.

—¿Dónde estabas tú? — interrumpió una de sus amigas.

—Fingí ir a ver el paisaje.

Su crush volteó de inmediato, pero no vio nada al igual que yo, supongo, sólo unas hojas traídas por el viento. Kim había desaparecido y supongo que bajó rápidamente las escaleras, tal vez iba a seguir contemplando a ese chico desde las fotos que tomó.

—Escuché un rumor acerca de ese chico.

¿Un rumor mío? No puede ser... Nadie se salva de los rumores estés en una institución, un trabajo o tu casa. Rezaba porque no fuera lo del festival o mi confesión.

—Escuché que lo habían rechazado, supuestamente— susurró una de las amigas.

—¿Quién? — preguntó la chica del cabello rojizo, susurrando.

Ellas empezaron a hablarse con señas y a mirar indiscreta mente a todos los presentes. Más incómodo no podía ser.

—Supongo que por eso dicen que anda con esa actitud y que por eso le cuesta integrarse aún más con el resto de sus compañeros.

—Él siempre fue un asocial.

Pensé en aquella forma en cómo me habían clasificado... no era un asocial.

Creía que con el rechazo de Dong Sunbae solo podrían utilizarlo para burlarse de mí. Era una carga emocional para lo que llevaba antes de las vacaciones... el recordar el tormentoso rechazo de Dong Hye me arrinconó a dejar la cafetería y dirigirme a la azotea de la escuela junto a mi reproductor de música; no quería escuchar más acerca de lo que hacía Kim Young Mi, ni tampoco estaba de humor para reclamarle.

No fue la primera vez que visité la azotea en la semana. iba siempre con el mismo propósito. No creí que el amor fuera capaz de hacerte sentir un completo asco, no obstante, esos pequeños ratos de soledad, mezclados con música y el sentir del viento me hacía abandonar poco a poco todo ese dolor. 




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