Algunas veces en el día o a la hora de dormir, repentinamente me preguntaba si Shin tenía razón o no sobre si mi relación era tóxica o no. Cuando se habla con Shin Sobre temas románticos ella siempre está en lo correcto, tal vez es porque ha pasado por varias historias amorosas que tienen distintos desenlaces.
Hoy había llegado algo temprano al instituto, aún no estaba la desagradable maestra de biología cuando entré al salón y saludé a los presentes; por supuesto que ahí estaba Jung. Todavía había una distancia entre nosotros, incluso terriblemente más grande a comparación de la que había al inicio del semestre.
Olvidamos a las personas por varias razones, como, por ejemplo, con el tiempo o la distancia, por problemas o malentendidos y por ende aprendemos a vivir sin ellas en muchas ocasiones, sin embargo, yo todavía sentía la terrible necesidad de ir y conversar con Jung o que al menos me insultara por alguna estupidez.
Jung nunca se encontraba en el club cuando yo iba, supongo que lo que quiere es evitarme.
¿Qué pasaría si me acercaba a Jung para conversar con él? Es iluso preguntarme eso sabiendo la respuesta, pero me gusta vivir con la esperanza de que volveremos a pasar tiempo juntos como antes.
Una vez más me acerqué a Jung y me senté detrás suyo.
—Oye Jung, lo lamento.
No esperé respuesta alguna de él, me levanté y volví a mi lugar.
La maestra llegó y no esperó ni un segundo más para comenzar la clase. Estaba explicándonos algo sobre las células vegetales o de las procariotas, sinceramente no estaba prestando atención; mi mente estaba en las nubes como siempre en esa clase.
No sé de qué momento a otro mi falta de interés en la clase guio mis ojos hacia ese estúpido chico nerd que tanto me evadía.
Suspiré y pensé en lo lindo que se veía prestando atención y apuntando lo que le parecía importante de la clase. Cambiaba de montura por semana, algunas veces repetía el color, sin embargo, casi siempre eran gafas sencillas; las que traía hoy eran repetidas, eran sus atractivas gafas de color rojo, pero ¿por qué demonios me parecía bastante lindo?
¡¿Quería dejar de verlo, quería volver mi mirada hacia la pizarra y volver a perderme en mis adentros, pero... la forma en como acomodaba sus gafas y la mirada tan intensa que tenía... agh... what the hell was wrong with me?! ¡¿Por qué estaba pensando que ese chico era lindo?! ¡¿Por qué era un cero a la izquierda Hye en este momento?!
Volví a mis sentidos y la profesora estaba gritándome.
—Lee Ryan ¿hasta cuándo vas a responderme? — preguntó la profesora con molestia.
—Lo lamento profesora.
—¿Te sientes bien?
—No profe— mentí.
—Dejaré pasar esto, ve al baño y lávate la cara.
—Así está bien.
—Ve a lavarte la cara.
—Profesora, no se preocupe.
—Si vas a seguir así, quiero que vayas a la dirección.
—Pero profesora...
—Ve a la dirección— la profesora miró a Jung—. Song Jung, llévate a Lee Ryan con el director.
Jung soltó un pesado suspiro y de mala gana me esperó a un lado de la puerta. No me levanté de mi lugar, claro, esa profesora no iba darme órdenes.
—Lee Ryan ¿vas a levantarte o voy a tener que ir a levantarte como niño pequeño? — dijo la profesora, furiosa.
—Sólo levántate, no me hagas perder más de la clase— comentó Jung con un tono mucho más bajo que la maestra y evitó a toda costa el contacto visual conmigo.
Me levanté poco después que Jung comentara aquello y sin prisa alguna salí del salón.
Durante el recorrido guardamos silencio, de verdad, tenía tantas ganas de hablar con él de lo que fuera, pero comenzaba a resignarme.
No recibí un regaño tan fuerte del director a comparación de los que da la profesora odiosa de Biología y regresé al aula cuando terminó esa clase, como si nada hubiera ocurrido. Había terminado el primer período y casi todos desalojaron el salón como era de costumbre, también yo tenía la costumbre de hacerlo para ir a ver a Hye, no obstante, hoy pensé: ¿Por qué no ella va a buscarme primero?
Pasaba el tiempo y ella no entraba por aquella puerta.
Empecé a ponerme de mal humor y un suspiro pesado llamó la atención de Shin, quien se alejó de sus amigas para ir a conversar un rato conmigo.
—Lee ¡Amigo! — se acercó sonriendo y se sentó detrás mío— ¿Qué te sucede?
—No es nada, Shin— desvié la mirada.
—¿No? Eres malo mintiendo, a pesar de saber actuar.
—Creo que es el mismo problema de siempre, no quiero hartarte con esto.
—No me hartas por eso, cuéntame—palmeó mi hombro.
—Siempre soy el que busca a Hye y esta vez quise que ella me buscara, el descanso del primer período ya está por terminar y ella no se ha aparecido.
—Quizá esté ocupada, ¿no crees?