Hice mi mayor esfuerzo para levantarme mucho más temprano y llegar antes de lo habitual, más bien, para llegar junto a Shin. Nuestro plan era arrinconar a Jung en la entrada del instituto y proponerle (por no decir obligarlo) que viniera con nosotros a una cita doble.
Cuando lo encontramos, nos paramos frente suyo.
—Jung, amigo Jung— dije extravagantemente.
—Lee, no somos amigos.
Jung nos pasó de largo, sin embargo, Shin sostuvo su brazo.
—Espera, escúchanos.
Jung se detuvo y miró a Shin con molestia.
—Si es para darme alguna carta, no voy a quedarme a leerla, ya tengo suficiente con Kim Young Mi.
—¡No! No es una carta, es más bien... una propuesta.
—No quiero.
—¡Ni siquiera te dijimos nada aún! ¡Escúchanos! — refunfuñé.
Jung soltó un pesado suspiro y apartó la mano de Shin. Creí que se iría, pero permaneció ahí parado.
—Queremos salir en una cita doble, pero Shin no tiene con quien ir y nos preguntábamos si querías venir con nosotros.
Jung tomó una bocanada de aire y poco después cruzó sus brazos, haciendo una mueca.
—En primer lugar, no tengo ni la menor idea de a dónde quieren ir. En segundo lugar, creo haberte dejado claro con mis acciones que no quiero tener otro tipo de relación contigo.
A lo lejos una chica gritó el nombre de Jung, cosa que hizo que él abriera más de lo habitual sus ojos, pegando un pequeño brinco de su lugar. La molestia que pintaba su rostro había cambiado por completo a una cínica sonrisa.
—Y en tercer lugar... estaría encantado de ir con Shin, ¿cuándo vamos a salir? — alzó la voz.
La chica que había gritado el nombre de Jung no era nadie más que Kim, ella se detuvo metros lejos de nosotros y vio sobre todo mal a Shin.
—Gracias Song— Shin sonrió—. ¿Puedes pasarme tu número? Haré un grupo para ponernos de acuerdo.
—Yo hago el grupo. Tengo el número de ese perdedor y supongo que invitará a su novia... también tengo el número de Dong Sunbae.
Shin le dictó su número e increíblemente los tres caminamos hacia el salón. Jung procuraba hablar únicamente con Shin y por cada pregunta que yo le hacía, él desviaba la mirada y respondía cortante.
¿Por qué pensaba que su perfil era lindo? Fuck...
Al finalizar las clases ellos se fueron y yo esperé a Hye, a quien tampoco había ido a buscar durante todo el día ni ella a mí. Habíamos planeado todo sin mi novia, ni siquiera sabía si ella iba a aceptar.
Cuando salió me acerqué a ella y le sonreí.
—Hola Hye ¿Cómo te fue hoy?
—Bien— Hye hizo una pausa en sus palabras y de pronto su semblante cambió. La atmósfera se volvió incómoda—. Hemos estado muy distantes.
—Sí...
—Ayer no vinieron varios profesores y tampoco tenía nada que hacer en el consejo, hubiéramos estado juntos sino fuera por ti, es tu culpa.
—¡¿Mi culpa?! ¿Por qué mi culpa?
—¡Porque no fuiste a buscarme! Hubiéramos estado juntos, pero tú no quisiste.
—Hye, sí quería estar contigo, ¿tú fuiste a buscarme? No.
—Porque estabas con tu amiguita y supongo que cuando estás con ella o cuando no me buscas, no quieres estar conmigo.
Sus justificaciones absurdas me ofendían, me enfadaba que pensara de esa forma, me molestaba demasiado.
—Así que soy yo quien debe buscarte siempre ¿por qué no lo haces tú también?
—Porque supongo que no quieres verme.
—Entonces en esto sí es cuando yo quiera, ¡genial!
—Lee, ya no te enojes ¿sí? — besó mi mejilla.
Sabía que, si seguía con el tema, ella seguiría excusándose, por lo que opté en mencionarle desanimado sobre la cita doble. Al diablo si no quería ir, iría con ellos dos en ese caso.
—Shin y Jung quieren salir a una cita doble con nosotros, Jung hará el grupo ¿quieres venir?
Hye me miró desconcertada y después hizo una mueca extraña.
—¿Jung tiene novia?
Pensé en Kim y seguido a Shin, creo que no tenía novia o al menos de eso estaba enterado, que molesto.
—Creo que sí.
—¿Tan rápido se enamoró de alguien?
—No lo sé, Hye, ¿eso debería importarme? Lo único que quiero saber ahora es si vamos a ir o no.
—Sí, vamos.
Tomó mi mano y caminamos hacia la parada de autobuses en silencio. Era un poco tarde para que estuviera todavía en la escuela y debía llegar a mi casa a terminar algunas tareas que los profesores nos habían dejado, así que era de esperarse que tuviera que irme temprano, ¿no?
—Oye, tengo que irme temprano a casa.
—¿Tan temprano...? No nos vimos estos dos días y ya quieres irte... ¿no quieres verme?