El primer amor nunca funciona

Lo siento, pero es Jung a quien extraño más

No supe que más decirle a Jung al respecto, bueno, en realidad sí, pero por su orgullo o pesimismo, negaría todas las palabras y cumplidos, así que sería en balde seguir con el tema. 

Cada una de las chicas llegaron tiempo después a la mesa con una bandeja y un par de hamburguesas (fueron en total 4). Habían tardado porque hubo problemas con los pedidos,- No les dieron muchas explicaciones.

—¿Qué tanto conversaron mientras nosotros no estábamos? —dirigí mi pregunta hacia Shin.

—No mucho, cosas de chicas. ¿Y ustedes? 

—guys stuff. We knew some things about us that we didn't know today, right Jung?

Jung asintió sin pensarlo mucho.

—Ya veo.

—¿Comeremos? La comida se enfriará si seguimos conversando— comentó Jung.

Todos tomamos una hamburguesa y procedimos a degustarla. Los coreanos también comen completamente distinto a los norteamericanos y no lo digo por el tipo de comida, ni por los cubiertos (que obviamente no usamos en esta ocasión), los cuatro, sin excepción alguna, ¡comían con la boca abierta! Era el único que mantenía los modales en la mesa comiendo con la boca cerrada. Jung, Hye, Kim y Shin me miraban de vez en cuando de una manera extraña, una incomodidad nació en nuestra mesa. ¿Sería porque los veía extraño cuando comían? Ahora mismo quería decirles algo como "Hey, I eat like this! they can't judge me"

—Lee Ryan...—Kim habló con la boca llena— eres extranjero, ¿verdad?

—Sí, soy de Estados Unidos.

—Encajas en la imagen del norteamericano guapo que come comida chatarra en un comercial de comida.

—Gracias.

Hye rodó los ojos y tomó los pepinillos que había sacado de su hamburguesa; inmediatamente los dejó sobre la envoltura de la mía.

—Te los guardé.

—¿Estamos dándole lo que no queremos a Lee? — preguntó Shin y empezó a quitarle el queso a su hamburguesa, así dejándola sobre mi envoltura —Yo tampoco quiero esto.

—Te voy a dejar esto, Lee— Kim dejó una rebanada de tomate sobre mi servilleta.

Jung le quitó casi todo a su hamburguesa, dejando únicamente la carne. El resto lo dejó sobre mi envoltura.

—¡No soy un bote de basura!

Los cuatro me miraron en silencio e hicieron una reverencia en diferentes tiempos. Cada una se disculpó conmigo, a excepción de Jung... o él tenía otra forma de disculparse, quizá

—Vi que las demás estaban dejando lo que no querían y quise aprovecharlo— dijo Jung.

Suspiré pesadamente y metí en mi hamburguesa lo que todos dejaron; estaba sobrecargada.

— ¿Algo más?

—Nada más.

Tras terminar de comer pasamos a algunas tiendas cercanas, antes de haber abordado el tren. No encontramos nada, pero lo hicimos con el propósito de pasar todos más tiempo juntos por el día de hoy.

El sol estaba por ocultarse cuando abordamos el metro, venía más lleno a comparación de la mañana. Casi todo el camino fuimos parados y cuando un asiento estuvo libre, la afortunada en poder sentarse fue Hye. Me paré frente a ella y la observé de pies a cabeza. Podrá ser muy tóxica, pero físicamente sigue pareciendo la misma princesa de la que me había enamorado cuando llegué a la preparatoria Mangjeol. Era una lástima tener que dudar sobre si todavía el sentimiento que tenía por ella podría nombrarse como "enamoramiento".

—¿Qué te pareció el viaje? —dirigí mi pregunta hacia Hye.

—Nada mal, me hubiera encantado que vinieran mis amigas para poder tomarnos unas lindas fotografías.

—¿No te gustaron las que Shin tomó?

—Son lindas...

Suspiré y miré a través de la ventana del tren. A mi mente llegaron los recuerdos de cuando gustaba de ella y discutía con Jung sobre quién ganaría su corazón. Quise externarle estas aventuras, antes me aseguré que Jung estuviera lo suficientemente lejos para poder contarle entre murmullos.

—Recuerdo cuando todavía no salíamos y todo lo que tuve que hacer para que te fijaras en mí.

—¿Qué fue lo que hiciste?

—Pues, recuerdo que llegué al instituto y el primero con el que traté de hablar fue con Jung, cosa que me fue muy difícil porque él es tan... difícil de mantener una conversación...

—Lo entiendo.

—La primera vez que te vi me había enamorado de ti y días más tarde me había enterado que Jung también gustaba de ti, fue irónico, Jung se había convertido en mi primer rival de amor. Eres mi primer amor.

Hye sonrió con ternura y juntó ambas de las palmas de sus manos. Creo que por primera vez ella estaba poniéndome atención. Se sentía bonito poder decir más de dos palabras sin ser interrumpido, pero lamentable que fuera porque el tema era ella y no algo más.

—No sabes la guerra que se causó entre nosotros. Sabía que ganaría, pero tenía miedo porque parecía que Jung te conocía desde antes. Debo admitir que era entretenido discutir con Jung, ver su cara completamente enrojecida de la rabia, su ceño fruncido y su forma hiriente y pesimista de responderme... también tuve conversaciones con él sobre ti, nada fuera de lo común, por cierto. Extraño conversar con él, aunque sean gritos o respuestas cortantes lo que diga. 




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